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Hay una tendencia ridícula en la literatura de hoy en día y es la de iniciar el libro con una frase impactante. No importa que, tras esa frase, la retahíla de retórica que venga después, en cada uno de sus párrafos, no sea más que paja mojada de un vulgar granero. Lo que importa es que el lector, aquel descuidado lector, se sienta atraído por una portada de atractivo diseño y por una frase inicial que deje con ganas de resolver el enigma a la siguiente oración.
¿Quién sabe si las cucarachas huyen del fuego y se refugien en nuestras casas? El grano ucraniano tarda una eternidad en llegar a no sé que puerto turco. Después de veinte años del ataque a las torres gemelas parece que han encontrado y asesinado a un ayatolá. No parece sea ninguna buena contribución a la paz.
‘Herido leve’ es el nuevo libro de Eloy Tizón (Madrid, 1964), editado por Páginas de Espuma. Como título, ‘Herido leve’ quizá pueda resultar algo equívoco porque Tizón lo es todo menos un «herido leve» de la literatura. Tal vez el subtítulo del volumen, ‘Treinta años de memoria lectora’, ponga al lector en el camino correcto para saber qué es lo que sostienen sus manos.
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