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El autor, César García, hace una comparación entre ambas culturas a través de elementos psicológicos de los habitantes de ambas culturas

“American Psique”: norteamericanos y españoles, polos opuestos

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César García, profesor de la Universidad Estatal de Washington, nos presenta las diferencias entre la cultura americana y la española. Los ciudadanos de Estados Unidos, por lo general, abogan por ser patriotas, confiados, serviciales e incentivados, mientras que los españoles suelen ser antipatriotas, desconfiados, familaristas y calculadores según el autor del libro.




"American Psique".


¿Cómo son los americanos? ¿Son tan simples como dicen algunos? ¿Les conocemos tan bien como creemos gracias a las noticias y las películas? ¿En qué se diferencian de los españoles? “American psique” responde a éstas y otras preguntas a través de un análisis pormenorizado de los elementos que conforman la psicología de los habitantes de los Estados Unidos en el siglo XXI.

El autor disecciona la forma de pensar de los americanos sin los prejuicios y anteojeras a que estamos habitualmente acostumbrados, aunque sin caer en la complacencia. Nos brinda el retrato de una sociedad caracterizada en su mayor parte por una serie de rasgos positivos, en gran parte ausentes de la realidad española, y que pueden explicar muchos de sus males actuales.

“American psique” es, por lo tanto, un ensayo ameno, repleto de datos y experiencias personales del autor, que dará claves al lector no solo para conocer mejor a los norteamericanos actuales, sino también a los propios españoles.

LA PSIQUE AMERICANA / LA PSIQUE ESPAÑOLA

- Ciudadanos patriotas: Creen que patriotismo y ciudadanía son el mismo concepto, identifican los símbolos y las instituciones nacionales con las libertades de que disfrutan. Su desapego con respecto a las tradiciones, productos locales o al nacionalismo deportivo es considerable. Los antipatriotas localistas, por el contrario, creen que ciudadanía y patria son conceptos disociados, desvalorizan los símbolos comunes pero combinan este desapego con un enfermizo amor a las tradiciones, al deporte de selecciones y a cualquier producto o idea que tenga un marchamo local.

- Confiados: Confían los unos en los otros, creen en la palabra dada y las relaciones sociales son predecibles. Desconfiados: Siempre en guardia, las palabras se las lleva el viento, la burocracia surge como reacción natural.

- Serviciales: Entienden el servicio a los demás como un imperativo de ciudadanía. Familiaristas y calculadores: Consideran que el tiempo y el dinero empleado en ayudar a los demás va en detrimento de la propia familia y, por tanto, rehuyen el compromiso social.

- Incentivados: Piensan que los incentivos son importantes para lograr la excelencia y el trabajo bien hecho. Desincentivados: Ven en los incentivos una fuente de desigualdad que les puede dejar en evidencia.

- Transparentes: Creen que todo debe saberse y, ahora que todo el mundo tiene que tener alguien a quien rendir cuentas, que el ejercicio del poder exige revelar mayor información. Opacos: La información quizás puede estar disponible pero debe ser difícil de encontrar, el ejercicio del poder o de la responsabilidad cualifica para ser menos transparente.

- Optimistas: Confían en el individuo que ha fracasado y ha aprendido de sus fracasos, piensan que la persona tiene la capacidad de reinventarse continuamente a cualquier edad. Ven, indudablemente, la botella medio llena. Son inconformistas. Dios les quiere. Fatalistas: Piensan que los fracasos son la prueba de que alguien no vale. Lo que no hayas hecho antes de los 30 años, no lo harás nunca es socialmente aceptable el dicho “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.” Se conforman con poco, pero se convencen de lo contrario. Dios (si es que existe aunque es altamente improbable), les odia.

- Libres: Prefieren fracasar, pero ser libres de hacer y elegir. Tomar decisiones no les asusta, aunque pueda tener consecuencias desagradables. Creen que el Estado se entromete demasiado en sus vidas, aunque pagan religiosamente los impuestos. Conservadores: Las decisiones personales son revolucionarias, los cambios solamente traen problemas. La mala suerte está a la vuelta de la esquina y hay que ser precavido. Creen que una buena gestión estatal y las regulaciones les protegen de los infortunios de la vida, aunque si pueden se escaquean a la hora de pagar los impuestos porque piensan que el Estado siempre está al servicio de intereses privados.

EL AUTOR

César García (Madrid, 1970), doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es actualmente profesor de comunicación en Central Washington University. Antes de su paso definitivo al ámbito académico, trabajó para diversas empresas de comunicación en España, donde ejerció como consultor de comunicación empresarial durante más de una década.

Ha escrito dos libros sobre historia de la opinión pública, La opinión pública en “Santayana” e “Historia de un estereotipo. Intelectuales españoles en Estados Unidos” (1885-1936). Es también autor de la introducción y la traducción, por primera vez, al español de un libro clásico de la historia de la opinión pública norteamericana, El público fantasma (“The Phantom Public”) de Walter Lippmann (Genueve Ediciones).

“American Psique”: norteamericanos y españoles, polos opuestos

El autor, César García, hace una comparación entre ambas culturas a través de elementos psicológicos de los habitantes de ambas culturas
Manuel Monfort
viernes, 13 de mayo de 2011, 09:19 h (CET)
César García, profesor de la Universidad Estatal de Washington, nos presenta las diferencias entre la cultura americana y la española. Los ciudadanos de Estados Unidos, por lo general, abogan por ser patriotas, confiados, serviciales e incentivados, mientras que los españoles suelen ser antipatriotas, desconfiados, familaristas y calculadores según el autor del libro.




"American Psique".


¿Cómo son los americanos? ¿Son tan simples como dicen algunos? ¿Les conocemos tan bien como creemos gracias a las noticias y las películas? ¿En qué se diferencian de los españoles? “American psique” responde a éstas y otras preguntas a través de un análisis pormenorizado de los elementos que conforman la psicología de los habitantes de los Estados Unidos en el siglo XXI.

El autor disecciona la forma de pensar de los americanos sin los prejuicios y anteojeras a que estamos habitualmente acostumbrados, aunque sin caer en la complacencia. Nos brinda el retrato de una sociedad caracterizada en su mayor parte por una serie de rasgos positivos, en gran parte ausentes de la realidad española, y que pueden explicar muchos de sus males actuales.

“American psique” es, por lo tanto, un ensayo ameno, repleto de datos y experiencias personales del autor, que dará claves al lector no solo para conocer mejor a los norteamericanos actuales, sino también a los propios españoles.

LA PSIQUE AMERICANA / LA PSIQUE ESPAÑOLA

- Ciudadanos patriotas: Creen que patriotismo y ciudadanía son el mismo concepto, identifican los símbolos y las instituciones nacionales con las libertades de que disfrutan. Su desapego con respecto a las tradiciones, productos locales o al nacionalismo deportivo es considerable. Los antipatriotas localistas, por el contrario, creen que ciudadanía y patria son conceptos disociados, desvalorizan los símbolos comunes pero combinan este desapego con un enfermizo amor a las tradiciones, al deporte de selecciones y a cualquier producto o idea que tenga un marchamo local.

- Confiados: Confían los unos en los otros, creen en la palabra dada y las relaciones sociales son predecibles. Desconfiados: Siempre en guardia, las palabras se las lleva el viento, la burocracia surge como reacción natural.

- Serviciales: Entienden el servicio a los demás como un imperativo de ciudadanía. Familiaristas y calculadores: Consideran que el tiempo y el dinero empleado en ayudar a los demás va en detrimento de la propia familia y, por tanto, rehuyen el compromiso social.

- Incentivados: Piensan que los incentivos son importantes para lograr la excelencia y el trabajo bien hecho. Desincentivados: Ven en los incentivos una fuente de desigualdad que les puede dejar en evidencia.

- Transparentes: Creen que todo debe saberse y, ahora que todo el mundo tiene que tener alguien a quien rendir cuentas, que el ejercicio del poder exige revelar mayor información. Opacos: La información quizás puede estar disponible pero debe ser difícil de encontrar, el ejercicio del poder o de la responsabilidad cualifica para ser menos transparente.

- Optimistas: Confían en el individuo que ha fracasado y ha aprendido de sus fracasos, piensan que la persona tiene la capacidad de reinventarse continuamente a cualquier edad. Ven, indudablemente, la botella medio llena. Son inconformistas. Dios les quiere. Fatalistas: Piensan que los fracasos son la prueba de que alguien no vale. Lo que no hayas hecho antes de los 30 años, no lo harás nunca es socialmente aceptable el dicho “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.” Se conforman con poco, pero se convencen de lo contrario. Dios (si es que existe aunque es altamente improbable), les odia.

- Libres: Prefieren fracasar, pero ser libres de hacer y elegir. Tomar decisiones no les asusta, aunque pueda tener consecuencias desagradables. Creen que el Estado se entromete demasiado en sus vidas, aunque pagan religiosamente los impuestos. Conservadores: Las decisiones personales son revolucionarias, los cambios solamente traen problemas. La mala suerte está a la vuelta de la esquina y hay que ser precavido. Creen que una buena gestión estatal y las regulaciones les protegen de los infortunios de la vida, aunque si pueden se escaquean a la hora de pagar los impuestos porque piensan que el Estado siempre está al servicio de intereses privados.

EL AUTOR

César García (Madrid, 1970), doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es actualmente profesor de comunicación en Central Washington University. Antes de su paso definitivo al ámbito académico, trabajó para diversas empresas de comunicación en España, donde ejerció como consultor de comunicación empresarial durante más de una década.

Ha escrito dos libros sobre historia de la opinión pública, La opinión pública en “Santayana” e “Historia de un estereotipo. Intelectuales españoles en Estados Unidos” (1885-1936). Es también autor de la introducción y la traducción, por primera vez, al español de un libro clásico de la historia de la opinión pública norteamericana, El público fantasma (“The Phantom Public”) de Walter Lippmann (Genueve Ediciones).

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