A horas de empezar la temporada y el Madrid está bien. Irónicamente, claro. Bien fastidiado. Dos torneos de pretemporada y dos derrotas. Ha jugado seis partidos, ha ganado tres y ha perdido otros tres. Se podría decir que buena media, pero si fuese otro equipo. El Real Madrid no puede permitirse eso y sobre todo, ante rivales tan asequibles como los que ha tenido enfrente.

Pero lo peor quizás no esté ahí, sino en lo que le viene. Ante este panorama, se enfrenta en horas al mejor equipo de Europa de la pasada temporada, el Sevilla, y lo hace en el primer partido de ésta, jugándose, nada más y nada menos, que la Supercopa de España. Y el Sevilla sigue empujando fuerte y no tendrá piedad de nadie y menos del equipo blanco.

Aunque hay que decir que el juego de los merengues no es tan malo como el de la pasada temporada, sí hay que señalar los terribles fallos de regional que están teniendo en defensa, cuando la han reforzado a conciencia para este año. Y lo más gracioso es que los que han venido contando menos o ni siquiera han contado, como Guti o Baptista, son los que están poniendo la nota de color al conjunto. Esto es de película.

La verdad sea dicha. El Real Madrid cambió de entrenador al final de Liga y hasta el 22 de julio no se puso a entrenar con él. Cuesta amoldarse a un nuevo técnico, a nuevas tácticas y a nuevos entrenamientos. Aunque deberían adaptarse pronto por tratarse del Madrid, hay que darles un margen de tiempo. Eso sí, con la Supercopa ahí lo tienen complicado. A ver qué hacen, pero empezar, no han empezado bien.