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Los movimientos clandestinos de la conjura que precedió a la guerra civil

‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’ de Ángel Viñas

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Ángel Viñas (Madrid, 1941), el historiador de la pajarita, es uno de esos investigadores, hay más, afortunadamente, que no pretende reinventar la Historia, pero que sí quiere ampliar suficientemente el horizonte, a través de la localización de documentos inéditos, que permitan disponer de una imagen mucho más nítida, y precisa, de cómo sucedió todo. «No siento ningún remordimiento en desautorizar a los charlatanes e incluso a los historiadores que se han dejado llevar por posturas apriorísticas, cuando no ideológicas. Siempre habrá autores inasequibles al desaliento en defensa de sus, a veces, absurdas posiciones e incluso a las pruebas documentales más contundentes, pero que chocan con sus preconcepciones y trayectorias. Tales autores creen estar en posesión de la verdad y con la verdad, evidentemente, no se juega», afirma Viñas.


Portadaangelvias

El título de su nuevo libro, ‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’, publicado por la editorial CRÍTICA, gira precisamente en torno de ese interés suyo por iluminar aspectos poco conocidos hasta ahora. Como el propio Ángel Viñas señala «Soy plenamente consciente de que la tesis que ha defendido este libro es clásica entre los autores de la izquierda. Se enunció ya en época de la guerra civil. Lo que servidor ha hecho, a través de un recorrido pormenorizado por una docena de archivos, ha sido documentar sus aciertos y sus errores. Entre los primeros figuran aquellos en los que se señaló a los monárquicos, a los fascistas y a Juan March como culpables de la guerra civil. Entre los errores, el haber puesto en primer lugar a Hitler y a sus cohortes, quizá porque el nazismo siempre tuvo una peor imagen, ampliamente justificada». Ese recorrido por archivos le ha llevado a concebir un libro con abundantes notas explicativas a pie de página. Todas y cada una de sus afirmaciones están exhaustivamente documentadas y detalladas en abundantes notas a pie de página. Es su forma de explicar las cosas, la marca de la casa. Se puede constatar en anteriores obras suyas.


¿Quién quiso la guerra civil? Cada libro nace porque su autor es asaltado por algún tipo de duda. Siempre hay una pregunta que el escritor, historiador o investigador quiere contestarse a sí mismo o, cuando menos, trabajar en ello. ¿Quién quiso la guerra civil? es la cuestión que pretende resolver Ángel Viñas con su nuevo libro. ¿Quién quiso la guerra civil? habla de los manejos monárquico-fascistas, hasta hoy poco conocidos, contra la II República Española, encaminados a recaudar fondos para los sublevados del 18 de julio de 1936, fondos que les permitirían adquirir el armamento moderno que iban a utilizar en la contienda. Según documentos procedentes de archivos españoles, británicos, franceses y algunas evidencias descubiertas en Roma, queda clara su intención de restaurar la monarquía y establecer un régimen similar al de Mussolini, en el que Franco no hubiera tenido cabida como principal intérprete. Calvo Sotelo y Sanjurjo hubieran desempeñado los papeles principales de la conjura, si no se hubiera producido el asesinato del primero y la muerte en accidente aéreo del segundo. «En su desprecio hacia las grandes masas de población que accedían por primera vez a la política para empujar, a trancas y barrancas, un imprescindible proceso de modernización política, social, institucional y cultural en España, los conspiradores monárquicos dirigieron su atención a la atención de armamento moderno y a la creación paralela de un “estado de necesidad” que justificara la sublevación militar».


Viñas deja claro que la extrema derecha monárquica se declaró en guerra contra la II República Española ya desde el mismo momento de su instauración. Para lograr sus objetivos precisaba de un apoyo exterior sólido, apoyo que consiguió a través de fructíferas negociaciones. En este sentido, resultó indispensable el soporte económico del multimillonario Juan March, «el financiador más importante de la conspiración monárquica y de su logro más significativo: la adquisición de aviones de guerra modernos o muy modernos con objeto de apoyar el golpe que iban a poner en práctica unos jefes y oficiales seducidos por la extremista organización monárquico-militar que fue la UME».

La plasmación de toda esta operativa subterránea fue el golpe de estado, que partió de África en una calurosa tarde del mes de julio del 36 y que tuvo repercusiones en ambos bandos. En el rebelde, que comprobó cómo se evaporaban sus predicciones de un rápido triunfo militar, y en la propia República, que vio pronto que sus esperanzas de abortar el conflicto armado carecían de fundamento, ya que los sublevados contaban con el apoyo de la Alemania nazi y de la Italia fascista, mientras que ellos, los representantes del régimen legítimamente constituido el 14 de abril de 1931, habían sido abandonados por las potencias aliadas. Azaña comprendió que «era posible combatir a los rebeldes, pero no también a Italia y Alemania y vencer la hostilidad británica y el arrastrar los pies de Francia». El armamento soviético, que comenzó a llegar en octubre de 1936, no fue suficiente para restablecer el equilibro en la lucha.


Dentro de los dieciséis extensos capítulos que componen la obra, Ángel Viñas aborda también la leyenda construida por los vencedores acerca de las causas que motivaron su golpe de estado. Sus pretendidos fundamentos, «que hoy pueden tirarse a la papelera en términos historiográficos», calaron en ciertos sectores de la sociedad española y hoy en día aún subsisten. El historiador madrileño los divide en seis categorías ligadas a: la «ilegitimidad» de la II República Española; el carácter esencialmente «revolucionario» de la misma promovido por la izquierda; la agresión a la que la II República Española sometió a las fuerzas vivas de la nación: Iglesia, militares y propietarios; la práctica de una política tendente a destruir la unidad de la patria; la incapacidad del gobierno republicano para mantener el orden público; y el peligro de que España cayera bajo la influencia de la estrategia moscovita, encaminada a asestar un golpe casi mortal a la civilización cristiana occidental.


Como colofón, sólo resta añadir que ‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’ incluye apartados de Conclusiones, Anexo documental, Agradecimientos, Fuentes primarias y bibliografía, Listado de siglas y abreviaturas y un Índice onomástico y analítico.

‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’ de Ángel Viñas

Los movimientos clandestinos de la conjura que precedió a la guerra civil
Herme Cerezo
domingo, 7 de abril de 2019, 18:30 h (CET)

Ángel Viñas (Madrid, 1941), el historiador de la pajarita, es uno de esos investigadores, hay más, afortunadamente, que no pretende reinventar la Historia, pero que sí quiere ampliar suficientemente el horizonte, a través de la localización de documentos inéditos, que permitan disponer de una imagen mucho más nítida, y precisa, de cómo sucedió todo. «No siento ningún remordimiento en desautorizar a los charlatanes e incluso a los historiadores que se han dejado llevar por posturas apriorísticas, cuando no ideológicas. Siempre habrá autores inasequibles al desaliento en defensa de sus, a veces, absurdas posiciones e incluso a las pruebas documentales más contundentes, pero que chocan con sus preconcepciones y trayectorias. Tales autores creen estar en posesión de la verdad y con la verdad, evidentemente, no se juega», afirma Viñas.


Portadaangelvias

El título de su nuevo libro, ‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’, publicado por la editorial CRÍTICA, gira precisamente en torno de ese interés suyo por iluminar aspectos poco conocidos hasta ahora. Como el propio Ángel Viñas señala «Soy plenamente consciente de que la tesis que ha defendido este libro es clásica entre los autores de la izquierda. Se enunció ya en época de la guerra civil. Lo que servidor ha hecho, a través de un recorrido pormenorizado por una docena de archivos, ha sido documentar sus aciertos y sus errores. Entre los primeros figuran aquellos en los que se señaló a los monárquicos, a los fascistas y a Juan March como culpables de la guerra civil. Entre los errores, el haber puesto en primer lugar a Hitler y a sus cohortes, quizá porque el nazismo siempre tuvo una peor imagen, ampliamente justificada». Ese recorrido por archivos le ha llevado a concebir un libro con abundantes notas explicativas a pie de página. Todas y cada una de sus afirmaciones están exhaustivamente documentadas y detalladas en abundantes notas a pie de página. Es su forma de explicar las cosas, la marca de la casa. Se puede constatar en anteriores obras suyas.


¿Quién quiso la guerra civil? Cada libro nace porque su autor es asaltado por algún tipo de duda. Siempre hay una pregunta que el escritor, historiador o investigador quiere contestarse a sí mismo o, cuando menos, trabajar en ello. ¿Quién quiso la guerra civil? es la cuestión que pretende resolver Ángel Viñas con su nuevo libro. ¿Quién quiso la guerra civil? habla de los manejos monárquico-fascistas, hasta hoy poco conocidos, contra la II República Española, encaminados a recaudar fondos para los sublevados del 18 de julio de 1936, fondos que les permitirían adquirir el armamento moderno que iban a utilizar en la contienda. Según documentos procedentes de archivos españoles, británicos, franceses y algunas evidencias descubiertas en Roma, queda clara su intención de restaurar la monarquía y establecer un régimen similar al de Mussolini, en el que Franco no hubiera tenido cabida como principal intérprete. Calvo Sotelo y Sanjurjo hubieran desempeñado los papeles principales de la conjura, si no se hubiera producido el asesinato del primero y la muerte en accidente aéreo del segundo. «En su desprecio hacia las grandes masas de población que accedían por primera vez a la política para empujar, a trancas y barrancas, un imprescindible proceso de modernización política, social, institucional y cultural en España, los conspiradores monárquicos dirigieron su atención a la atención de armamento moderno y a la creación paralela de un “estado de necesidad” que justificara la sublevación militar».


Viñas deja claro que la extrema derecha monárquica se declaró en guerra contra la II República Española ya desde el mismo momento de su instauración. Para lograr sus objetivos precisaba de un apoyo exterior sólido, apoyo que consiguió a través de fructíferas negociaciones. En este sentido, resultó indispensable el soporte económico del multimillonario Juan March, «el financiador más importante de la conspiración monárquica y de su logro más significativo: la adquisición de aviones de guerra modernos o muy modernos con objeto de apoyar el golpe que iban a poner en práctica unos jefes y oficiales seducidos por la extremista organización monárquico-militar que fue la UME».

La plasmación de toda esta operativa subterránea fue el golpe de estado, que partió de África en una calurosa tarde del mes de julio del 36 y que tuvo repercusiones en ambos bandos. En el rebelde, que comprobó cómo se evaporaban sus predicciones de un rápido triunfo militar, y en la propia República, que vio pronto que sus esperanzas de abortar el conflicto armado carecían de fundamento, ya que los sublevados contaban con el apoyo de la Alemania nazi y de la Italia fascista, mientras que ellos, los representantes del régimen legítimamente constituido el 14 de abril de 1931, habían sido abandonados por las potencias aliadas. Azaña comprendió que «era posible combatir a los rebeldes, pero no también a Italia y Alemania y vencer la hostilidad británica y el arrastrar los pies de Francia». El armamento soviético, que comenzó a llegar en octubre de 1936, no fue suficiente para restablecer el equilibro en la lucha.


Dentro de los dieciséis extensos capítulos que componen la obra, Ángel Viñas aborda también la leyenda construida por los vencedores acerca de las causas que motivaron su golpe de estado. Sus pretendidos fundamentos, «que hoy pueden tirarse a la papelera en términos historiográficos», calaron en ciertos sectores de la sociedad española y hoy en día aún subsisten. El historiador madrileño los divide en seis categorías ligadas a: la «ilegitimidad» de la II República Española; el carácter esencialmente «revolucionario» de la misma promovido por la izquierda; la agresión a la que la II República Española sometió a las fuerzas vivas de la nación: Iglesia, militares y propietarios; la práctica de una política tendente a destruir la unidad de la patria; la incapacidad del gobierno republicano para mantener el orden público; y el peligro de que España cayera bajo la influencia de la estrategia moscovita, encaminada a asestar un golpe casi mortal a la civilización cristiana occidental.


Como colofón, sólo resta añadir que ‘¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración’ incluye apartados de Conclusiones, Anexo documental, Agradecimientos, Fuentes primarias y bibliografía, Listado de siglas y abreviaturas y un Índice onomástico y analítico.

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