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Etiquetas:   Política

Un cinco de mayo en el que ocurrirá (casi) todo

Fernando Jáuregui
lunes, 19 de abril de 2021, 08:00 h (CET)
MADRID, 18 (OTR/PRESS)Supongo que el 'debatazo' entre los candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, este miércoles finalmente en la televisión autonómica madrileña, Telemadrid, debería más bien haber tenido lugar entre los líderes nacionales, que parece que son quienes se lo juegan todo, más que sus patrocinados, en las elecciones del 4 de mayo. Los candidatos, con la excepción de Pablo Iglesias, que va tan por libre que acabará estrellado, hablarán sin demasiada autonomía de vuelo, pensando, y sabiendo, que la partida se juega de verdad al día siguiente, el 5 de mayo. Porque los votos en las urnas del 4-m van a condicionar muchas cosas, muchas, no solo ni principalmente en la política de la principal autonomía española, sino en la propia vida política nacional. Vamos, que no es solo Iglesias quien se la juega: también Pablo Casado, Inés Arrimadas, Santiago Abascal... y sí, también, me parece, Pedro Sánchez. Quizá más que ningún otro.

Sánchez aporta mucho a esta campaña: a su ministra de Industria, que se irá del Gobierno, si el socialista Gabilondo gana, para convertirse en vicepresidenta de la Comunidad; a su estratega, mano derecha y jefe de Gabinete Iván redondo, para que eche una mano desde La Moncloa. Y se aporta Sánchez a sí mismo, convirtiéndose de hecho en el gran rival de la 'popular' Díaz Ayuso y relegando a un segundo plano al candidato del PSOE, Ãngel Gabilondo, que, inmerso en un torrente de contradicciones que le llegan desde 'su' Gobierno central, se ve condenado a un injusto papel de 'sosoman': ni le gustan los planes para, si las cifras lo posibilitan, aliarse con Unidas Podemos para gobernar, ni le placen los proyectos de la ministra de Hacienda para subir impuestos. Ni, creo, le gusta el enorme protagonismo acaparado por Sánchez en esta campaña.

Si la cosa, como indican algunas encuestas, le sale mal, y Sánchez pierde su batalla personal contra la pugnaz Ayuso, muchas cosas se le desmoronarán: su fama de imbatible y también la de su asesor áulico. La magia empezaría a desvanecerse, como se está desvaneciendo la coalición que formó con Iglesias en enero del año pasado. Y tendría que plantearse seriamente la convocatoria de unas elecciones generales que le liberaran, si su suerte se repite, del yugo 'morado'. Y de la tiranía de tener que contar con Esquerra y hasta con Bildu a cada paso que da en el Parlamento. Así, los planteamientos políticos más o menos vigentes desde aquella moción de censura contra Rajoy, junio de 2018, estallarían por los aires, como entonces estallaron los postulados del 'espíritu del 78'. Nuevo salto desde el trampolín sin estar seguro de que hay agua suficiente en la piscina. Pero Sánchez, ya digo, es hombre mimado por la diosa Fortuna. Hasta hoy, claro.

Mi apuesta personal es que una victoria de Ayuso no debilitaría a su teórico jefe político, Casado, sino que le fortalecería ante unas elecciones generales. La auténtica dimensión de Vox, que no tiene peso decisivo en ninguna autonomía, quedaría claramente reflejada en Madrid si se cumple lo que dicen una mayoría de las encuestas. Y en cuanto a Ciudadanos... no les quedará más remedio, si ocurre lo previsible, que echarse en brazos del Partido Popular, accediendo a lo que antes rechazaron: una fusión por absorción con el PP, aceptando algún cargo relevante en el partido que preside Pablo Casado. Y entonces el panorama de la oposición, hoy tan confuso, quedará aclarado.

¿Sabremos de todo esto el 5 de mayo? Obviamente, no todo será tan inmediato. Pero empezará a marcarse un camino, que los augures creen que será de algún tipo de alternativa en el poder. Porque, como digo, la coalición PSOE-morados no da ya para mucho, y menos si está representada por las Montero-Belarra y los Echenique de turno más que por Yolanda Díaz, una buena ministra cuyo futuro al frente de Unidas Podemos, donde ni siquiera milita, me parece que no está claro ni siquiera con la probable desaparición política de Pablo Iglesias.

Pues sucede que todo esto es lo que se baraja tras las elecciones del 4-m. De nada de todo esto se hablará, presumiblemente, en ese 'debatazo' del miércoles al que finalmente ha aceptado concurrir la presidenta madrileña y candidata a lo mismo, comprendiendo tal vez que el control de 'su' televisión ya nunca va a ser posible porque las cosas han cambiado mucho, también en Madrid y aunque ella sea la 'lideresa'. Hablarán, supongo, de cuestiones madrileñas y todos los telespectadores comprenderán, comprenderemos, que tras sus palabras se habla de otro juego, y que Madrid es apenas un pretexto para la conquista del poder en toda España.

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