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Nazareth Heredia

Campeón por un gol

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Terminó la Liga, pero no la temporada. Hoy se juega el último partido de un año lleno de sobresaltos y sorpresas. Todo comenzó con un partido que enfrentó a Sevilla y Barça. La Supercopa de Europa fue para los andaluces. Pero la temporada la cierra también el Sevilla esta noche cuando se enfrente al Getafe en la final de Copa.

En esto del fútbol influyen tantas variables que sería imposible delimitar qué es o no justo. En un partido de fútbol pueden pasar tantas cosas que un equipo puede darle la vuelta al marcador en cuestión de 18 segundos y la tabla clasificatoria puede cambiar cinco veces en 20 minutos. Eso es lo mágico de este deporte, que nadie puede estar tranquilo hasta que el árbitro pita el final y acaban todos los partidos.

Ya no vamos a ponernos a analizar si el Madrid se merecía ganar o no la Liga. Esto es así. Por regularidad, el Sevilla hubiese sido el idóneo. Se ha mantenido luchando por el título hasta la última jornada. Fue líder durante un buen tiempo. Ha ganado la UEFA y ahora juega la final de Copa. Es, sin duda alguna, el equipo más en forma de todo el año.

Por estadística, las tenía todas consigo el Barça. Líder durante meses, con partidos espectaculares y derrotas sin sentido. Aguantó más en Champions, pero acabó desinflándose para volver a coger aire al final. Pero luego, como es el fútbol y más el español, al final gana el que menos opciones tenía a mitad de temporada. Al Real Madrid no le salía una derecha. Falló en Champions y en Copa, decepcionaba en Liga con partidos donde no se hallaba en el campo ni al comienzo de los encuentros y con victorias in extremis.

Pero claro, volvemos a lo mismo. Miles de variables. Que el árbitro expulse a contrarios, que el rival tenga un mal día y sean capaces de aprovecharlo o que una plaga de lesiones haga mella en el equipo. Aunque este año, eso sí, si pinchaba uno, pinchaban todos. Es lo que tiene el fútbol. Sin embargo, el punto clave de la temporada fue el primer partido que enfrentó a Madrid y Barça. Los blancos ganaron de un gol. Un gol que ha sido suficiente para que el average fuese favorable y con el que han conseguido dejar al eterno rival fuera con igualdad de puntos en la tabla.

En esta Liga nuestra, un gol puede salvar a un equipo y hacer campeón a otro. Dicen adiós Celta, Nástic y la veterana Real Sociedad. Celta y Real, con una victoria más hubiesen salvado el pellejo. Con esto digo, a ver si a alguien le sirve para algo, que por un mísero gol que vale oro o por un mísero punto que vale una temporada, se puede respirar tranquilo. Una Liga no se juega en el último partido. Cada punto, cada gol, cada remate, cada parada en cualquiera de los 38 partidos del año puede siginficar eso, una Liga.

Campeón por un gol

Nazareth Heredia
Nazareth Heredia
domingo, 24 de junio de 2007, 20:55 h (CET)
Terminó la Liga, pero no la temporada. Hoy se juega el último partido de un año lleno de sobresaltos y sorpresas. Todo comenzó con un partido que enfrentó a Sevilla y Barça. La Supercopa de Europa fue para los andaluces. Pero la temporada la cierra también el Sevilla esta noche cuando se enfrente al Getafe en la final de Copa.

En esto del fútbol influyen tantas variables que sería imposible delimitar qué es o no justo. En un partido de fútbol pueden pasar tantas cosas que un equipo puede darle la vuelta al marcador en cuestión de 18 segundos y la tabla clasificatoria puede cambiar cinco veces en 20 minutos. Eso es lo mágico de este deporte, que nadie puede estar tranquilo hasta que el árbitro pita el final y acaban todos los partidos.

Ya no vamos a ponernos a analizar si el Madrid se merecía ganar o no la Liga. Esto es así. Por regularidad, el Sevilla hubiese sido el idóneo. Se ha mantenido luchando por el título hasta la última jornada. Fue líder durante un buen tiempo. Ha ganado la UEFA y ahora juega la final de Copa. Es, sin duda alguna, el equipo más en forma de todo el año.

Por estadística, las tenía todas consigo el Barça. Líder durante meses, con partidos espectaculares y derrotas sin sentido. Aguantó más en Champions, pero acabó desinflándose para volver a coger aire al final. Pero luego, como es el fútbol y más el español, al final gana el que menos opciones tenía a mitad de temporada. Al Real Madrid no le salía una derecha. Falló en Champions y en Copa, decepcionaba en Liga con partidos donde no se hallaba en el campo ni al comienzo de los encuentros y con victorias in extremis.

Pero claro, volvemos a lo mismo. Miles de variables. Que el árbitro expulse a contrarios, que el rival tenga un mal día y sean capaces de aprovecharlo o que una plaga de lesiones haga mella en el equipo. Aunque este año, eso sí, si pinchaba uno, pinchaban todos. Es lo que tiene el fútbol. Sin embargo, el punto clave de la temporada fue el primer partido que enfrentó a Madrid y Barça. Los blancos ganaron de un gol. Un gol que ha sido suficiente para que el average fuese favorable y con el que han conseguido dejar al eterno rival fuera con igualdad de puntos en la tabla.

En esta Liga nuestra, un gol puede salvar a un equipo y hacer campeón a otro. Dicen adiós Celta, Nástic y la veterana Real Sociedad. Celta y Real, con una victoria más hubiesen salvado el pellejo. Con esto digo, a ver si a alguien le sirve para algo, que por un mísero gol que vale oro o por un mísero punto que vale una temporada, se puede respirar tranquilo. Una Liga no se juega en el último partido. Cada punto, cada gol, cada remate, cada parada en cualquiera de los 38 partidos del año puede siginficar eso, una Liga.

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