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Etiquetas:   Política

De la tragedia al milagro

Andrés Aberasturi
sábado, 29 de octubre de 2016, 08:00 h (CET)
MADRID, 28 (OTR/PRESS) Después de seguir con una paciencia franciscana los debates sobre la investidura y a la espera de lo que ocurra, uno tiene pocas esperanzas de que esta legislatura dure más que los sueños de una noche de otoño. Ni el PSOE tiene a día de hoy ánimos para transigir mucho ni un líder que aglutine un proyecto ilusionante. Al contrario. Y Rajoy lo sabe y ojalá no caiga en la tentación de aprovechar la ocasión sino de todo lo contrario.

No va a ser fácil, claro, pero me niego a creer que, pese a todo, no exista esa posibilidad: la de que -forzados por la realidad de las urnas- los dos grandes partidos sean capaces de asentar, con los cambios que sean necesarios, lo que los antisistema llaman "régimen del 78". Tampoco puede ser tan difícil: se trata simplemente de terminar lo pendiente, cambiar lo necesario y consensuar lo indispensable con una realidad que poco tiene que ver ya con el tiempo de la transición.

Terminar lo pendiente: fundamentalmente el Titulo VIII de la Constitución -sobre la organización territorial- siempre por revisar y adaptar. Tanto el PSOE como el PP están de acuerdo en la unidad de España y la imposibilidad de una independencia ni negociada ni mucho menos unilateral. Ahí el PSOE puede desarrollar de una vez su proyecto federalista y estudiar con el PP las posibilidades nuevas en un estado que pertenece a la Unión Europea. Pero no sólo se trata de eso sino de resolver de una vez la financiación autonómica porque con la actual situación nadie está de acuerdo. Y si me apuran y tuvieran el valor suficiente, podrían revisar también los problemas que han creado a los ciudadanos al descentralizarse servicios fundamentales y que entran en conflicto: sanidad y educación por ejemplo.

Cambiar lo necesario: Desde una Ley Electoral que tampoco gusta a casi nadie al absurdo continuado de una Cámara Alta absolutamente inútil y por tanto prescindible. Porque las promesas de cambio del Senado ya no se las cree nadie y ahí sigue sin aportar nada aunque llevándose una buen pellizco del dinero de todos. De la misma forma habría que cambiar ya la ley de sucesión de la monarquía en la parte que todos están de acuerdo: mientras haya monarquía, no puede haber machismo caducado.

Consensuar lo indispensable: Y todos sabemos qué es: una ley de educación capaz de resistir todo el Siglo XXI que nos saque del furgón de cola en el llevamos no sé sabe el tiempo y una Justicia definitivamente independiente de cualquier tentación política. Y de una vez por todas una ley donde la financiación de los partidos, directa o indirectamente, quede resuelta con claridad y para siempre.

Se me dirá que antes hay que aprobar los presupuestos generales para este año y el techo de gastos y luchar contra el paro y salvar la hucha de las pensiones y tantas y tantas cosas. Lo sé; soy consciente y por eso me he hartado de decir que lo de menos era tener un gobierno si luego no iba a poder gobernar. Ese es el gran problema a corto plazo que se les plantea a los dos partidos y depende de cómo lo resuelvan, se estarán jugando su supervivencia y su futuro. Lo otro sería la guinda después de la tragedia. En tiempos buenos han sido incapaces de solucionarlo; tal vez la necesidad y los votos conviertan lo que hoy es una tragedia en un milagro.

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