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Cayetano González
Columna de opinión
Cayetano González

La vuelta de Iglesias

MADRID, 25 (OTR/PRESS) Sus huestes le esperaban como agua de mayo, en un momento en que todas las encuestas coinciden en señalar las malas expectativas electorales de la formación que él sigue, de momento, liderando. Esas encuestas indican que Podemos llegaría a perder prácticamente la mitad de los escaños que ahora tiene en el Congreso de los Diputados. Tras tres meses de baja por paternidad, Pablo Iglesias Turrión reapareció en público este fin de semana en un mitin celebrado al aire libre en la Plaza del Museo Reina Sofía en Madrid. Fue una vuelta en cierta manera decepcionante. Con un discurso rancio, lleno de tópicos, radical, atacando a todo el mundo: a la banca, a las empresas, a los medios de comunicación. Esos mismos medios que en buena medida han contribuido a lo largo de estos años a su encumbramiento como líder político de la izquierda más radical. La intervención de Iglesias denotó nerviosismo, desazón, temor en definitiva a lo que puede ser el derrumbamiento de un proyecto político que nació hace cinco años, que ilusionó a mucha gente, pero que poco a poco se ha ido diluyendo y deshaciendo a través de los mismos vicios y errores de los partidos que ellos calificaron de "casta política". Una de las pocas cosas sensatas que dijo Iglesias en su mitin de regreso fue reconocer que las luchas internas que ha habido en Podemos en los últimos tiempos no han sido precisamente ejemplarizantes: "hemos decepcionado a mucha gente. Hemos dado vergüenza ajena con nuestras peleas". Sabía de lo que hablaba el líder de la formación morada, después de la marcha de Iñigo Errejón, Carolina Bescansa, Luis Alegre o la última, el cabeza de lista al Parlamento Europeo, Pablo Bustinduy. Se olvidó de todas formas de hacer una referencia autocrítica al espectáculo dado personalmente por él y por su pareja, Irene Montero, al adquirir un chalet nada modesto en la sierra de Madrid. Eso también ha castigado a Podemos. Cuando los liderazgos son tan personales, pasan estas cosas y sus adversarios políticos no dejan pasar la oportunidad. Quien está encantado con la crisis de Podemos es el PSOE de Pedro Sánchez que ve como se ha pasado en poco tiempo de hablar del posible "sorpasso" de la formación morada a los socialistas, a que estos les superen ampliamente en las encuestas, debido a que un buen número de votantes de Podemos que antes lo eran del PSOE, están volviendo a la casa madre de la izquierda, es decir, al partido fundado por el auténtico Pablo Iglesias. Las elecciones generales del 28-A y las posteriores municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo pueden ser un auténtico fiasco para Podemos, sobre todo, si pierden el poder en aquellos lugares donde han estado detentándolo estos últimos cuatro años.

El mercado de invierno para que los clubes de fútbol se reforzaran acabó el 31 de enero y se puede decir que no hubo fichajes sonados. En estos días se ha abierto otro mercado de fichajes, en este caso el de los partidos políticos de cara a las elecciones generales del 28 de abril. Este mercado tiene también su fecha de caducidad, el próximo lunes día 25, día en que tendrán que presentar sus listas completas ante la Junta Electoral. De momento, el mercado se mueve: en el PP, el fichaje más sonado ha sido el de la periodista y escritora Cayetana Álvarez de Toledo, que será la cabeza de lista de los populares por Barcelona. Cayetana se ha distinguido en los últimos años por hacer frente con firmeza y determinación al desafío secesionista impulsado por los partidos independentistas de Cataluña. Otros fichajes populares de los últimos días han sido el de Juan José Cortés, cuya hija, Mari Luz, fue asesinada en el 2008, y el del periodista Pablo Montesinos. El primero será cabeza de lista por Huelva y el segundo, por Málaga. En Ciudadanos también ha habido movimientos: Rivera ha anunciado la incorporación a la lista de Madrid del ex-vicepresidente de Coca-Cola, Marcos de Quinto y del abogado del Estado, Edmundo Bal, que fue purgado por Sánchez, al oponerse a rebajar el delito de rebelión que en su opinión sí habían cometido los políticos catalanes que ahora están siendo juzgados en el Tribunal Supremo. Dos buenos fichajes, de dos personas procedentes de campos tan distintos como el mundo de la empresa y el de la abogacía. En el PSOE, más que fichajes, lo que ha habido ha sido "purga" por parte del ahora todopoderoso secretario general. Con el objetivo de formar un grupo parlamentario que le sea fiel y donde no haya críticos, Sánchez ha hecho una buena criba de las propuestas que han llegado a la dirección federal socialista procedentes de territorios como Andalucía y Aragón. La todavía lideresa socialista andaluza, Susana Díaz, no pudo ser más clara al respecto de esa limpia: "tomo nota" dijo el pasado sábado a la entrada de la reunión del Comité Federal del PSOE que dio el visto bueno a las listas. En cuanto al partido emergente, VOX, también ha realizado varios fichajes: el escritor e intelectual José María Marco para el Senado por Madrid; el ex-diputado valenciano del PP, Ignacio Gil Lázaro y quizás lo más llamativo ha sido la incorporación de tres Generales del Ejército en la reserva, como cabezas de lista en Cádiz, Alicante y Castellón. En Podemos, de fichajes ni se habla. Bastante tienen con mantener unido lo que queda y esperar a que vuelva Pablo Iglesias de su baja por paternidad para ver si es capaz de parar la caída en picado que pronostican las encuestas para la formación morada. En definitiva, el mercado de fichajes ha estado animado y de aquí al próximo lunes es posible que haya alguno más.

19 de marzo de 2019.

Tres lustros. Ese es el tiempo que ha pasado desde esa fatídica mañana del 11 de marzo de 2004, cuando hacia las 7,40 empezaron a hacer explosión las mochilas-bomba colocadas en varios vagones de tres trenes de cercanías de la estación de Atocha de Madrid. El resultado de dicho atentado terrorista no pudo ser más demoledor: 192 personas muertas y cerca de 2.000 heridas, algunas de estas últimas no recuperadas a día de hoy del todo, ni de sus heridas físicas ni, sobre todo, de las psicológicas. El atentado del 11-M fue el mayor ataque terrorista sufrido, no sólo por España, sino por otro cualquier país europeo. Conmocionó y mucho a toda la sociedad. Y eso que ésta ya venía de sufrir durante muchos años el otro terrorismo que ha habido en nuestra Nación desde la segunda mitad del siglo XX: el de la banda terrorista ETA. Pero, que en un mismo día, asesinen a 192 personas es de un impacto brutal. Por eso, el primer recuerdo en este nuevo aniversario del atentado tiene que ser para las víctimas del mismo, para los muertos, para los que sobrevivieron y para los familiares de ambos. Es imposible que para las víctimas el tiempo borre o alivie el dolor por el daño causado. La pérdida de un ser querido, de un padre, de un hermano, de un hijo, no hay nada que lo pueda paliar. Tienes que convivir con ese dolor el resto de tus días. De ahí que la sociedad, los poderes públicos tengan el deber de no olvidar nunca, de estar siempre, con las víctimas del terrorismo. Además, ese atentado tuvo otro tipo de consecuencias en la vida política de España. La sociedad se dividió, porque los partidos políticos, los responsables públicos, se dividieron. No se trata de discutir ahora si la victoria del PSOE de Zapatero en las elecciones generales que se celebraron tres días después del atentado, se debió a éste, a las torpezas del Gobierno del PP en aquellas horas o a cualquier otro factor. El hecho es que las cosas en España y en la sociedad cambiaron de forma bastante radical a partir de aquella fecha y no precisamente para bien. Tampoco ha ayudado a recuperar esa deseable unidad y cohesión de una sociedad, cuando se producen hechos tan dramáticos, las dudas que todavía existen en una buena parte de las víctimas del atentado del 11-M sobre lo que ha venido en denominarse la autoría "intelectual" del mismo. Es decir, quien o quienes fueron los que lo planificaron y con qué objetivos lo hicieron. Porque la sentencia del juicio que se llevó a cabo en la Audiencia Nacional no aclara ese extremo, y se limita a señalar a los autores materiales del mismo. Conocer toda la verdad de lo que pasó es una necesidad ética y democrática a la que tienen derecho todos los ciudadanos y de manera especial, las víctimas del atentado terrorista. Todavía se está a tiempo.

12 de marzo de 2019.

Este martes, el Rey firmará el decreto que le presentará el Presidente del Gobierno por el que se disolverán las Cortes y quedarán convocadas las elecciones generales para el próximo 28 de abril. Aunque la campaña electoral no dará comienzo de forma oficial hasta el 12 de abril, ya todos los partidos están en plena actividad, aprovechando no solamente los fines de semana, sino cualquier ocasión que se les presente para explicar sus propuestas a los ciudadanos. Se trata de una campaña continua de casi dos meses, que además tendrá su prolongación hasta el 26 de mayo, fecha en que los ciudadanos volverán a votar, en este caso, en las elecciones europeas, municipales y autonómicas en trece Comunidades: todas, menos Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia. Un cierto empacho por tanto de sobreactividad electoral, que aunque las vacaciones de Semana Santa, la puedan aliviar algo, no deja de ser un periodo largo e intenso. El debate sobre hasta qué punto influyen en la intención de voto las campañas electorales vuelve a estar presente en la opinión pública, aunque en esta ocasión, y en referencia más concreta a las elecciones generales, es posible que sea la vez en que una campaña puede decantar más el voto en un sentido o en otro, dado el resultado incierto que arrojan las encuestas. En el bloque de la izquierda, parece claro que el PSOE va a ser el referente principal recuperando bastante voto que en un pasado reciente se le fue a Podemos, una formación política en un momento de crisis profunda, con diversas divisiones internas en diferentes territorios y con un líder, Pablo Iglesias, desaparecido hace semanas por mor del permiso de paternidad que solicitó. En el bloque del centro derecha, la disputa se presenta mucho más apretada debido a la irrupción de VOX, un partido que ya dio la sorpresa en las recientes elecciones andaluzas y al que todas las encuestas pronostican un buen resultado en estas elecciones generales. La gran incógnita es si el PP será capaz de mantener esa hegemonía electoral en el espacio del centro derecha, para lo que sería necesario que taponara esa fuga de votos hacia VOX. En cuanto a Ciudadanos, su objetivo de ocupar el centro político y de esa manera poder pescar votos tanto a su derecha como a su izquierda, está bien como diseño estratégico pero habrá que ver si en la práctica se cumple, mucho más cuando va a haber una radicalización de las posturas, de aquí al día de las elecciones. Esa radicalidad se plasma por parte del centro derecha en el objetivo de echar a Sánchez de la Moncloa y evitar que vuelva a gobernar con Podemos y los independentistas. Y por parte del actual líder del PSOE, la radicalidad se expresa en: o gobierno yo, o lo harán los tres partidos de la plaza de Colón. Así están las cosas de cara al 28-A.

5 de marzo de 2019.

Ciudadanos ha movido ficha en el tablero pre-electoral y lo ha hecho apostando fuerte: su dirigente más popular, Inés Arrimadas, dará el salto a la política nacional y encabezará la lista del partido naranja por la circunscripción de Barcelona en las elecciones generales que tendrán lugar el próximo 28 de abril.

26 de febrero de 2019.

Sin ánimo de exagerar, pienso que las elecciones generales, que en uso de su prerrogativa constitucional, ha convocado el Presidente del Gobierno para el próximo 28 de abril, pueden ser las más importantes y trascendentales de las celebradas en nuestro País en los últimos tiempos, dejando aparte, si se quiere, las primeras elecciones democráticas (junio de 1977) tras la disolución de las Cortes franquistas.

19 de febrero de 2019.

Si este miércoles, los partidos independentistas catalanes -que auparon a Pedro Sánchez a la Presidencia de Gobierno el pasado mes de junio, votando a favor en la moción de censura que presentó contra Rajoy- le tumban los presupuestos generales del Estado, lo más sensato y coherente sería que el líder del ejecutivo procediera a disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en el mes de abril. ¿Lo hará Sánchez? Todas las señales emitidas en estos meses por el Presidente apuntan a que no. Ha dado muestras más que sobradas que le gusta disfrutar del poder, viajar mucho al extranjero, repetir hasta la saciedad, como si hubiera dudas al respecto, que él es el Presidente del Gobierno. Pero sin presupuestos propios -tendría que prorrogar los de Rajoy-, con el pulso secesionista con Cataluña encallado, con el juicio a los políticos catalanes que intentaron subvertir el orden constitucional en marcha, con una parte de la sociedad española -como se vio este domingo en la Plaza de Colón- harta de esta situación, se antoja difícil imaginar cómo se puede gobernar durante los próximos meses con un mínimo de estabilidad y tranquilidad. Se dice que cualquier Presidente del Gobierno convoca las elecciones cuando las encuestas que tiene encima de la mesa le son más favorables. Si eso es así, Sánchez -a la vista de las que le fabrica el CIS del inefable José Félix Tezanos- debería tener pocas dudas al respecto. El problema es que seguramente manejará otros estudios demoscópicos donde las cifras no le son tan favorables y es ahí donde puede vacilar sobre qué hacer. De momento, las elecciones que ya tienen fecha fijada en el calendario son las europeas, municipales y autonómicas en trece Comunidades que se celebrarán el domingo 26 de mayo. Si antes no hubiera elecciones generales, la triple cita de mayo será abordada por los diferentes partidos como unas elecciones en clave nacional. El lema de la concentración de este pasado domingo en Madrid fue: "Por una España unida. Elecciones Ya". Y es verdad que aunque la potestad de convocarlas es algo que la Constitución reserva al Presidente del Gobierno, este no debería hacer oídos sordos a un deseo cada vez más extendido de que la gente quiere votar y decidir con su voto cual va a ser el rumbo de España en los próximos años. Desde un punto de vista democrático, votar es lo más sano que se puede hacer. Y si además, la situación política e institucional, como sucede ahora en España, atraviesa por un momento complicado, la salida es dejar que los ciudadanos se expresen libremente en las urnas. Y si además el partido que está en el Gobierno tiene sólo 84 diputados de un total de 350, razón de más para que cuanto antes, los ciudadanos decidan con su voto.

12 de febrero de 2019.
 
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