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Daniel Bolufer

Villa granujilla

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Hecha la ley, hecha la trampa, debió pensar Villa cuando se dejó caer en el área para sentenciar el partido y dejar al Deportivo con diez. No es la primera, ni la segunda vez, ni la última que vamos a presenciar caídas con el objetivo de sacar petróleo en las áreas. Desde Futre a Villa, el fútbol español siempre ha estado rodeado de delanteros hábiles y astutos, que buscan el beneficio para su entidad.

La facilidad con la que caen los delanteros en las áreas rivales en nuestra Liga, no pasa desapercibido para ingleses o alemanes, siempre nobles al deporte, donde la trampa se castiga con severidad. No tenemos que olvidar que pedir un cierto grado de compromiso y respeto al mejor deporte del mundo, es un poco mofa, si abrimos los ojos y vemos como España es el país donde los tramposos tienen su hueco, y viven mejor que nadie rodeados de piscinas, yates y todo tipo de lujos que la gente honrada nunca podrá aspirar. Volviendo al tema deporte, sería un poco aburrido seguir las normas si sabes que, a lo mejor, no puedes alcanzar tus objetivos, como el del Valencia que era vencer. La acción del asturiano no es justificable, pero el delantero defiende sus intereses y se entiende que intente conseguir sacar lo máximo de una jugada, porque a él le pagan para que gane, y si vió tirarse como la vía más rápida hasta llegar a su objetivo, bienvenido sea. No es limpio, pero el fútbol es un deporte de listos, y Villa lo es bastante.

No sólo hay que centrarse en las acciones puntuales dentro de las áreas para calificar a un jugador de tramposo, piscinero, o mal compañero. Sin nombrar el tema de lanzar el balón fuera si un jugador está tendido en el césped, el defensa que salta con la rodilla por delante, también hace trampas, o el portero que dibuja en el aire el mismo gesto que su central ha traído muchos disgustos a los delanteros, pero eso son lances del juego y no se castigan como corrresponde. El tirarse también forma parte de un lance, igual que saltar con el codo por delante, porque también es de mal compañero hacer eso, pero parece ser que sólo hay tramposos delanteros y se haga la vista gorda con salidas suicidas de muchos porteros. El equilibrio de criterios en situaciones como la comentada y agresiones con balón de por medio, deben de ser sancionadas con el mismo castigo y no dar prioridad a unas porque parezca que dañen al fútbol, en un codazo corre peligro la integridad de un artífice del espectáculo, y en un piscinazo, no.

Villa granujilla

Daniel Bolufer
Daniel Bolufer
martes, 12 de diciembre de 2006, 22:59 h (CET)
Hecha la ley, hecha la trampa, debió pensar Villa cuando se dejó caer en el área para sentenciar el partido y dejar al Deportivo con diez. No es la primera, ni la segunda vez, ni la última que vamos a presenciar caídas con el objetivo de sacar petróleo en las áreas. Desde Futre a Villa, el fútbol español siempre ha estado rodeado de delanteros hábiles y astutos, que buscan el beneficio para su entidad.

La facilidad con la que caen los delanteros en las áreas rivales en nuestra Liga, no pasa desapercibido para ingleses o alemanes, siempre nobles al deporte, donde la trampa se castiga con severidad. No tenemos que olvidar que pedir un cierto grado de compromiso y respeto al mejor deporte del mundo, es un poco mofa, si abrimos los ojos y vemos como España es el país donde los tramposos tienen su hueco, y viven mejor que nadie rodeados de piscinas, yates y todo tipo de lujos que la gente honrada nunca podrá aspirar. Volviendo al tema deporte, sería un poco aburrido seguir las normas si sabes que, a lo mejor, no puedes alcanzar tus objetivos, como el del Valencia que era vencer. La acción del asturiano no es justificable, pero el delantero defiende sus intereses y se entiende que intente conseguir sacar lo máximo de una jugada, porque a él le pagan para que gane, y si vió tirarse como la vía más rápida hasta llegar a su objetivo, bienvenido sea. No es limpio, pero el fútbol es un deporte de listos, y Villa lo es bastante.

No sólo hay que centrarse en las acciones puntuales dentro de las áreas para calificar a un jugador de tramposo, piscinero, o mal compañero. Sin nombrar el tema de lanzar el balón fuera si un jugador está tendido en el césped, el defensa que salta con la rodilla por delante, también hace trampas, o el portero que dibuja en el aire el mismo gesto que su central ha traído muchos disgustos a los delanteros, pero eso son lances del juego y no se castigan como corrresponde. El tirarse también forma parte de un lance, igual que saltar con el codo por delante, porque también es de mal compañero hacer eso, pero parece ser que sólo hay tramposos delanteros y se haga la vista gorda con salidas suicidas de muchos porteros. El equilibrio de criterios en situaciones como la comentada y agresiones con balón de por medio, deben de ser sancionadas con el mismo castigo y no dar prioridad a unas porque parezca que dañen al fútbol, en un codazo corre peligro la integridad de un artífice del espectáculo, y en un piscinazo, no.

 
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