El equipo de Calderón no ha conseguido ganar por más de un gol en toda la liga.
Albacete es, desde tiempos inmemoriales, tierra de navajas. La ciudad manchega ha crecido de la mano de sus dos símbolos más conocidos (dejando a un lado su feria), su industria cuchillera primero y su equipo de fútbol, el Albacete Balompié, después. Pues bien, parece que en la temporada 2010/2011, el que fuera conocido como queso mecánico se ha empeñado en hacer honor a su ciudad y vive constantemente en el filo del producto que durante siglos nos ha identificado. Y es que los manchegos han visto como sus partidos se deciden, generalmente, por un solo gol de diferencia.
El conjunto que dirige Antonio Calderón llega al ecuador de la competición (sólo queda un partido para la conclusión de la primera vuelta liguera) con 5 victorias, 8 empates y 7 derrotas en un total de 20 partidos disputados, de los cuales, sólo en dos de ellos el marcador final mostró más de dos goles de diferencia entre el Alba y su rival. Desgraciadamente, esto ha sucedido siempre en contra. En concreto, en las visitas a Las Palmas y Vigo donde los blancos salieron ampliamente derrotados.
Si nos centramos en las cinco victorias conseguidas hasta el momento por el Albacete, vemos como en ninguna de ellas, se ha logrado superar al equipo rival por más de un gol de diferencia. Dos de ellas, las dos primeras, ante Granada y Betis en el primer tramo de la competición, se saldaron por 2-1. Únicos partidos junto al que acabó en empate frente al filial del Barcelona en los que el Alba ha logrado perforar más de una vez las redes rivales. En todos los demás, Calderón ha tenido que lidiar con el auténtico peso que ha lastrado a su equipo, la inoperancia ofensiva que ha llevado a situar a su chicos como el cuarto peor equipo de la liga Adelante en lo que a goles a favor se refiere.
Los otros tres triunfos que engrosan el haber manchego han llegado en fechas recientes tras romper una malísima racha negativa de once jornadas sin ganar. Éstos, ante Numancia, Córdoba y Tenerife se dieron por la mínima y de una forma muy parecida y es que parece que el Albacete, ha encontrado, por fin, su estilo de juego que, por el momento ha servido para eludir los puestos rojos de la clasificación en los que se había caído.
Sin embargo, y a pesar de los buenos resultados obtenidos últimamente, el último encuentro liguero disputado en el Carlos Belmonte frente al Gimnástic de Tarragona puso en evidencia esta forma de entender el fútbol. Si bien el partido se desarrolló de manera análoga a los tres anteriores, una acción puntual, la misma que había dado la victoria al Alba en las jornadas previas, decantó finalmente el choque a favor de los catalanes. Y es que vivir continuamente en la cuerda floja, en ocasiones, depara sorpresas desagradables como la del pasado Sábado.
Sigue la reestructuración de la plantilla
En otro orden de cosas, tras ver debutar a todos los fichajes realizados durante este mercado invernal, el Albacete no ha dejado de trabajar en nuevos incorporaciones. Concretamente, dos nombres se han convertido en los principales objetivos de la secretaría técnica blanca: Campano y Dady. Ambos jugadores siguen negociando con sus clubes de origen, el Vaslui rumano y el Bucaspor turco respectivamente, su desvinculación y parece que en la próxima semana podrían convertirse en los últimos integrantes de una larga lista de refuerzos invernales.
Pero como se suele decir, antes de entrar hay que dejar salir y para ello, el Albacete busca acomodo a algunos de sus jugadores para obtener las fichas necesarias para estas últimas adquisiciones. Después de comunicar que no se contaba con ellos a Pina y Santacruz, desde el club albaceteño se viene trabajando en la cesión de algunos de sus hombres, como Alfredo o Baró, a equipos de Segunda B.