He de reconocerles algo. Tras la tercera y definitiva retirada del baloncesto profesional de Michael Jordan, el mejor jugador de la historia de este deporte para un servidor, mi interés por esta competición decayó de forma alarmante hasta la pasada temporada, cuando volví a recobrar la ilusión tras comprobar cómo se las gastaba un tipo llamado Dwayne Wade, que lideró a los Miami Heat a conseguir, de forma brillante, su primer anillo de campeón, frente a los Dallas Mavericks del alemán Dirk Nowitzki.
Ahora, al residir en Washington, tengo la posibilidad de ver numerosos encuentros cada semana por televisión e incluso de seguirlos en directo en el Verizon Center de los Wizards. Hay que reconocer a los estadounidenses una cosa, y es que saben vender su producto como nadie. Los partidos aquí suelen durar alrededor de dos horas y media, pero se pasan volando la gran mayoría de ellos. Evidentemente, algunos partidos de la ACB, no tengo ningún problema en reconocerlo, son más interesantes y encierran incluso más calidad que algunos partidos de la liga norteamericana. Pero la diferencia es que en España, puedes ver un partido por TVE y quedarte dormido viéndolo. En EEUU, no permiten que eso ocurra.
Les pondré un ejemplo. Durante el reciente All Star, la cadena estadounidense que retransmitió el evento, contó con los comentarios de "entendidos" como Charles Barkley o Magic Johnson, además de otros, como Kenny Smith o Greg Anthony. Organizan un concurso de mates... y colocan dentro del jurado a Dominique Wilkins, Kobe Bryant, Vince Carter, Julius Erving y el propio Jordan. Como para no verlo, ¿verdad?
Ya que tengo la oportunidad de escribir estas líneas, me gustaría lanzarme a la piscina. Creo que hoy por hoy, sólo hay cuatro equipos capaces de alzarse con el campeonato este año. En mi opinión, Phoenix Suns, Dallas Mavericks, San Antonio Spurs y Detroit Pistons, están muy por encima del resto. Así que las cosas están claras en el Este, donde la sorpresa la podrían dar los Bulls de Chicago o los Raptors de Garbajosa y Calderón, pero la incertidumbre recae principalmente en el Oeste, donde se amotina gran parte de la calidad de esta liga.
La temporada regular puede pasar sin mayores emociones, pero cuando el título esté en juego... ¿podrán despegar los ojos del televisor?