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Veo en la televisión la imagen de un tipo con apellido de cárcel, porque sin darse cuenta lo lleva ya registrado en su onomástica. Un individuo de más de sesenta y cinco años que ha vivido casi toda su vida de la política. El gran refugio de los vagos y delincuentes. Es uno de esos individuos prototipos que describió certeramente Stefan Zweig en su libro Momentos estelares.
Estamos asistiendo a la degradación de los sentimientos nobles del ser humano, y sólo por el afán desmesurado de conseguir poder. Lo que se lleva es eso de «cuanto más poderosos seamos mejor», como si lo más importante para el ser humano fuera satisfacer esa ansia descomunal que le va a permitir abrir todas las puertas para conseguir fama, riqueza, gloria y honores, es decir, todo aquello que desea, pero que su espíritu no quiere porque los podrá llevar consigo al otro mundo.
Los Técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, consideran que el aumento del 18% de las denuncias indican un aumento de la corrupción y el fraude en la contratación pública, tras analizar los indicadores seleccionados por la Oficina Independiente de Regulación y Supervisión de la Contratación (OIReScon). La OIReScon es un órgano colegiado independiente, aunque está adscrito al Ministerio de Hacienda a efectos organizativos y presupuestarios.
Oímos hablar en los medios de los aforamientos y de sus beneficiados, los aforados. Pero con frecuencia nos liamos la manta a la cabeza y creemos que solo son aforados los políticos, o que ningún aforado puede ser juzgado. Con lo que bien está que sean aclaradas ciertas cosas básicas sobre tan esencial asunto.
Tranquilidad. Todos mediocres a apoyar al sanchismo, demostrada mafia criminal. «Larga vida al Sanchismo socialista (sic)», dicen los que viven de él, con la disculpa de apoyar a un partido que ante todo creen que es social, pero nunca más lejos de la realidad.
En España, la corrupción no es una anécdota, ni un error puntual, ni un asunto exclusivo de “unos pocos”. Es un sistema, una maquinaria silenciosa y eficaz que se alimenta del oportunismo, la impunidad y la falta de voluntad real para extirparla. No importa el color del partido, ni el cargo que se ostente, los corruptos y los corruptores se entienden entre ellos, porque hablan el mismo idioma.
A lo largo de estos 25 años de docencia, he pensado en dejar la enseñanza en más de una ocasión. Motivos he tenido: leyes cambiantes y sin sentido, burocracia creciente, sociedad hostil hacia el profesorado, alumnado menos interesado en el aprendizaje, devaluación económica, irrupción de la IA… Cada vez que ese pensamiento invade mi cabeza, me recuerdo a mí mismo que lo importante aquí siempre es la Educación, así, con mayúsculas.
Dice el refrán: “Cuando el río suena, agua lleva”. Si el agua discurre libre y juguetona por su cauce, produce un sosegado murmullo que se convierte en una armoniosa melodía. Pero cuando aparece la sed de lo que ya no puede contenerse, la furia del agua desatada no es sonido: es rugido, un grito ancestral que los diques temen escuchar. ¿No hay nadie que escuche ese rugido en las entrañas del PSOE?
Mordidas malversación, fraude, pilinguis… Esta gente hace a todo. Toca todos los palos, lo mismo plancha huevos que fríe corbatas, por eso el sanchismo se ha convertido en una fétida corriente con un panorama desolador donde la corrupción, las mordidas y el fraude son la línea conductora. Eso sí, al presidente le ha faltado tiempo en su comparecencia para echar la culpa a los demás: llevaba preparado el espejito y únicamente veía al otro, él no se veía.
El poder es un fetiche y ellos gobiernan para el poder; eso es progresismo, justo lo contrario de progreso. Progresismo es el signo de identidad como partido sanchista: PCS (partido corrupto sanchista). Hace mucho que tiraron a la basura las siglas PSOE, el progresismo no es ni socialista ni obrero ni español.
"No vamos a romper la estabilidad para ponernos en manos de PP y Vox, la peor oposición que ha tenido nuestro país", dijo el presidente en su comparecencia ante los medios. ¿Se habrá escuchado la barbaridad que ha soltado? ¿Se puede ser más antidemocrático que este nefasto personaje chulesco y engreído? Él puede pactar con proetarras, independentistas y bandoleros golpistas, pero los demás han de pactar sólo con quien él diga.
Frente a los prudentes, los fatuos se envalentonan. Es el problema de los que miden sus actos y contienen sus lenguas. El obispo de Madrid, Enrique Tarancón, lo dijo varias veces: el exceso de prudencia es una imprudencia. ¿Cuál es la imprudencia? Que demos pábulo a toda una serie de cosas que son, hablando “prudentemente”, impresentables.
Han pasado diez días desde que se publicó el informe de la UCO y el secretario de organización socialista aún sigue negando la mayor. Insiste en que el tiempo demostrará la falsedad de cuanto se dice de él. Lo que sucede es que, a la vista de diferentes apartados del informe primero, el tal Santos Cerdán es el perejil de todas las salsas, pero sólo para poner el cazo.
El último informe de la UCO detalla la actividad delictiva de una «organización criminal» integrada por altos cargos del Gobierno y del Psoe. Los jefes de esta banda no eran segundos espadas. José Luis Ábalos y Santos Cerdán han sido los hombres de confianza de Pedro Sánchez y los número dos en el Gobierno y en el partido durante años. Ellos son los dos que han llevado durante el sanchismo la manija del poder en el Gobierno y en el Psoe.
El día 12 pasado, el plagiador de tesis que todos conocemos, es decir Pedro Sánchez, volvió a importunarnos con un numerito en el que pedía perdón a los ciudadanos cantando su palinodia. En la puesta en escena, debidamente maquillado y acicalado para que presentase cara de compunción, dijo que pedía perdón públicamente por al asunto de Koldo y el de Santos Cerdán.
Recorrer la prensa internacional del viernes, sábado y domingo es comprobar que la corrupción de Sánchez y su banda criminal mafiosa ocupan primeras páginas y amplio espacio interior. Tampoco ponen en duda --ni siquiera los avergonzados medios nacionales vendidos al poder-- que el presidente del Gobierno y jefe de la mafia sanchista está deslegitimado desde que en las primarias demostrara lo que lleva en su ADN: fraude, falsedad, mentira y corrupción.
El número tres del PSOE lo negó todo hace tres días. Siempre utilizan la misma estrategia hasta que sale el documento, el video o el audio que demuestra lo que adelantan algunos periodistas no vendidos al poder corrompido. Hasta la esposa de Santos Cerdán, haciendo uso de su actitud verdulera, puso de pelo conejo a la periodista de un diario digital que le soltó a la cara evidencias que ese diario tenía.
Estoy harto de tener que leer casi diariamente noticias sobre mordidas, comisiones y demás vergüenzas y delitos presuntamente cometidos por militantes o personajes del entorno de los partidos de izquierda. Casi siempre del PSOE, seamos claros.
Ya no se cree en nada. Ni en los discursos, ni en los partidos, ni en las promesas que se repiten como mantras huecos, cada vez que hay elecciones. España vive una desilusión profunda, una especie de hartazgo cívico que se ha incrustado en el ánimo colectivo, como una llaga que no cicatriza. Y no es para menos.
Tal y como está la situación, no me sorprendería que en cualquier momento convocara elecciones quien en Madrid ya es conocido por tirios y troyanos como «el galgo de Paiporta». Está acorralado y se le acaban las balas. Ni siquiera el fogueo funciona de tanto como lo ha utilizado en falso. Son años machacando y diciendo las mismas y maliciosas propuestas, por lo que nadie le hace caso: mirarle a los ojos e intuir que miente es todo uno.
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