Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La Cosa Pública
Ekain Rico

Cuestión de banderas

|

Para los bilbaínos de pro –y en Bilbao lo somos todos–, las fiestas de la Aste Nagusia o Semana Grande son, como lo es todo es Bilbao, lo mejor, lo más grande y divertido del mundo.

Entre comparsas, txoznas, barracas y fuegos artificiales, los bilbaínos consultamos nuestro programa de fiestas para decidir cuál será nuestra próxima aventura. Sin embargo, además de las clásicas actividades programadas, una serie de eventos, fuera de todo tipo de organización oficial, se han venido haciendo un hueco entre los clásicos de la Semana Grade. Entre ellos, para vergüenza de propios y extraños, el que se lleva la palma es el denominado día de las banderas.

Una buena mañana, a un grupo de gente que imagino que no tendría otra cosa más importante que hacer que malgastar su tiempo berreando frente al ayuntamiento, se le ocurrió acudir al izado clásico de banderas para protestar cuando la señera española fuera colocada. Este acto, tan ridículo e insípido, fue repitiéndose año tras año hasta llegar a suponer verdaderas jornadas de lucha callejera, que convertían a la mañana del viernes grande en inapta para salir a dar una vuelta tranquilamente.

Ahora, no se si gracias a dios o al actual contexto, aquel día de las banderas ha quedado reducido a un ridículo mayor del que se desprende de su propia naturaleza. Ya se sabe, por suerte, las cosas ya no son como eran antes.

Pero a pesar de haber superado todo aquello, aún hay quien todavía no ha aprendido la lección: olvidarse de la política, aunque sólo sea una semana al año, no hace daño a nadie. Es más, aquí en el Pais Vasco, debería ser hasta obligatorio.

Cuestión de banderas

Ekain Rico
Álvaro Peña
domingo, 28 de agosto de 2005, 23:23 h (CET)
Para los bilbaínos de pro –y en Bilbao lo somos todos–, las fiestas de la Aste Nagusia o Semana Grande son, como lo es todo es Bilbao, lo mejor, lo más grande y divertido del mundo.

Entre comparsas, txoznas, barracas y fuegos artificiales, los bilbaínos consultamos nuestro programa de fiestas para decidir cuál será nuestra próxima aventura. Sin embargo, además de las clásicas actividades programadas, una serie de eventos, fuera de todo tipo de organización oficial, se han venido haciendo un hueco entre los clásicos de la Semana Grade. Entre ellos, para vergüenza de propios y extraños, el que se lleva la palma es el denominado día de las banderas.

Una buena mañana, a un grupo de gente que imagino que no tendría otra cosa más importante que hacer que malgastar su tiempo berreando frente al ayuntamiento, se le ocurrió acudir al izado clásico de banderas para protestar cuando la señera española fuera colocada. Este acto, tan ridículo e insípido, fue repitiéndose año tras año hasta llegar a suponer verdaderas jornadas de lucha callejera, que convertían a la mañana del viernes grande en inapta para salir a dar una vuelta tranquilamente.

Ahora, no se si gracias a dios o al actual contexto, aquel día de las banderas ha quedado reducido a un ridículo mayor del que se desprende de su propia naturaleza. Ya se sabe, por suerte, las cosas ya no son como eran antes.

Pero a pesar de haber superado todo aquello, aún hay quien todavía no ha aprendido la lección: olvidarse de la política, aunque sólo sea una semana al año, no hace daño a nadie. Es más, aquí en el Pais Vasco, debería ser hasta obligatorio.

Noticias relacionadas

Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto