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Etiquetas:   Política

Ayudemos de verdad a salir de esta

Pedro Calvo Hernando
miércoles, 25 de marzo de 2020, 08:00 h (CET)
MADRID, 24 (OTR/PRESS) Tengo la impresión de que hay ciudadanos que no son conscientes de lo que está sucediendo, que, como sabemos, es algo no exclusivo de nuestro país, sino compartido con prácticamente todo el planeta. Y digo que no son conscientes por la insensatez de sus comportamientos o por la intencionalidad perversa de los mismos, que de todo hay. Unos, por ejemplo, con sus desplazamientos arriesgados a sus segundas residencias. Otros, por los juicios que emiten sobre algunos o muchos de sus compatriotas, del Gobierno o del antigobierno. Y así sucesivamente. Menos mal que, por fortuna, esos ciudadanos parece que son minoría. Es difícil juzgar todo esto al estar ante una situación que no habíamos conocido con anterioridad. Es muy importante que seamos capaces de resistir sin enloquecer.

Un aspecto importante de lo que sucede es que seamos capaces de guardar la sobriedad y la sensatez a la hora de emitir juicios. Por eso digo que el alcalde de Madrid está demostrando inteligencia y sensatez con sus opiniones respetuosas sobre las acciones del Gobierno y los organismos públicos en relación con la crisis sanitaria. Otros políticos, sin embargo, hacen lo contrario. No tengo que explicar que veo el mérito del alcalde en el hecho de que pertenece a un partido de la oposición, el más importante, que es el PP. Desde el Gobierno se hacen cosas parecidas sobre el comportamiento del lado de la oposición: muy bien igualmente. Será que estamos aprendiendo, lo cual, de ser así, sería motivo de satisfacción. No todo va a ser negativo en la clase política. No es una constatación baladí, señores.

Sería muy positivo que fuésemos capaces de conservar la calma y el buen sentido común al referirnos o al juzgar la situación provocada por el coronavirus. Eso es algo obligado si queremos ayudar al mejor desarrollo de los acontecimientos, que arrastran en sí mismos una importante carga de riesgos y desventuras, tan importante que lo que menos necesita son comportamientos negativos de la ciudadanía. Y no estaría mal que fuésemos capaces de buscar y encontrar los aspectos del drama que podamos interpretar o convertir en positivos, aunque solo fuese por destacar sus posibles aspectos ejemplares. Pero ya sé que no todo el mundo comparte esta opinión. En cualquier caso, creo haber escrito alguna vez que a las desventuras conviene siempre buscarles las vueltas para no desesperarnos.

Pero es claro que no sabemos lo que va a pasar o en qué puede derivar todo esto. De no ser así, el Gobierno no habría impulsado la prórroga del estado de alarma por quince días. Por ello creo que estamos obligados a conservar la calma y a no aumentar la gravedad de los acontecimientos, porque eso sería lo peor que podría suceder. Vamos a obrar con calma, inteligencia y sentido de la responsabilidad, que es el único clima que puede conducir por el camino positivo. Pero también hay que decir que para este fin es necesario contar con una general actitud colaborativa de todos los ciudadanos, pues además lo contrario sería estúpido, insensato y culpable. Pensando en ello me resultan tan desacertados algunos comportamientos como los que observamos no tan raramente en algunas personas incluso que se creen justas y razonables. Pero tenemos todavía tiempo e incertidumbres por delante como para insistir en esta ruta.

Lo más claro y obligado es la estricta necesidad de ser plenamente conscientes de lo que pasa o puede pasar. Este es el pensamiento que considero más útil y más razonable, aunque habrá quien me diga que también más fácil de exponer. A pesar de ello, no me vuelvo atrás. Y me gustaría pensar que dentro de muy poco tiempo toda la situación va a cambiar para bien y que será el momento de pensar que estamos saliendo de una pesadilla que nunca deseamos vivir. Sería estupendo que muy pronto todo cambiase de forma acelerada. Vamos a desearlo de verdad y a trabajar de manera incansable para ayudar a que eso sea posible. Pero sin ocultar las realidades y sin decir tonterías.

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