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Etiquetas:   Política

Cayetano González- Una provocación continua

Cayetano González
martes, 22 de mayo de 2018, 08:00 h (CET)
MADRID, 21 (OTR/PRESS) Parece increíble, pero es una realidad, que una sola persona, huida de la justicia, pueda poner en jaque a todo un Estado, jugando al mismo tiempo con la estabilidad política e institucional de una parte del territorio nacional. Este es el caso del prófugo Carles Puigdemont, que desde Berlín mueve sus piezas para que el pulso independentista lanzado desde Cataluña siga vivo.

Ese fue el propósito de Puigdemont cuando hace unos días designó al ya tristemente famoso Quim Torra para que se sometiera a la investidura como Presidente de la Generalitat en el Parlamento de Cataluña. Una vez elegido, lo primero que hizo Torra al día siguiente fue cogerse un avión y plantarse en Berlín para dejar bien claro que él solo era un instrumento en manos de quien le había escogido para ese cargo. A continuación, Torra, y no es imaginable que lo llevara a cabo sin el consentimiento de Puigdemont, nombró este pasado sábado un gobierno en el que incluyó a dos personas que están en prisión y a otros dos que están en Bruselas, huidos de la Justicia. De por medio había escrito una carta a Rajoy pidiendo una reunión para entablar un diálogo sin condiciones y sin límites de tiempo. Ya se ve cual es el peculiar concepto que tienen los Puigdemont y Torra de turno de lo que es el diálogo.

Esta última provocación del nuevo Presidente de la Generalitat y de su jefe Puigdemont ha propiciado que Rajoy, muy probablemente en contra de sus deseos, no haya tenido otro remedio que vetar el nombramiento de un ejecutivo catalán con presos y prófugos de la justicia en sus filas. Ese veto conlleva que no pueda levantar ya el artículo 155 de la Constitución, vigente en Cataluña desde finales del pasado mes de octubre. No tenía otra el Presidente del Gobierno, si no quería caer en el ridículo e incluso en la indignidad tras la provocación de Torra.

La cuestión de fondo es que la situación política en Cataluña sigue encallada, fundamentalmente por la sin razón de un individuo -Puigdemont- que ha conseguido machacar a los suyos, controlar a los de Esquerra y poner contra las cuerdas a todo un Estado. Cuesta creer que este no tenga los recursos y los mecanismos suficientes para defenderse de tamaño despropósito y poner fin a la ensoñación y al sin sentido de una persona que lo que debería es haber rendido ya hace tiempo cuentas de sus más que posibles delitos ante la justicia española. Mientras tanto, el Gobierno de la Nación no debería tener dudas en mantener el artículo 155 en Cataluña, porque no se puede dejar que gobierne y gestione una parte del territorio nacional quien ha demostrado con creces que lo único que les mueve es el desafío y la provocación constante a la legalidad constitucional.

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