Se aproxima el verano y eso es sinónimo de que las grandes vueltas abren el telón. Así, con esta frase, empecé mi colaboración en el Diario Siglo XXI. Justo hoy, desde que se publicó aquel artículo, se cumple un año de mi entrada en este medio. 365 días después, ese comienzo me sirve de nuevo.

El motivo, pues que hoy es el momento más esperado por los aficionados italianos. Llega el Giro de Italia, la primera grande de la temporada, esa que mantiene durante tres semanas al país transalpino pendiente de una carrera que es distinta. Para algunos, la más interesante. Para los ciclistas locales, la más importante.

Una cita que cumple cien años. Casi nada. Cien años que se celebran con una lista de lujo. A la numerosa y típica nómina de italianos, se suman algunos extranjeros que quieren llevarse de nuevo la victoria, como ya hiciese Alberto Contador la temporada pasada. Los Simoni, Di Luca, Cunego, Basso, Pelizzotti o Garzelli, se tendrán que medir a nuestro Carlos Sastre, Denis Menchov, Mauricio Soler, Vande Velde, Michael Rogers, Leipheimer o, por qué no, a Joaquim Rodríguez y David Arroyo. Y, por encima de todos ellos, sobresale el nombre de Lance Armstrong, que acapara toda la atención en el pre-Giro.

Sobre el americano opina todo el mundo. Algunas voces importantes del mundo del ciclismo ya lo hicieron en Siglo XXI. Álvaro Pino comentó que cree que el americano estará entre los mejores, mientras que Joxean Fernández “Matxin” piensa que no va a estar a la altura. Eso sí, los dos coinciden en que mediáticamente no hay quien le haga sombra. Mi opinión… pues si les digo la verdad, estoy perdido. No sé que pensar, pero ojalá que Armstrong dé guerra.

En cuanto a nuestras opciones, son varias. La más clara, la de Carlos Sastre. El de El Barraco siempre responde, no hay corredor más regular que él. Apuesto a que estará en el podium. Y apuesto a que Joaquim Rodríguez y David Arroyo, los dos, se meten entre los diez primeros de la general. Es la hora de “Purito”. Se saldrá.

Y para finalizar también podría utilizar una parte del artículo que significó mi debut en Siglo XXI, porque, por desgracia, no han desaparecido las malas noticias, con forma de positivos, del ciclismo. Fue el último párrafo, en el que esperaba que durante el Giro no se hablara de otra cosa que no fuese lo que ocurriera en la carretera. Así que, por segundo año consecutivo, mis deseos son los mismos.