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Etiquetas:   Política

La sociedad civil entra en campaña

Fernando Jáuregui
domingo, 18 de abril de 2021, 08:00 h (CET)
MADRID, 17 (OTR/PRESS)A mi juicio, lo más destacado esta semana de incertidumbres sobre vacunaciones y planes para convencer a Europa de lo buenos que son los proyectos del Gobierno español ha sido, no obstante, el manifiesto lanzado por representantes de doscientos mil científicos y sanitarios tras un congreso sobre el Covid-19 al que nadie había, previamente, prestado demasiada atención: "La vacunación debe quedar fuera del debate político y no debe suspenderse sin atender a criterios puramente científicos", se dice en el texto. Un texto emanado, como se ve, de la pura sociedad civil, preocupada (y yo diría que harta) de 'controversias de politicastros', y eso por supuesto no lo dice el manifiesto, que más tienen que ver con la campaña electoral madrileña --y nacional-- que con la preocupación de las autoridades por la salud de los ciudadanos. Ha sido un aldabonazo que nadie debería echar en saco roto. Pero ya verá usted cómo 'ellos' hacen lo posible para que quede en el olvido.

El manifiesto coincidía casi con el comienzo oficial, este domingo, de la campaña electoral para los comicios en Madrid del 4 de mayo, que más parecen las elecciones para la presidencia del Gobierno central que unas regionales, por muy madrileñas que sean. El duelo entre la presidenta de la Comunidad y aspirante a lo mismo, Isabel Díaz Ayuso, y el mismísimo presidente Pedro Sánchez apasiona, claro es, a la opinión pública y a la publicada, que constata que esta pelea va a favorecer mucho más las expectativas de la candidata del PP que a la imagen del inquilino de La Moncloa, que, con su protagonismo desmedido, está dejando a los pies de los caballos al muy digno representante socialista, Ángel Gabilondo.

Este duelo, casi de saloon del Oeste, entre Díaz y Sánchez a lo que más perjudica, además de al sentido común y a la lógica política, es a lo que debería ser una lucha conjunta contra la pandemia, ahora que, presumiblemente, nos hallamos en la recta final para acabar con el virus. Ocurre que está siendo una recta llena de obstáculos, de sinsabores, de egos, de traiciones, de mentiras, en medio de la angustia de una población que quiere verse vacunada de una vez sin polémicas políticas y acientíficas. O sea, justo lo que, con palabras muy medidas y moderadas, pero lo suficientemente claras, denuncia el manifiesto surgido del congreso Covid-19.

Casi todo parece más importante que el "vacunación, vacunación, vacunación" que piden los científicos: desde que Toni Cantó se quede apeado de las listas autonómicas --pues vaya pérdida...-- hasta que la ministra de Industria y varias cosas más, Reyes Maroto, prometa convertirse en vicepresidenta del Gobierno autonómico de Madrid si Gabilondo, improbable pero no imposible según qué encuestas, ganase. Y entonces Sánchez tendría que remodelar de nuevo el elenco ministerial, a ver si ahora acierta. Pero esto es algo que ocurrirá, si ocurre, a partir del 5 de mayo. Como tantas otras cosas en el horizonte incierto de este país trepidante.

Pero, en fin, la sociedad civil está ahí, en ese manifiesto que me parece que suscribimos casi todos y que nada tiene que ver con otros que están sacando presuntos/as famosillos/as pensando que sus tomas de posición importan a alguien y llevarán a su candidato/a al sillón en la Puerta del Sol.

La carrera de la vacunación terminará bien, pero tarde. Sobre todo, para muchos cientos, quizá miles, que, por no llegar a tiempo el remedio, básicamente por culpa de burocracias y falta de ideas, se nos van a quedar en el camino de aquí a ese otoño dorado que se nos presenta como meta, cuando algunos que yo me sé se colgarán medallas de Vacunadores de la Patria. Porque sucede que lo peor de este azote que nos cayó encima hace un año y un mes es que nos hemos acostumbrado a sumar cotidianamente cien, doscientos, trescientos muertos al todavía indefinido número total, y entonces llega la indiferencia absoluta. Como si lo importante, ya le digo, fuesen la campaña, Toni Cantó o, simplemente, llegar como sea al otoño. Y no los padres, amigos, vecinos, que cada día desaparecen de nuestras vidas.

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