Se terminó definitivamente la era de los galácticos en el Real Madrid. Beckham se va y Ronaldo no cuenta. Zidane ya se marchó. Aunque no voy a ponerme a hacer balance de estos años en el espacio, la conclusión es que se han estrellado y bien estrellados. El fin de la era llega y comienza otra nueva, que lleva empezada desde que llegó Capello y que por lo que parece, será casi igual e incluso peor que la otra.

El caso es que David se va. Se va el glamour del equipo, la elegancia, la metrosexualidad llevada a los extremos más insospechados y junto con él su correspondiente en femenino. Se marcha a Estados Unidos, a un equipo llamado casualmente Galaxy. Este hombre no baja de las estrellas. Quiere seguir siendo siempre un “galáctico”.

Es una pena que se vaya, la verdad sea dicha. Sin duda se marcha uno de los rostros más famosos del panorama futbolístico y publicitario, pero además uno de los mejores jugadores que ha dado nunca la historia del fútbol. Se va el 23. Se va el fichaje estrella de aquel Madrid de estrellitas. Se va un grande.

Ahora hay que esperar a ver resultados en el Galaxy, que seguro que tendremos crónica de cada partido del inglés. Los españoles tendremos que conformarnos con verlo en la tele, en los anuncios, en las revistas y en internet y los más pequeños ya no podrán ir a Valdebebas a pedirle un autógrafo. Y sus fans... ¿sobrevivirán? De galaxia en galaxia, Beckham intentará brillar como nunca llegó a brillar en un equipo con estrellas apagadas.