Hoy comienza la Vuelta Internacional a Toledo 2009. Es la XLIV edición de la carrera de Federico Martín Bahamontes, una leyenda del ciclismo español y mundial. Un hombre que cada año deja horas y horas de trabajo por el camino con el único objetivo de conseguir que el siguiente año su carrera vuelva a estar en el calendario.
Un trabajo que hasta ahora ha tenido recompensa. Cómo el propio Bahamontes indicó en la presentación, “organizar esta prueba ha sido como ganar el Tour de Francia”. Lo que ha conseguido el “Aguila de Toledo”, en plena crisis, es de agradecer. No es fácil sacar adelante una carrera en la que los principales nombres del ciclismo no forman parte del pelotón, y, en muchas ocasiones, esto tampoco evita la desaparición de muchas competiciones, como ha venido ocurriendo en los últimos tiempos.
Una situación que aún engrandece más a una de las personas más carismáticas del deporte español. Hoy echa a rodar una nueva edición. Edición que el martes finalizará en la Plaza de Zocodover, como ya ocurrió el año pasado. Un final precioso. Un final que tuve la suerte de presenciar y que me alegra que vuelva a ser el punto final de una aventura que comienza en la localidad de Noblejas.
Aventura que significa un paso más para conseguir hacer realidad el sueño de Bahamontes. El sueño de llegar al cincuenta aniversario de una carrera que, según mi punto de vista, entre sus defectos rescato que un martes no puede ser el día escogido para que acabe, pues la mayoría de los toledanos y de los aficionados se encuentran trabajando.