Subió al escenario, se presentó y sonrió. Regaló carcajadas. Se le notó feliz, como un niño en el amanecer del 6 de enero. Se rodeó de amigos, conocidos y anónimos. El listón estaba muy alto, pero una vez más, llegó con creces. En un teatro Capitol abarrotado y acompañado al piano de su inseparable Antoni-Olaf Savater, Pedro Ruiz volvió a transmitir esa magia de la que sólo él sabe el truco. Pedro es el humor llevado a extremos políticamente incorrectos. Y fue fiel a sí mismo, como no podía ser de otra manera.
El espectáculo “Pandilla de mamones” es, como el mismo Pedro definió, un “todólogo”. Dos horas de luces, color, sonido, música, imágenes, canciones y Pedro, una mezcla que nunca deja indiferente a nadie. Miles de personas fijaron sus ojos en él, y Pedro empezó su guerra particular contra el sarcasmo llevado al límite de lo inmoral. Infatigable, demostró el desparpajo de un adolescente y la experiencia de un maestro.
Nadie se salvó de Pedro. Todos salieron higiénicamente escaldados: personajes del mundo político, del panorama sociocultural español, estereotipos de la sociedad actual, la familia real... La crítica inteligente fue la nota dominante durante todo el espectáculo. Pedro quiso recordar que los intereses y las mentiras son los motores de este mundo que sólo es un gran decorado.
Este artista que quiere aparentar sencillez aunque es un océano de imaginación pretende arreglar el planeta en dos horas, o al menos, decirnos cómo se arregla. Puso letra al himno de España, explicó qué es la publicidad, destripó la suciedad más extrema de la telebasura, cambió el nombre de los principales diarios de España y resucitó a Franco. Pedro llevó la realidad cotidiana al extremo del esperpento.
Durante el espectáculo dejó los mejores detalles de su faceta como cantante. Recordó a viejos amigos como Rafael, Julio Iglesias o Joaquín Sabina, reemplazando las letras originales por otras de registro personal. Además, conversó con algunos personajes de la cultura española a través de una pantalla, en un ejercicio de sincronización sin precedentes. El final de su “todólogo” quiso dedicárselo a su madre, y a su amigo fallecido, José Luis Coll.
Los aplausos del Capitol retumbaron en la Gran Vía de Madrid a las 00:10 de la noche. A la cita asistieron reconocidos actores como Santiago Segura, cantantes como el dúo Azúcar Moreno, y numerosos personajes del mundo de la farándula. El jueves sólo fue el estreno, aún quedan 21 funciones para poder ver en directo a un hombre inabarcable, un hombre que, como dice la crítica madrileña, “si hubiera nacido en Estados Unidos el mundo entero estaría a sus pies”.