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Etiquetas:   Política

Inmersión en la guardería

Luis del Val
martes, 9 de agosto de 2022, 08:00 h (CET)
MADRID, 8 (OTR/PRESS) El totalitarismo del secesionismo catalán no se ha olvidado de las guarderías infantiles para ordenar la inmersión lingüística. Es coherente. El buen totalitario siempre desconfía de la fortaleza de la sociedad a la que tiene sujeta, y procura que no haya resquicios donde su ideología totalitaria pueda mostrar signos de debilidad. En las guarderías, hay desde bebés de cinco meses hasta niños de tres años. Dejar que los bebés puedan escuchar, dentro de la guardería, palabras en castellano sería un descuido imperdonable, que no se les ha escapado. Asimismo, cuando la niña o el niño, cumplidos los tres años puedan asistir a un parvulario lo hará fuertemente domesticado.

Me imagino que no se habrá descuidado la creación de un Cuerpo de Delatores de Guardería, similar a la que existe en los grupos escolares, es decir, comisarios políticos que vigilen a los niños de las guarderías y a sus cuidadores para poder delatarlos y denunciarlos, si muestran signos de debilidad o falta de fortaleza en no emplear, incluso a la hora de cambiar los pañales, el idioma catalán.

Más aún, creo que esta política severa de inmersión lingüística debería extenderse a las consultas de ginecología y obstetricia. Las madres que tienen como lengua principal el castellano deberían ser sometidas a un entrenamiento en las consultas. En ese periodo, además, preocupadas por la gestación, suelen ser muy disciplinadas y obedientes, y una entrevista con la madre gestante -por ejemplo, antes de una ecografía- con el comisario político, donde le advierta a la futura madre de los peligros a los que puede exponer a su futuro hijo si no habla catalán de manera constante, podría ser muy eficaz.

Más aún, sería conveniente que el futuro Delator en Guarderías advirtiera a los responsables de éstas la conveniencia de usar pañales procedentes de empresas, donde las indicaciones estén en catalán. Hay que evitar resquicios. Sólo de esa manera, la futura República Catalana Totalitaria podrá alcanzar sus objetivos y evitar esos descuidos que, en casos históricos, dieron al traste con admirables proyectos patrióticos.

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