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Etiquetas:   Política

Sin palabras

Julia Navarro
viernes, 29 de mayo de 2020, 08:00 h (CET)
MADRID, 28 (OTR/PRESS) Dan ganas de decir aquello de "que paren que me bajo" y es que a veces es difícil encontrar palabras cuando se trata de analizar algunas de las actuaciones de los políticos que nos han tocado en "mala" suerte. Los debates en el Congreso parecen un concurso de improperios donde las medias verdades se mezclan con las medias mentiras, donde la exageración está en el orden del día, y donde tanto el Gobierno como la oposición han abierto dos trincheras, y se esta en una o en la otra. Una vez más a "la tercera España" se le hiela la sangre.

Pero vamos por partes. Es evidente que tenemos un Gobierno manifiestamente mejorable, tanto que se ha convertido en habitual que alguno de los responsables políticos meta la pata. La manera de gobernar de Sánchez y los suyos es lo más parecido a una insoportable ceremonia de la confusión. Dicen y se desdicen a una velocidad pasmosa, con lo cual es difícil que los ciudadanos sepamos a qué atenernos no ya solo respecto al coronavirus sino a cualquier asunto. Da la impresión no solo de que es un gobierno que no está engrasado sino que improvisan continuamente porque a la mayoría les viene grandísimo el cargo. Lo peor no es que metan la pata sino la arrogancia con la que la intentan sacar tratándonos de estúpidos a los ciudadanos. El mantra de que la culpa es de la oposición por no apoyarles empieza a resultar manido..

Naturalmente hay miembros del Gobierno que están haciendo bien su trabajo y que se han ganado el respeto y el aprecio de los ciudadanos. Por ejemplo Margarita Robles y Nadia Calviño, cuya solvencia profesional y política es evidente.

Pero vuelvo al principio, creo que se pueden disculpar las equivocaciones pero es mas difícil "tragar" la arrogancia que demuestran algunos miembros del Gobierno, arrogancia con la que intentan justificar lo injustificable tomándonos a los ciudadanos por auténticos idiotas.

Por ejemplo, apesta el reciente cese del hasta ahora Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, Diego Pérez de Cobos a cuenta del informe que ha enviado a la juez que investiga el impacto de los actos públicos del 8 de marzo en la difusión del coronavirus y la dimisión del Directos Adjunto de Operaciones General Laurentino Ceña. Pero apesta mucho mas ese intento burdo de intentar acallar el malestar en la Guardia Civil anunciando que les van a subir el sueldo. Y sorprende lo mucho que se ha pasado el señor Iglesias, don Pablo, vicepresidente de Gobierno acusando al PP nada menos que de "llamar a la insubordinación de la Guardia Civil". ¡Manca fineza! Que diría el viejo Andreotti.

A esto hay que añadirle la que le está cayendo a la juez Rodríguez-Medel que investiga las denuncias sobre el 8 de marzo. La Abogacía del Estado califica la instrucción de la juez nada menos que como "una causa general". Supongo que después de semejante calificación se habrán quedado tan a gusto.

Lo cierto es que antes de esa fecha ya había evidencias de que el coronavirus no había que tomárselo a la ligera, tanto es así que los organizadores de la Mobile Worl decidieron suspender la celebración en Barcelona pese a las protestas del Gobierno de España y del de la Generalitat. O la recomendación del Centro Europeo de control de Enfermedades de que no se celebraran actos multitudinarios.

La cuestión no es que el 8 de marzo hubiera manifestaciones feministas, la cuestión es que ese día, además de los días anteriores y posteriores, se celebraron otros muchos actos multitudinarios que no se deberían de haber celebrado. Pero la derecha de nuestro país esta únicamente obsesionada con las manifestaciones feministas, es decir no les importa o no parece importarles otros actos multitudinarios. Se lo debían de hacer mirar.

Añádase que los discursos de algunos de los portavoces de la oposición son disparatados, repletos de insultos y de sal gruesa como los de los portavoces de Vox o como los de la señora Álvarez de Toledo en la última sesión de control en el Congreso. En mi opinión el PP lleva a cabo una oposición gritona, ineficaz e irrelevante.

¿Contribuyen a algo? Pues no, lo único a hacer aún más irrespirable la vida de los ciudadanos. Parece que concursan para ver quién dice la barbaridad mas gorda. Claro que los ministros del Gobierno enseguida se ponen a la altura de la señora Álvarez de Toledo.

No, no tenemos un Gobierno a la altura de las difíciles circunstancias por la que atraviesa nuestro país pero tampoco tenemos una oposición que lo esté.

Vistos y oídos unos y otros dan ganas de salir corriendo. Continúo. Otro dislate es que a estas alturas no sabemos realmente cuantas personas se han contagiado y fallecido a cuenta del maldito coronavirus. El Ministerio de Sanidad, junto con sus misteriosos expertos, van cambiando la manera de hacer los recuentos provocando una autentica confusión. De una manera taimada señalan que son las Comunidades Autónomas las que provocan confusión por la manera en que dan sus datos.

Luego esta esa manera burda que el Gobierno tiene de proteger a los socios de la investidura. El Gobierno intenta "vender" que los partidos de la oposición que no votan un estado de alarma son una pandilla de irresponsables a los que no les importa la salud de los españoles. Pero ni una palabra en contra de quienes como Ezquerra Republicana o Compromís o cualquier de los partidos que llevaron a Sánchez a la Moncloa, tampoco votan el estado de alarma. Es más, muchos miembros del Gobierno se dirigen a los partidos nacionalistas que les apoyan con tono y gesto genuflexo.

El desparpajo de la señora Montoro, ministra Portavoz, la lleva a echar la culpa de todo a la oposición, un día de estos al igual que su jefe, el vicepresidente Pablo Iglesias, también terminará aconsejando "pomadita" a quienes osan disentir o criticar al Gobierno ¡Menudo nivel! Pero lo peor es que obvian que el control y la critica son parte esencial del sistema democrático.

En fin, que estamos los ciudadanos estamos asistiendo a un espectáculo que no nos merecemos.

Qué vieja se ha quedado la nueva política y qué desgastados esos políticos jóvenes que parecían que iban a ser capaces de introducir nuevas maneras de hacer política.

La sea dicha miremos al partido que miremos tenemos unos políticos manifiestamente mejorables.

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