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Entrevista a Mikel Santiago

"Me va mucho más escribir sobre sentimientos y temas familiares que hacer crítica social"

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Mikel Santiago nació en un pueblo marinero de Vizcaya en 1975. El piano de su hermana, que siempre resonaba por la casa, despertó en él un apetito muy temprano por la música. De sus primeras lecturas recuerda las obras de Sherlock Holmes, Los Cinco y Edgar Alan Poe. Cuando no está entre ordenadores, se dedica a escribir y a tocar la guitarra con su banda de blues-rock. ‘La última noche en Tremore Beach’, su debut literario, se convirtió en un fenómeno antes de su publicación e hizo que se le compare con autores como Stephen King, Jöel Dicker o John Connolly.

Pillé a Mikel Santiago recién estrenada su digestión. Una «fideuà» no demasiado copiosa había dejado huella en su estómago. Azotado además por un constipado irritante, comenzó nuestra charla sobre su tercera entrega, ‘El extraño verano de Tom Harvey’, en la que el escritor bilbaíno, bajo el esquema de una novela-problema tradicional, trata de desentrañar la muerte de Bob Ardlan, un famosos pintor asesinado en su mansión del Tremonte. Fideuà, alergia y novela negra, tres elementos tan buenos como cualquier otro para charlar de literatura policial durante un rato.

Mikel es la primera vez que te entrevisto, así que la primera cuestión surge sola: ¿qué significa para ti escribir?
Escribir es un acto de libertad, es la profesión soñada y no por el hecho de escribir sino por hacer algo creativo, autónomo, donde dejas caer tus reflexiones sobre la vida, que luego alguien lee y disfruta.

Tú también eres músico, o lo has sido, ¿existen muchas similitudes entre componer una canción y escribir una novela?
Quizá la parte de la letra de una canción sí se parezca a escribir una novela, porque las escribía ante el ordenador con una taza de café en la mano, pero la música desde luego que no. Para componer una melodía he de ponerme en modo rollo depresivo y tomarme unas cuantas cervezas.

Sigamos por la senda musical. Al igual que tú, Tom Harvey, el protagonista, es músico de jazz, ¿qué tenéis en común?
Hay algo de eso que llamamos un alter ego, de estar cómodo con una cierta parte de los protagonistas. Yo no hago sagas, al menos de momento, pero sí tengo claro que al lector le gusta reencontrarse con cosas familiares y hay aspectos de las novelas en las que me gusta que se reconozca esa salsa especial que se crea para facilitar la lectura.

Antes de ‘El extraño verano de Tom Harvey’ habías escrito thrillers, ahora sin embargo te embarcas en una novela-problema tradicional, ¿a qué se debe el cambio?
Sin duda por razones de higiene literaria. En mi primera novela me encontré a mí mismo; en la segunda profundicé por la misma senda; y en esta tercera fui un poco más consciente y me pregunté hacia dónde me dirigía. Mi intención es que la gente sepa que soy un escritor que ambiciona jugar en un campo más amplio, lo que también supone un reto no sólo para mí sino también para los lectores. Aspiro a que me escuchen y lean, quiero que mi aventura literaria sea como un teatro que selecciona la programación y a mí me encanta variar mucho. Si lo consigo o no es algo que veremos más adelante.

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Pero la novela policiaca de corte clásico ahora no parece atravesar un buen momento.
No sabía nada de eso, me preocupa tu pregunta [risas]

Me refiero a que los lectores ahora no parecen interesados en saber quién mato a quién, sino en rascar la superficie y sacar la mugre que se esconde debajo de la superficie.
Bueno, pues, precisamente yo lo que busco es una novela divertida, «disfrutona», lectura para el verano. Sé que para un escritor resulta poco ortodoxo hablar así, pero es uno de mis objetivos. A mí me va mucho más escribir sobre sentimientos y temas familiares que hacer crítica social. Si alguna vez la hago, será de rebote, busco un vehículo divertido. Como verás pongo las cartas boca arriba con facilidad.

El arranque de ‘‘El extraño verano de Tom Harvey’ es potente, hay dos muertos en las primeras páginas, ¿te interesa captar la atención del lector con rapidez?
Sí, creo que en los tiempos que vivimos nadie puede escapar de los conceptos del marketing y en las primeras páginas, como dice el anuncio del desodorante, es donde te la juegas. En ese primer capítulo es donde abro incógnitas e interrogantes que resolveré después. Hay que tener en cuenta que en la red se cuelgan los primeros capítulos de cualquier novela y, como la gente tiene el tiempo justo para leer, ahí es donde el escritor tiene la posibilidad de captar la atención de sus posibles lectores.

Está escrita en primera persona, ¿quizá esta voz narrativa sea la más complicada desde el punto de vista del escritor de novelas–problema o no tiene nada que ver?
En mi caso lo hago así por necesidad. La primera persona es la que mejor me sale. Con la tercera lo he intentado muchas veces pero no me funciona. Sin embargo, con la primera enseguida detecto si la cosa va bien y si me gusta o no como va saliendo la narración.

Está claro, o lo parece, que en tu literatura lo importante es la historia, la peripecia. De hecho la has escrito con un lenguaje muy cómodo para el lector, ¿esta novela admitiría un lenguaje barroco y florido?
Escribo intentando ser muy fresco. Suelto las expresiones como me salen y a veces las retoco o las cambio. En general, el ritmo general de mi novela es un pensamiento y creo que ahí radica la clave de mi estilo. Por eso lo que escribo se digiere mejor así que a través de unas frases muy pensadas. Alterno conscientemente la narración y el diálogo, pero eso es una herramienta que todo el mundo usa y conoce.

Tu narrador a veces opina e incluso pone sobrenombres o motes a ciertos personajes.
Me parece muy interesante filtrar un poco la realidad a través de reflexiones imperfectas. A veces, le editorial quiere corregirme cosas, pero yo me niego y les recuerdo que una obra tan importante como ‘El guardián entre el centeno’ está llena de incorrecciones, porque se trata de un monólogo. Insisto, quiero que mi voz suene fresca. Lo divertido del libro es que tú eres un voyeur que está en la cabeza de alguien que cuenta.

Por todo lo que explicas, me temo que tú no eres un escritor que se ciña a un guión rígido.
Al comienzo tenía claro quién era el asesino, ésa era la premisa inicial. Tenía todo el encaje y el motivo del asesinato, el resto lo he ido improvisando, rebotando ideas. Hubo personajes que empezaron siendo importantes, pero que luego quedaron aislados. La verdad que me ha costado decidir el peso específico de cada uno de ellos. También quería que el protagonista no fuera policía y escogí un «jazzman» al que tuve que rebajar de nivel, porque no podía comportarse como tal ante los sospechosos.

0906173Has escogido como escenario el Sur de Italia, ¿por qué?
Para tocar las pelotas a los de Bilbao [risas] que siempre me están pidiendo que escriba cosas de allí. Soy fan de ‘Maldad bajo el sol’ de Agatha Christie y me gustan los paisajes exóticos, que son los que mejor van para una novela de verano como ésta. Además, hacerlo así me recuerda mis comienzos, cuando perseguía la estela de autores que escribieron sobre Italia.

¿’El extraño verano de Tom Harvey’ tiene banda sonora?
No he estado apegado al jazz en toda mi vida, pero en mis últimos años he profundizado un poco y he caído mucho en Coltrane, no sé por qué pero su música me mueve la cabeza y la novela la he escrito escuchando sus temas. Y una vez acabada, al releerla, creo que se nota que está construida como si se tratase de un solo de jazz enloquecido.

Comenzaste publicando relatos cortos en una web, ¿algún día publicarás algún volumen de cuentos en formato papel?
Me encantaría hacerlo. Tengo bastantes cuentos escritos y son de una temática muy variada: juvenil, terror, ciencia ficción... Las editoriales escogen en función de las expectativas de los lectores y no sé qué puede pasar. Pero es un giro que terminaré dando y un día sacaré a la luz esos relatos que guardo en el cajón de mi mesa.

¿Próximos proyectos literarios?
De momento, ninguno. Siempre hay cosas moviéndose en mi cabeza, pero nada concreto. Llevo dos años muy a tope y estoy bastante cansado. Después del verano cogeré mi cuaderno de notas y empezaré a dar la brasa otra vez.

"Me va mucho más escribir sobre sentimientos y temas familiares que hacer crítica social"

Entrevista a Mikel Santiago
Herme Cerezo
viernes, 9 de junio de 2017, 08:26 h (CET)



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Mikel Santiago nació en un pueblo marinero de Vizcaya en 1975. El piano de su hermana, que siempre resonaba por la casa, despertó en él un apetito muy temprano por la música. De sus primeras lecturas recuerda las obras de Sherlock Holmes, Los Cinco y Edgar Alan Poe. Cuando no está entre ordenadores, se dedica a escribir y a tocar la guitarra con su banda de blues-rock. ‘La última noche en Tremore Beach’, su debut literario, se convirtió en un fenómeno antes de su publicación e hizo que se le compare con autores como Stephen King, Jöel Dicker o John Connolly.

Pillé a Mikel Santiago recién estrenada su digestión. Una «fideuà» no demasiado copiosa había dejado huella en su estómago. Azotado además por un constipado irritante, comenzó nuestra charla sobre su tercera entrega, ‘El extraño verano de Tom Harvey’, en la que el escritor bilbaíno, bajo el esquema de una novela-problema tradicional, trata de desentrañar la muerte de Bob Ardlan, un famosos pintor asesinado en su mansión del Tremonte. Fideuà, alergia y novela negra, tres elementos tan buenos como cualquier otro para charlar de literatura policial durante un rato.

Mikel es la primera vez que te entrevisto, así que la primera cuestión surge sola: ¿qué significa para ti escribir?
Escribir es un acto de libertad, es la profesión soñada y no por el hecho de escribir sino por hacer algo creativo, autónomo, donde dejas caer tus reflexiones sobre la vida, que luego alguien lee y disfruta.

Tú también eres músico, o lo has sido, ¿existen muchas similitudes entre componer una canción y escribir una novela?
Quizá la parte de la letra de una canción sí se parezca a escribir una novela, porque las escribía ante el ordenador con una taza de café en la mano, pero la música desde luego que no. Para componer una melodía he de ponerme en modo rollo depresivo y tomarme unas cuantas cervezas.

Sigamos por la senda musical. Al igual que tú, Tom Harvey, el protagonista, es músico de jazz, ¿qué tenéis en común?
Hay algo de eso que llamamos un alter ego, de estar cómodo con una cierta parte de los protagonistas. Yo no hago sagas, al menos de momento, pero sí tengo claro que al lector le gusta reencontrarse con cosas familiares y hay aspectos de las novelas en las que me gusta que se reconozca esa salsa especial que se crea para facilitar la lectura.

Antes de ‘El extraño verano de Tom Harvey’ habías escrito thrillers, ahora sin embargo te embarcas en una novela-problema tradicional, ¿a qué se debe el cambio?
Sin duda por razones de higiene literaria. En mi primera novela me encontré a mí mismo; en la segunda profundicé por la misma senda; y en esta tercera fui un poco más consciente y me pregunté hacia dónde me dirigía. Mi intención es que la gente sepa que soy un escritor que ambiciona jugar en un campo más amplio, lo que también supone un reto no sólo para mí sino también para los lectores. Aspiro a que me escuchen y lean, quiero que mi aventura literaria sea como un teatro que selecciona la programación y a mí me encanta variar mucho. Si lo consigo o no es algo que veremos más adelante.

0906171

Pero la novela policiaca de corte clásico ahora no parece atravesar un buen momento.
No sabía nada de eso, me preocupa tu pregunta [risas]

Me refiero a que los lectores ahora no parecen interesados en saber quién mato a quién, sino en rascar la superficie y sacar la mugre que se esconde debajo de la superficie.
Bueno, pues, precisamente yo lo que busco es una novela divertida, «disfrutona», lectura para el verano. Sé que para un escritor resulta poco ortodoxo hablar así, pero es uno de mis objetivos. A mí me va mucho más escribir sobre sentimientos y temas familiares que hacer crítica social. Si alguna vez la hago, será de rebote, busco un vehículo divertido. Como verás pongo las cartas boca arriba con facilidad.

El arranque de ‘‘El extraño verano de Tom Harvey’ es potente, hay dos muertos en las primeras páginas, ¿te interesa captar la atención del lector con rapidez?
Sí, creo que en los tiempos que vivimos nadie puede escapar de los conceptos del marketing y en las primeras páginas, como dice el anuncio del desodorante, es donde te la juegas. En ese primer capítulo es donde abro incógnitas e interrogantes que resolveré después. Hay que tener en cuenta que en la red se cuelgan los primeros capítulos de cualquier novela y, como la gente tiene el tiempo justo para leer, ahí es donde el escritor tiene la posibilidad de captar la atención de sus posibles lectores.

Está escrita en primera persona, ¿quizá esta voz narrativa sea la más complicada desde el punto de vista del escritor de novelas–problema o no tiene nada que ver?
En mi caso lo hago así por necesidad. La primera persona es la que mejor me sale. Con la tercera lo he intentado muchas veces pero no me funciona. Sin embargo, con la primera enseguida detecto si la cosa va bien y si me gusta o no como va saliendo la narración.

Está claro, o lo parece, que en tu literatura lo importante es la historia, la peripecia. De hecho la has escrito con un lenguaje muy cómodo para el lector, ¿esta novela admitiría un lenguaje barroco y florido?
Escribo intentando ser muy fresco. Suelto las expresiones como me salen y a veces las retoco o las cambio. En general, el ritmo general de mi novela es un pensamiento y creo que ahí radica la clave de mi estilo. Por eso lo que escribo se digiere mejor así que a través de unas frases muy pensadas. Alterno conscientemente la narración y el diálogo, pero eso es una herramienta que todo el mundo usa y conoce.

Tu narrador a veces opina e incluso pone sobrenombres o motes a ciertos personajes.
Me parece muy interesante filtrar un poco la realidad a través de reflexiones imperfectas. A veces, le editorial quiere corregirme cosas, pero yo me niego y les recuerdo que una obra tan importante como ‘El guardián entre el centeno’ está llena de incorrecciones, porque se trata de un monólogo. Insisto, quiero que mi voz suene fresca. Lo divertido del libro es que tú eres un voyeur que está en la cabeza de alguien que cuenta.

Por todo lo que explicas, me temo que tú no eres un escritor que se ciña a un guión rígido.
Al comienzo tenía claro quién era el asesino, ésa era la premisa inicial. Tenía todo el encaje y el motivo del asesinato, el resto lo he ido improvisando, rebotando ideas. Hubo personajes que empezaron siendo importantes, pero que luego quedaron aislados. La verdad que me ha costado decidir el peso específico de cada uno de ellos. También quería que el protagonista no fuera policía y escogí un «jazzman» al que tuve que rebajar de nivel, porque no podía comportarse como tal ante los sospechosos.

0906173Has escogido como escenario el Sur de Italia, ¿por qué?
Para tocar las pelotas a los de Bilbao [risas] que siempre me están pidiendo que escriba cosas de allí. Soy fan de ‘Maldad bajo el sol’ de Agatha Christie y me gustan los paisajes exóticos, que son los que mejor van para una novela de verano como ésta. Además, hacerlo así me recuerda mis comienzos, cuando perseguía la estela de autores que escribieron sobre Italia.

¿’El extraño verano de Tom Harvey’ tiene banda sonora?
No he estado apegado al jazz en toda mi vida, pero en mis últimos años he profundizado un poco y he caído mucho en Coltrane, no sé por qué pero su música me mueve la cabeza y la novela la he escrito escuchando sus temas. Y una vez acabada, al releerla, creo que se nota que está construida como si se tratase de un solo de jazz enloquecido.

Comenzaste publicando relatos cortos en una web, ¿algún día publicarás algún volumen de cuentos en formato papel?
Me encantaría hacerlo. Tengo bastantes cuentos escritos y son de una temática muy variada: juvenil, terror, ciencia ficción... Las editoriales escogen en función de las expectativas de los lectores y no sé qué puede pasar. Pero es un giro que terminaré dando y un día sacaré a la luz esos relatos que guardo en el cajón de mi mesa.

¿Próximos proyectos literarios?
De momento, ninguno. Siempre hay cosas moviéndose en mi cabeza, pero nada concreto. Llevo dos años muy a tope y estoy bastante cansado. Después del verano cogeré mi cuaderno de notas y empezaré a dar la brasa otra vez.

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