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María Sevillano

Ondas por la paz

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“Perros Guardianes”, “Cuarto Poder”, etc. Son algunas de las denominaciones que han recibido los medios de comunicación a lo largo de la Historia. Sus diferentes funciones, estrechamente relacionadas con el control de otros poderes fácticos y el ofrecimiento a la población de un foro de debate y denuncia, pueden tener un cariz más social y constructivo. Algunos medios de comunicación no trabajan sólo para informar, para comunicar; trabajan también para construir la paz.

Las actuales circunstancias como zona de conflicto de la República Democrática del Congo han obligado a los comunicadores desplegados sobre el terreno a tener en cuenta este objetivo en su trabajo diario, en especial en la región de los Kivus. Esta área, situada en la zona oriental del país colindante con Ruanda, se divide en dos partes, Kivu del Norte y Kivu del Sur. Desde 1994 la zona vive una constante situación de conflicto, después de que los grupos de hutus extremistas que firmaron el genocidio en el país vecino contra tutsis y hutus moderados huyeran a la República Democrática del Congo, (Zaire entonces), para establecerse de manera permanente en la zona.

Aliados contra estos grupos radicales, Ruanda, Burundi y Uganda iniciaron en 1996 una invasión de los Kivus a la vez que se producían cambios esenciales en el país. El dictador Mobutu Sese Seko, al frente de Zaire desde la capital, Kinshasa, fue destituido por Laurent-Desiré Kabila y el país se convirtió en la República Democrática del Congo. Los Kivus presenciaron durante años ataques entre facciones de rebeldes, tropas oficiales y soldados de Uganda y Ruanda, hasta que en diciembre de 2002 se llegó a un acuerdo de paz en el que se establecía la retirada de las fuerzas armadas extranjeras y la creación de un gobierno de transición que contaría con la participación de los principales partidos e integraría en su ejército, a modo de herramienta conciliadora, a combatientes de las facciones rebeldes. Pero lo planificado no se cumplió y grupos armados se hicieron con el control de grandes áreas.

Desde entonces, en los Kivus conviven, entre otros, soldados de la MONUC (Misión de Naciones Unidas para República Democrática del Congo), grupos rebeldes como RDC Goma, Fuerzas para la Defensa de la Democracia (FDD), asociaciones de mujeres contra la brutal violencia que se vive en la zona como AFEM, ONGs y medios de comunicación.

Unos luchan por la guerra, otros, por la paz. Entre los segundos, las dos emisoras de radio con mayor audiencia de Bukavu, la capital de la provincia de Kivu del Sur, según la asociación International Media Support.

Una de ellas, Radio Okapi, surge en 2002 como una iniciativa de Naciones Unidas y la Fundación Hirondelle para emitir a nivel nacional, y tiene en la actualidad una oficina de redacción y transmisión en Bukavu.

“Si no hay periodista, no hay conflicto”, asegura Caddy Adzuba que es un dicho de Congo. Ella es periodista de este medio auspiciado por la ONU y vive amenazada de muerte desde septiembre por cumplir con su labor. Caddy critica que, mientras ella vive una situación complicada en la que debe seguir haciendo su trabajo para que algún día las cosas cambien, los periodistas internacionales, ajenos al conflicto, cierran los ojos ante él y dejan de lado a sus colegas congoleños. “Los periodistas internacionales pueden hacer muchas cosas desde fuera, como influenciar en la ayuda humanitaria, en el envío de misiones para el mantenimiento de la paz, presionar para que exista un compromiso financiero de las multinacionales o incluso para acabar con el conflicto”, asegura Caddy. Pero como sus compañeros extranjeros han olvidado las zonas de conflicto, “tenemos que trabajar como periodistas internacionales”.

Y esa labor implica riesgos para ellos. El año pasado, Bruno Koko Chirambiza, de Radio Star, se convertía en el tercer periodista asesinado en circunstancias extrañas en la ciudad de Kivu del Sur, después de que en 2007 Serge Maheshe y Didace Namujimbo en 2008, ambos compañeros de Caddy en Radio Okapi, también fueran asesinados.

Pero, “si no hay periodista, no hay conflicto”.

Mientras Radio Okapi busca la paz a través de la denuncia, Radio Maendeleo, que significa “Desarrollo” en swahili, emplea sus propias armas para la paz. El Consejo Regional de Organizaciones no gubernamentales para el desarrollo del Kivu del Sur (CRONGD), el Instituto Superior de Desarrollo Rural (EIRD) y 15 organizaciones no gubernamentales promueven esta radio comunitaria que se mantiene gracias a la cooperación desde hace ya 17 años, y que se ha convertido, entre otras muchas cosas, en una herramienta de alerta temprana contra la violencia para sus oyentes. A través de un sistema denominado ‘radio clubs’, la audiencia se transforma en corresponsal de la emisora (previa formación adecuada por parte de la misma) que narra el avance de grupos armados, estallidos de violencia, la situación que se vive en determinadas zonas, etc.

Bajo el lema “Paz antes que desarrollo”, la radio es una plataforma para la promoción de los Derechos Humanos, temas de género, etc., a través de programas transversales que acogen cualquier asunto que sea relevante para la población, mientras se potencia el uso de las lenguas locales para subsanar una de las grandes lacras que ha perseguido a los africanos: siempre desposeídos de sus lenguas en detrimento de las heredadas de las antiguas colonias.

Según la propia radio, gracias a la labor de periodistas y colaboradores, entre otros, han conseguido “dar voz a todo el mundo y centrarse en las voces apagadas de abajo”. Traducido en hechos concretos, han logrado reducir la incertidumbre de lo que está sucediendo, informar al público, reforzar el apoyo de los miembros del radio club, reforzar a la población que acompaña a las ONG, disminuir el aislamiento en las zonas rurales y el hostigamiento a las gentes por quienes ejercen el poder.

Es imposible determinar cuándo acabarán los enfrentamientos en la zona, dependientes de cuestiones exógenas y endógenas, pero la labor comprometida de iniciativas como radio Okapi o Maendeleo ofrecen al menos un poco de aire en una región que vive asfixiada por la violencia desde hace ya demasiado tiempo.

Ondas por la paz

María Sevillano
María Sevillano
lunes, 25 de octubre de 2010, 08:38 h (CET)
“Perros Guardianes”, “Cuarto Poder”, etc. Son algunas de las denominaciones que han recibido los medios de comunicación a lo largo de la Historia. Sus diferentes funciones, estrechamente relacionadas con el control de otros poderes fácticos y el ofrecimiento a la población de un foro de debate y denuncia, pueden tener un cariz más social y constructivo. Algunos medios de comunicación no trabajan sólo para informar, para comunicar; trabajan también para construir la paz.

Las actuales circunstancias como zona de conflicto de la República Democrática del Congo han obligado a los comunicadores desplegados sobre el terreno a tener en cuenta este objetivo en su trabajo diario, en especial en la región de los Kivus. Esta área, situada en la zona oriental del país colindante con Ruanda, se divide en dos partes, Kivu del Norte y Kivu del Sur. Desde 1994 la zona vive una constante situación de conflicto, después de que los grupos de hutus extremistas que firmaron el genocidio en el país vecino contra tutsis y hutus moderados huyeran a la República Democrática del Congo, (Zaire entonces), para establecerse de manera permanente en la zona.

Aliados contra estos grupos radicales, Ruanda, Burundi y Uganda iniciaron en 1996 una invasión de los Kivus a la vez que se producían cambios esenciales en el país. El dictador Mobutu Sese Seko, al frente de Zaire desde la capital, Kinshasa, fue destituido por Laurent-Desiré Kabila y el país se convirtió en la República Democrática del Congo. Los Kivus presenciaron durante años ataques entre facciones de rebeldes, tropas oficiales y soldados de Uganda y Ruanda, hasta que en diciembre de 2002 se llegó a un acuerdo de paz en el que se establecía la retirada de las fuerzas armadas extranjeras y la creación de un gobierno de transición que contaría con la participación de los principales partidos e integraría en su ejército, a modo de herramienta conciliadora, a combatientes de las facciones rebeldes. Pero lo planificado no se cumplió y grupos armados se hicieron con el control de grandes áreas.

Desde entonces, en los Kivus conviven, entre otros, soldados de la MONUC (Misión de Naciones Unidas para República Democrática del Congo), grupos rebeldes como RDC Goma, Fuerzas para la Defensa de la Democracia (FDD), asociaciones de mujeres contra la brutal violencia que se vive en la zona como AFEM, ONGs y medios de comunicación.

Unos luchan por la guerra, otros, por la paz. Entre los segundos, las dos emisoras de radio con mayor audiencia de Bukavu, la capital de la provincia de Kivu del Sur, según la asociación International Media Support.

Una de ellas, Radio Okapi, surge en 2002 como una iniciativa de Naciones Unidas y la Fundación Hirondelle para emitir a nivel nacional, y tiene en la actualidad una oficina de redacción y transmisión en Bukavu.

“Si no hay periodista, no hay conflicto”, asegura Caddy Adzuba que es un dicho de Congo. Ella es periodista de este medio auspiciado por la ONU y vive amenazada de muerte desde septiembre por cumplir con su labor. Caddy critica que, mientras ella vive una situación complicada en la que debe seguir haciendo su trabajo para que algún día las cosas cambien, los periodistas internacionales, ajenos al conflicto, cierran los ojos ante él y dejan de lado a sus colegas congoleños. “Los periodistas internacionales pueden hacer muchas cosas desde fuera, como influenciar en la ayuda humanitaria, en el envío de misiones para el mantenimiento de la paz, presionar para que exista un compromiso financiero de las multinacionales o incluso para acabar con el conflicto”, asegura Caddy. Pero como sus compañeros extranjeros han olvidado las zonas de conflicto, “tenemos que trabajar como periodistas internacionales”.

Y esa labor implica riesgos para ellos. El año pasado, Bruno Koko Chirambiza, de Radio Star, se convertía en el tercer periodista asesinado en circunstancias extrañas en la ciudad de Kivu del Sur, después de que en 2007 Serge Maheshe y Didace Namujimbo en 2008, ambos compañeros de Caddy en Radio Okapi, también fueran asesinados.

Pero, “si no hay periodista, no hay conflicto”.

Mientras Radio Okapi busca la paz a través de la denuncia, Radio Maendeleo, que significa “Desarrollo” en swahili, emplea sus propias armas para la paz. El Consejo Regional de Organizaciones no gubernamentales para el desarrollo del Kivu del Sur (CRONGD), el Instituto Superior de Desarrollo Rural (EIRD) y 15 organizaciones no gubernamentales promueven esta radio comunitaria que se mantiene gracias a la cooperación desde hace ya 17 años, y que se ha convertido, entre otras muchas cosas, en una herramienta de alerta temprana contra la violencia para sus oyentes. A través de un sistema denominado ‘radio clubs’, la audiencia se transforma en corresponsal de la emisora (previa formación adecuada por parte de la misma) que narra el avance de grupos armados, estallidos de violencia, la situación que se vive en determinadas zonas, etc.

Bajo el lema “Paz antes que desarrollo”, la radio es una plataforma para la promoción de los Derechos Humanos, temas de género, etc., a través de programas transversales que acogen cualquier asunto que sea relevante para la población, mientras se potencia el uso de las lenguas locales para subsanar una de las grandes lacras que ha perseguido a los africanos: siempre desposeídos de sus lenguas en detrimento de las heredadas de las antiguas colonias.

Según la propia radio, gracias a la labor de periodistas y colaboradores, entre otros, han conseguido “dar voz a todo el mundo y centrarse en las voces apagadas de abajo”. Traducido en hechos concretos, han logrado reducir la incertidumbre de lo que está sucediendo, informar al público, reforzar el apoyo de los miembros del radio club, reforzar a la población que acompaña a las ONG, disminuir el aislamiento en las zonas rurales y el hostigamiento a las gentes por quienes ejercen el poder.

Es imposible determinar cuándo acabarán los enfrentamientos en la zona, dependientes de cuestiones exógenas y endógenas, pero la labor comprometida de iniciativas como radio Okapi o Maendeleo ofrecen al menos un poco de aire en una región que vive asfixiada por la violencia desde hace ya demasiado tiempo.

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