Puse de manifiesto hará dos semanas, que el delantero aragonés llegaba con retraso al Levante, concretamente medio año y da la impresión que no me he equivocado. No fue un partido completo, ni con detalles en momentos puntuales que levanten al espectador de su asiento, pero la versatilidad, la lucha y los movimientos del goleador ayudaron a conseguir una victoria histórica que mantiene al Levante con opciones de seguir luchando por el objetivo más angustioso, la permanencia. El equipo dio muestras de mejoría, pero sigue arrastrando graves problemas de concentración que lo priva de mejores resultados. El equipo rival tuvo sus oportunidades pero la suerte, o el desacierto rival sirvió para aumentar la crisis blanca.

Parece que sólo jugara el equipo de la capital de España que viste de blanco, ellos perdieron, ellos tuvieron las mejores ocasiones y ellos fueron perjudicados por las decisiones del árbitro. Hay que recordar que el Levante también jugó su partido y que sacar los tres puntos del Bernabéu siempre es una tarea costosa, pero parece que Capello alineara a veintidós jugadores blancos. Nadie se acuerda de la actuación de Molina, ni del trabajo serio de Tomassi, y el gran partido del central Alexis, que día a día demuestra que es uno de los defensas más en forma del fútbol nacional.

No quiero meterme en materia blanca, mejor dejar el tema de la semana a un lado y hablar un poco de un partido sin importancia que llega en el peor momento posible. Amistoso y Selección de fútbol son sinónimo de aburrimiento, aderezado con un toque de ‘zapping’ cada quince minutos. Luís Aragonés no engancha a nadie y habrá que pasar otro trámite, con los mismos de casi siempre y con alguna pequeña novedad. Morientes puede formar ataque con Fernando Torres, y si todo va bien no se espera ningún lesionado que ponga en duda la peligrosidad de jugar amistosos en el momento más importante de la temporada, aunque jugar contra los ingleses en su casa supone meter la pierna en todas las acciones, ellos seguro que no se esconden.