Tradición cristiana para recordar dos circunstancias que han rodeado nuestras vidas: el día uno, la de aquellos que pusieron a DIOS en el centro de su vida, anteponiendo la CARIDAD al PRÓJIMO sobre cualquier otro interés. El día dos, recordamos a todos los que, creyentes o no creyentes, recorrieron el universo que nos regaló el SEÑOR, dejándonos una huella de sí mismos: la EVOLUCIÓN del MUNDO y la todos sus HABITANTES lleva siempre algo de cada ser que le recorrió y algo de aquellos convivientes de épocas pasadas.