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La captura de rehenes ha sido una característica constante y despreciable del régimen iraní desde que los fundamentalistas islámicos derrocaron al gobierno de Irán en 1979. Aquel año los radicales capturaron como rehenes a más de 60 empleados de la embajada de Estados Unidos y tuvieron prisioneros a 52 estadounidenses durante 444 días.
Según fuentes de seguridad los rehenes fueron liberados en el lado sirio de la frontera con Turquía tras viajar desde la ciudad de Raqqa, bastión del Estado Islámico.
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