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Un momento, por favor

Julia Navarro
miércoles, 18 de mayo de 2022, 08:00 h (CET)
MADRID, 17 (OTR/PRESS) No sé si será cosa de Pedro Sánchez, de sus estrategas o mera casualidad, lo cierto es que cuando aún no nos hemos recuperado del escándalo del asunto Pegasus, con la chulería de algunos dirigentes independentistas catalanes pidiendo "cabezas" y la entrega de la de Paz Esteban como directora del CNI, desde el Gobierno han decidido que lo mejor es trasladar la atención de la opinión pública a otros asuntos y, mire usted por dónde, han sacado del cajón la nueva ley del aborto en la que se plantean algunos aspectos controvertidos. Me voy a parar en la edad en que se puede abortar.

Como siempre he sido favorable, y lo sigo siendo claro está, a la ley de la interrupción voluntaria del embarazo, tengo poco que añadir habida cuenta que ya contamos con una que, además no hace tanto ya fue reformada. Pero si hay un aspecto de la nueva ley con la que no estoy de acuerdo es que las niñas de dieciséis años puedan abortar sin que sus padres se enteren. Ojo, no estoy diciendo que no puedan abortar, sino que lo hagan sin que sus mayores tengan al menos conocimiento.

Con esta decisión el Gobierno suprime de un plumazo la tutela de los padres sobre los hijos menores. Es decir los padres somos responsables de cuanto concierne a nuestros hijos salvo, en el caso de las hijas, si éstas deciden abortar por su cuenta. Es decir si las operan de apendicitis tendremos que dar nuestro consentimiento, pero si abortan se legaliza que ni siquiera tengamos derecho a enterarnos.

Quizá el señor presidente y, por lo menos, los ministros que tienen hijas, puedan imaginar, aunque sea por un momento, que una hija decida abortar sin decírselo y que algo salga mal en la operación y reciban una llamada del hospital diciendo que su hija ha fallecido o que la operación se ha complicado y está gravísima, o cualquier otra circunstancia adversa. Yo no quiero ni pensar qué sentiría en un momento así además de un inmenso dolor.

Me parece que al menos ese aspecto de la ley debería de volver a ser pensado y, en mi opinión, corregido.

Nuestras hijas no pueden votar hasta los 18, ni conducir, y si cometen un delito con consecuencias civiles y tienen que pagar una indemnización son los padres los que lo asumen, tampoco pueden comprar alcohol (Ja,ja,ja), ni entrar en un casino, ni acceder a puestos de trabajo que resulten peligrosos, ni otras muchas cosas más. Pero sí se les va a permitir abortar sin que sus padres lo sepan.

El aborto no es un método anticonceptivo más si no una operación y como tal no está exenta de riesgos y posibles consecuencias tanto físicas como psicológicas.

Por eso insisto en que a los padres, al menos, no se les debe arrebatar el derecho a estar informados sobre una operación quirúrgica que puede tener consecuencias en la vida de sus hijas.

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