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Antonio Valencia

Crímenes sin castigo

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Hoy me toca hacer de abogado del diablo. Pese a ser simpatizante del Athletic de Bilbao (mi segundo equipo por detrás del histórico Arenas) no puedo evitar reprobar duramente entradas como la de Urzaiz a Pablo García en el partido del pasado sábado.

Y es que no estamos hablando de una lesión producida en la disputa de un balón, sino de una acción que no viene a cuento porque el balón no está por medio. ¿Qué explicación tiene dar un pisotón en la parte de atrás de la rodilla de un contrario en un balón aéreo?

Lamentablemente, los jugadores infractores se saben prácticamente impunes. Si el árbitro no les ve, que es lo más habitual, es bastante improbable que el Comité de Competición entre de oficio, y casi imposible que lo haga por una denuncia del equipo contrario (la excepción fue el Mallorca en el caso de Arango y Javi Navarro) por lo cual estas agresiones, que es lo que son, quedan sin castigo.

La única posibilidad de que el Comité de Competición tome cartas en el asunto es que se forme tal revuelo mediático que no se hable de otra cosa que de esa acción en concreto en las veinticuatro horas siguientes al partido, lo cual sólo se cumple si el autor es multireincidente o si hay un equipo grande de por medio. Por lo demás, impunidad absoluta, con el agravante de complicidad de los organismos federativos. ¿Dónde están cuando se les necesita?

Crímenes sin castigo

Antonio Valencia
Antonio Valencia
martes, 14 de febrero de 2006, 22:26 h (CET)
Hoy me toca hacer de abogado del diablo. Pese a ser simpatizante del Athletic de Bilbao (mi segundo equipo por detrás del histórico Arenas) no puedo evitar reprobar duramente entradas como la de Urzaiz a Pablo García en el partido del pasado sábado.

Y es que no estamos hablando de una lesión producida en la disputa de un balón, sino de una acción que no viene a cuento porque el balón no está por medio. ¿Qué explicación tiene dar un pisotón en la parte de atrás de la rodilla de un contrario en un balón aéreo?

Lamentablemente, los jugadores infractores se saben prácticamente impunes. Si el árbitro no les ve, que es lo más habitual, es bastante improbable que el Comité de Competición entre de oficio, y casi imposible que lo haga por una denuncia del equipo contrario (la excepción fue el Mallorca en el caso de Arango y Javi Navarro) por lo cual estas agresiones, que es lo que son, quedan sin castigo.

La única posibilidad de que el Comité de Competición tome cartas en el asunto es que se forme tal revuelo mediático que no se hable de otra cosa que de esa acción en concreto en las veinticuatro horas siguientes al partido, lo cual sólo se cumple si el autor es multireincidente o si hay un equipo grande de por medio. Por lo demás, impunidad absoluta, con el agravante de complicidad de los organismos federativos. ¿Dónde están cuando se les necesita?

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