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José María Blázquez

Adaptación

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Hay hábitos cotidianos que, ya sea por costumbre o por falta de curiosidad, no me había parado a analizar. Por ejemplo, nunca me había planteado la diferencia entre descongelar naturalmente los alimentos y hacerlo mediante el microondas. Supongo que es algo que empiezas a cuestionarte cuando vives con un treintañero que acaba de descubrir el arte de la cocina. No obstante, no es el único caso que podemos encontrarnos. A veces no nos damos cuenta, pero gran parte de las películas que llegan a nuestras pantallas son fruto de adaptaciones. En función del género o características del propio proceso de transformación tenemos varias clasificaciones. Están los pastiches, las parodias, las adaptaciones libres,... La primera de ellas, por ejemplo, se produce cuando la adaptación, sea en el sentido que sea (de novela a cine, de cine a cómic, de cómic a videojuego, de videojuego a novela,... o viceversa), supone un punto de vista cómico no crítico sobre lo que se quiere contar. Que no tienen nada más allá que la risa fácil, para que nos entendamos. Las parodias, en cambio, juegan con el humor usando la ironía o el sarcasmo, presentando una visión crítica sobre algún aspecto de la misma. Gérard Genette, uno de los grandes estudiosos de la narrativa, describía en su libro ‘Palimpsestos’ como todas las obras están basadas en mayor o menor medida en otras anteriores. De igual modo, expresa cómo la denominación o clasificación de esta adaptación irá en función con los factores de relación (lúdico, satírico y serio) y de régimen (transformación e imitación) que se hayan utilizado en el proceso. De este modo tendríamos que, una obra que se base en otra consiguiendo transformar la idea o circunstancias que se dan el original puede ser una parodia (si es lúdica), un travestimiento (satírica) o una trasposición (seria). En el plano de la imitación podemos encontrarnos los pastiches (lúdica) y las imitaciones satírica y seria.

Por otro lado, nos encontramos el eterno dilema sobre la fidelidad. Durante muchos años se entendió que una adaptación era buena si contaba exactamente, con pelos y señales, aquello que nos narraba el original. Afortunadamente, esta concepción va cambiando poco a poco y en nuestros días ya empiezan a ser valoradas las que suponen unos cambios estéticos más evidentes. En otras palabras, no tiene porqué ser más fiel (o mejor) una adaptación que recrea el tiempo, espacio y personajes tal y como están presentadas en el original si ésta no respeta el espíritu del mismo. Y por el contrario, no tiene porqué serlo menos una que cambia todos los elementos de ambientación, época y personajes si responde a la misma idea que se sustrae de la obra en la que ha sido basada.

Otro asunto a tener en cuenta es, como ya nos avanzaba Genette, la problemática que existe entre la imitación (o copia) y la interpretación (transformación). Sobre estos y otros temas ya escribiré más adelante. En estos momentos, sólo me interesa plantear a modo de introducción el asunto y enlazarlo así con el comentario de los estrenos de la semana. Y es que tenemos multitud de casos. “Caza a la espía”, por ejemplo, es una película basada en la historia real de la agente secreta de la CIA, Valerie Plame. “La Boheme”, en cambio, lo está en la novela “La vie de Bohème” de Henri Murger, que a su vez es una adaptación de la opera de Puccini. Pero tal vez, la que más me ha llamado la atención es la de un film que se estrenará el próximo 23 de diciembre y del que recientemente se ha promocionado su trailer en nuestro país, “Gulliver’s Travels” (‘Los viajes de Gulliver’, en España), basada en la famosa novela del dublinés Jonathan Swift. Una de las principales razones que se argumentan a favor de hacer nuevos intentos de adaptación es la necesidad de actualización del tema, ambientación o del mensaje a nuestros días. Eso es lo que ha hecho que Joe Stillman (que colaboró en el guión de ‘Planet 51’ y ‘Shrek’) y Nicholas Stoller (más dado a las comedias como ‘Di que sí’) se embarcasen en la empresa de volver a llevar a la palestra a esta famosa historia de aventuras, centrándose principalmente en el periodo en el que Lemuel Gulliver conoce a los habitantes de Liliput, obviando el resto de situaciones en los que el protagonista se ve envuelto. Un extenso plantel de actores conocidos y una historia que suena es la combinación que ha elegido Hollywood, como viene siendo habitual por otro lado, para hacer de ésta película un éxito. Habrá que esperar a las navidades para comprobar si consiguen su objetivo.

Adaptación

José María Blázquez
José María Blázquez
sábado, 6 de noviembre de 2010, 09:40 h (CET)
Hay hábitos cotidianos que, ya sea por costumbre o por falta de curiosidad, no me había parado a analizar. Por ejemplo, nunca me había planteado la diferencia entre descongelar naturalmente los alimentos y hacerlo mediante el microondas. Supongo que es algo que empiezas a cuestionarte cuando vives con un treintañero que acaba de descubrir el arte de la cocina. No obstante, no es el único caso que podemos encontrarnos. A veces no nos damos cuenta, pero gran parte de las películas que llegan a nuestras pantallas son fruto de adaptaciones. En función del género o características del propio proceso de transformación tenemos varias clasificaciones. Están los pastiches, las parodias, las adaptaciones libres,... La primera de ellas, por ejemplo, se produce cuando la adaptación, sea en el sentido que sea (de novela a cine, de cine a cómic, de cómic a videojuego, de videojuego a novela,... o viceversa), supone un punto de vista cómico no crítico sobre lo que se quiere contar. Que no tienen nada más allá que la risa fácil, para que nos entendamos. Las parodias, en cambio, juegan con el humor usando la ironía o el sarcasmo, presentando una visión crítica sobre algún aspecto de la misma. Gérard Genette, uno de los grandes estudiosos de la narrativa, describía en su libro ‘Palimpsestos’ como todas las obras están basadas en mayor o menor medida en otras anteriores. De igual modo, expresa cómo la denominación o clasificación de esta adaptación irá en función con los factores de relación (lúdico, satírico y serio) y de régimen (transformación e imitación) que se hayan utilizado en el proceso. De este modo tendríamos que, una obra que se base en otra consiguiendo transformar la idea o circunstancias que se dan el original puede ser una parodia (si es lúdica), un travestimiento (satírica) o una trasposición (seria). En el plano de la imitación podemos encontrarnos los pastiches (lúdica) y las imitaciones satírica y seria.

Por otro lado, nos encontramos el eterno dilema sobre la fidelidad. Durante muchos años se entendió que una adaptación era buena si contaba exactamente, con pelos y señales, aquello que nos narraba el original. Afortunadamente, esta concepción va cambiando poco a poco y en nuestros días ya empiezan a ser valoradas las que suponen unos cambios estéticos más evidentes. En otras palabras, no tiene porqué ser más fiel (o mejor) una adaptación que recrea el tiempo, espacio y personajes tal y como están presentadas en el original si ésta no respeta el espíritu del mismo. Y por el contrario, no tiene porqué serlo menos una que cambia todos los elementos de ambientación, época y personajes si responde a la misma idea que se sustrae de la obra en la que ha sido basada.

Otro asunto a tener en cuenta es, como ya nos avanzaba Genette, la problemática que existe entre la imitación (o copia) y la interpretación (transformación). Sobre estos y otros temas ya escribiré más adelante. En estos momentos, sólo me interesa plantear a modo de introducción el asunto y enlazarlo así con el comentario de los estrenos de la semana. Y es que tenemos multitud de casos. “Caza a la espía”, por ejemplo, es una película basada en la historia real de la agente secreta de la CIA, Valerie Plame. “La Boheme”, en cambio, lo está en la novela “La vie de Bohème” de Henri Murger, que a su vez es una adaptación de la opera de Puccini. Pero tal vez, la que más me ha llamado la atención es la de un film que se estrenará el próximo 23 de diciembre y del que recientemente se ha promocionado su trailer en nuestro país, “Gulliver’s Travels” (‘Los viajes de Gulliver’, en España), basada en la famosa novela del dublinés Jonathan Swift. Una de las principales razones que se argumentan a favor de hacer nuevos intentos de adaptación es la necesidad de actualización del tema, ambientación o del mensaje a nuestros días. Eso es lo que ha hecho que Joe Stillman (que colaboró en el guión de ‘Planet 51’ y ‘Shrek’) y Nicholas Stoller (más dado a las comedias como ‘Di que sí’) se embarcasen en la empresa de volver a llevar a la palestra a esta famosa historia de aventuras, centrándose principalmente en el periodo en el que Lemuel Gulliver conoce a los habitantes de Liliput, obviando el resto de situaciones en los que el protagonista se ve envuelto. Un extenso plantel de actores conocidos y una historia que suena es la combinación que ha elegido Hollywood, como viene siendo habitual por otro lado, para hacer de ésta película un éxito. Habrá que esperar a las navidades para comprobar si consiguen su objetivo.

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