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Jorge Dargel

Malos tiempos para el balonmano (II)

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Lo que le hacía falta a este deporte. Un calendario infernal e incomprensible, un maltrato desde los medios de comunicación hasta los propios dirigentes de las federaciones y ligas europeas, la crisis económica... y ahora, el supuesto amaño y compra de árbitros en numerosos partidos. Estamos empeñados en cargarnos el balonmano y al final lo vamos a conseguir.

Todo empezó este mes con la noticia de la revista alemana Der Spiegel sobre la presunta compra de encuentros del 'todopoderoso' Kiel desde el año 2000, entre ellos la final de hace dos temporadas ante el Flensburg o la semifinal contra el Portland de esa misma campaña. La cosa parecía quedarse en sólo una presunción ante la falta de pruebas, pero unas declaraciones del mánager de este club germano propició que se reabriera la investigación y que la Federación Europea empezara a mostrar seria preocupación.
Para más inri, la misma publicación destapó otro supuesto caso de soborno a los colegiados alemanes, de cuyo nombre prefiero no acordarme, que pitaron el choque de vuelta de la final de la Recopa de Europa de 2006 entre el Chekhovskie y el Valladolid, con una 'épica' remontada de los rusos frente a los pucelanos ganando este título internacional. En este caso, las pruebas son evidentes, ya que se les incautó a la pareja arbitral una bolsa con 50.000 dólares en el aeropuerto de Moscú tras el decisivo partido. Como se suele decir, 'blanco y en botella'. A pesar de esta evidencia, los susodichos niegan haber recibido tal cantidad de dinero. El equipo pucelano ante esta tesitura, ha reaccionado para que se haga justicia y se le proclame campeón y se le indemnice también al no haber jugado la posterior Supercopa de Europa.
Pero esta bola de nieve sigue creciendo de forma preocupante. El último escándalo ha sido el intento de compra de los trencillas daneses Martin Gjeding y Mads Hansen para que ganese Rumanía a Montenegro en el pasado Mundial de Croacia. Los nórdicos, éticamente y honradamente, no aceptaron los 30.000 euros por cabeza y el servicio de prostitutas, denunciando esta proposición indecente inmediatamente a la comisión de árbitros de la Federación Danesa de Balonmano y a la Federación Europea. Lo más sorprendente es que ni una ni otra reaccionaron ante este escándalo, dejándolo caer en saco roto.

Pero, ¿saben quién es el principal perjudicado por estos tristes acontecimientos? El balonmano. Ahora queda de entredicho la honestidad y la profesionalidad del colectivos de los árbitros, ya de por sí mirados con lupa por sus discutibles actuaciones. Es necesario por el bien de todos, que la Federación Internacional y Europea tomen cartas en el asunto de forma contundente para clarificar todos estos casos y en el caso de culpabilidad, castiguen a los infractores de manera ejemplar, como sucedió en el fútbol en el Calcio con el caso Moggi, en el que la Juventus fue descendida a segunda división.

Si ya está suficientemente dañado el balonmano por demasiadas circunstancias, estos casos de amaños o intentos de sobornos a los árbitros, pueden dejar demasiado tocado a este deporte, como sufre actualmente el ciclismo con los casos de dopajes. El niño o la niña que practique balonmano no es lícito que tenga que conocer este tipo de noticias, porque como bello deporte que es, fomenta unos valores que unos corruptos intentan saltarse a la torera.

Malos tiempos para el balonmano (II)

Jorge Dargel
Jorge Dargel
sábado, 21 de marzo de 2009, 12:14 h (CET)
Lo que le hacía falta a este deporte. Un calendario infernal e incomprensible, un maltrato desde los medios de comunicación hasta los propios dirigentes de las federaciones y ligas europeas, la crisis económica... y ahora, el supuesto amaño y compra de árbitros en numerosos partidos. Estamos empeñados en cargarnos el balonmano y al final lo vamos a conseguir.

Todo empezó este mes con la noticia de la revista alemana Der Spiegel sobre la presunta compra de encuentros del 'todopoderoso' Kiel desde el año 2000, entre ellos la final de hace dos temporadas ante el Flensburg o la semifinal contra el Portland de esa misma campaña. La cosa parecía quedarse en sólo una presunción ante la falta de pruebas, pero unas declaraciones del mánager de este club germano propició que se reabriera la investigación y que la Federación Europea empezara a mostrar seria preocupación.
Para más inri, la misma publicación destapó otro supuesto caso de soborno a los colegiados alemanes, de cuyo nombre prefiero no acordarme, que pitaron el choque de vuelta de la final de la Recopa de Europa de 2006 entre el Chekhovskie y el Valladolid, con una 'épica' remontada de los rusos frente a los pucelanos ganando este título internacional. En este caso, las pruebas son evidentes, ya que se les incautó a la pareja arbitral una bolsa con 50.000 dólares en el aeropuerto de Moscú tras el decisivo partido. Como se suele decir, 'blanco y en botella'. A pesar de esta evidencia, los susodichos niegan haber recibido tal cantidad de dinero. El equipo pucelano ante esta tesitura, ha reaccionado para que se haga justicia y se le proclame campeón y se le indemnice también al no haber jugado la posterior Supercopa de Europa.
Pero esta bola de nieve sigue creciendo de forma preocupante. El último escándalo ha sido el intento de compra de los trencillas daneses Martin Gjeding y Mads Hansen para que ganese Rumanía a Montenegro en el pasado Mundial de Croacia. Los nórdicos, éticamente y honradamente, no aceptaron los 30.000 euros por cabeza y el servicio de prostitutas, denunciando esta proposición indecente inmediatamente a la comisión de árbitros de la Federación Danesa de Balonmano y a la Federación Europea. Lo más sorprendente es que ni una ni otra reaccionaron ante este escándalo, dejándolo caer en saco roto.

Pero, ¿saben quién es el principal perjudicado por estos tristes acontecimientos? El balonmano. Ahora queda de entredicho la honestidad y la profesionalidad del colectivos de los árbitros, ya de por sí mirados con lupa por sus discutibles actuaciones. Es necesario por el bien de todos, que la Federación Internacional y Europea tomen cartas en el asunto de forma contundente para clarificar todos estos casos y en el caso de culpabilidad, castiguen a los infractores de manera ejemplar, como sucedió en el fútbol en el Calcio con el caso Moggi, en el que la Juventus fue descendida a segunda división.

Si ya está suficientemente dañado el balonmano por demasiadas circunstancias, estos casos de amaños o intentos de sobornos a los árbitros, pueden dejar demasiado tocado a este deporte, como sufre actualmente el ciclismo con los casos de dopajes. El niño o la niña que practique balonmano no es lícito que tenga que conocer este tipo de noticias, porque como bello deporte que es, fomenta unos valores que unos corruptos intentan saltarse a la torera.

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