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Vieja balada esta de la mentira. Cuando se desliza por el camino del desenfreno, puede convertirse en una falsedad cotidiana en verdad pública y protegida. Entonces, todo se convierte en gallinero y falacia, donde: si él miente, yo miento más, nosotros mentimos, luego todos mienten: si ellos calumnian, yo calumnio. Y tiramos porque nos toca. Con lo que la vida política se está convirtiendo en trapicheos de casa de vecinos.
Presumen los izquierdistas de que su moral es intachable y superior a la de los demás. Aparte de que los españoles tenemos el dicho de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, eso es indemostrable.
¿Qué más hay que ver y soportar para que el pueblo reaccione? ¿Qué respeto se tiene así misma una oposición que aguanta que le estampen en la cara, en el Senado de todos los Españoles, la terrible frase: ¡No estorbe!? ¿Tiene un Presidente de Gobierno potestad para decidir, “motu proprio”, ciertos temas de Estado que implican la estabilidad y la seguridad de la Nación?
El espejo del día estaba ovalado y mortecino como una luz de un poste de luz eléctrica. Nadie en la vecindad se atrevía abrir la boca, ni irse por otro camino que no fuese el de la súplica para encontrar la verdad. Cuando hay un hecho de la vida real, existe la verdad absoluta, pues se involucra, no más el producto del surco de la verdad. Aunque las huellas existen y seguirán existiendo, dactilares y de todo tipo, ese es un detector.
Así empieza Llàtzer Moix su escrito Soldados de la verdad: “Cada día vemos en los telenoticias soldados y voluntarios ucranianos armados y dispuestos a defender su país. Cada día vemos en la tele periodistas que defienden la verdad con el micro y la cámara, con el boli y bloque de notas. Estos no llevan uniforme, pero también se les puede llamar – soldados de la verdad -. Su valentía no desmerece la de aquellos que empuñan armas”.
“Cuando yo uso la palabra quiere decir lo que yo quiero que diga… ni más ni menos”. Esta interesante frase la decía Humpty Dumpty en Alicia a través del espejo, una obra literaria en forma de cuento del genial Lewis Carroll. Resulta cansino recordar las innumerables ocasiones en las que nuestro presidente de gobierno dice una cosa y la contraria, la verdad no existe ni en su psique ni en su vocabulario, ni en su conciencia.
Desde que la historia es historia el boca a boca del pueblo considera que la mentira es el oficio más viejo del mundo. Si duda de la verdad, lea la Biblia y lo verá. Entre Castilla y León: ganó la claridad por su estilo a la hora de exponer problemas de España.
No me casaré con la mentira, el error, la cara bonita que me dijo "amor", pero para nada lo he encontrado en él.
Es curioso que las televisiones sean tan numerosas pero que todas digan lo mismo. Ahora pueden armar su programa diario con las imágenes y comentarios del volcán de La Palma. El otro tema fijo, la pandemia, parece que se está agotando, aunque tratan de alargarlo con la tercera dosis de vacunación y la de la gripe, más el precio de la electricidad.
Es la expresión precisa y transparente, que se transmite con fidelidad,empleando una objetividad patente, contrastable y convincente.
Vivimos en la sociedad del espectáculo desde hace décadas. Desde hace unos años con Internet, las redes sociales y los móviles el parecer está intentando superar o sustituir a la verdad y a la realidad. Pero nunca lo conseguirá.
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