Aún no siendo el protagonista un futbolista, la noticia de la semana ha sido, a mi entender y muy por encima de las competiciones europeas la entrevista que no se acabó de emitir a José María García en Televisión Española.

Vaya por delante que el que esto escribe nunca ha sido un fiel seguidor del pequeño locutor madrileño, y es que en mis años de instituto, allá por los primeros 90, conseguía regularmente que cayese en brazos de Morfeo sobre las doce y diez con su estilo personalista. Claro que en aquella época de Antena 3 no había ni Larguero (estaba empezando) ni Tirachinas ni competencia digna de tal nombre.

Sin embargo, he de reconocer que ha marcado una época, pues todos los principales comunicadores deportivos de la actualidad han trabajado alguna vez bajo sus órdenes, y sus filias y fobias para con él han determinado y siguen determinando el diseño y estilo de las programaciones deportivas radiofónicas en este país.

Por todo ello, y por su alejamiento de las ondas durante estos últimos años, la entrevista programada por Jesús Quintero iba a ser una bomba. Allí García explicó, por lo que parece, su salida de la radio con pelos y señales, lanzando sus dardos contra el grupo Prisa (como siempre), contra Florentino Pérez (curiosa relación amor-odio a finales de los 90 que daría para varios artículos) e incluso contra Televisión Española (esto sí que se vio, incomprensiblemente).

Y lo que iba a ser un golpe de audiencia ha terminado siendo un duro golpe a los rectores de TVE. Con su censura, algo inaudito en una democracia como la nuestra, han conseguido que el mensaje de García llegue más alto y claro de lo que hubiese llegado de haberse emitido completas sus declaraciones, ya que al día siguiente éste dio una multitudinaria rueda de prensa insistiendo en sus puntos de vista e incluso el propio video original de la entrevista podía seguirse a través de Internet.

Lo que queda claro es que alguien tiene que dimitir. Sí, ya sé que estoy pidiendo milagros, pero aquí sobra alguien. No sé si sobra Quintero por dejarse mangonear, si sobra el director de TVE por decidir censurar la entrevista o si el que sobra es alguien de más arriba que es el que realmente da la orden, hecho este último difícil de demostrar pero que en casos como este acostumbra a ser lo que realmente pasa. Lo sabremos en algún tiempo, no sé si mucho o poco, pero estoy completamente seguro de ello. O quiero estarlo.