Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Disyuntivas
“Casi todo el mundo es un etcétera”. El criticón. Baltasar Gracián

Etcétera

|

Creo que todos podemos considerarnos un etcétera. ¡Son tantas nuestras características y actuaciones! Describirlas, supondría una tarea sin fin; una vez vistas las recientes o las valoradas como preferentes, las demás amplían cada día el abultado etcétera personal. Algo similar vislumbramos al observar a los grupos o asociaciones; aún con mayor carga de consideraciones dejadas en la RECÁMARA. Y si nos trasladamos a los ambientes comunitarios, estas situaciones degeneran con frecuencia, cuando a las personas se las considera como meros etcéteras, como apenas unos números escuetos; dejados de lado y vistos como un fardo a disposición de quienes manejen el cotarro. El etcétera acoge como nadie el desdén y el olvido.

La amplitud y complejidad de estos contenidos almacenados en la recámara, nos hace fijarnos en sus aspectos peculiares. Como ocurre con la memoria, muchos de esos datos acaban ubicados en el olvido manifiesto, unas veces recuperables y otras no; perdemos el control sobre ese funcionamiento, tanto por parte del sujeto protagonista, como de los agentes foráneos que quisieran conocerlos. Con respecto a la calidad de lo apartado, quedan confundidas las bondades y maldades, en una cesión INDISCRIMINADA. Habría que considerar los posibles engaños y ocultamientos, al servicio de los más variados intereses; introducen en el remanente “olvidado” sucesivos grados de perversidad. La selección de datos, natural o artificiosa, bien intencionada o malévola, repercute directamente con el panorama resultante.

El cuadrado de la verificación de A.J. Greimas, nos ayuda en la aclaración de las acciones inmediatas y de los etcéteras correspondientes a cada persona o agrupación. Serán “verdaderos”, si parecen lo que son. “Mentiras”, si parecen lo que no son. “Secretos”, cuando lo que son, no aparece. “Falsedad completa”, si no son ciertos y tampoco lo parecen. Son CRITERIOS importantes, por que es difícil discernir una cosa de otra, y conviene llamar a cada entidad con un nombre adecuado; sean verdad, mentira, secreto o falsedad. De tal manera, el exámen de las manifestaciones públicas de diversos personajillos, las entenderíamos mejor si fueran ajustadas a la realidad. Nunca habrá una conclusión al completo, pero sí, unas aproximaciones curiosas.

Citaré un ejemplo ilustrativo, un caso que considero deplorable, el de Urdangarín y su entorno, incluída su esposa. Abundan los caracteres prestigiosos. En lo más alto como jugador de balonmano, yerno del Rey, con ingresos copiosos y un patrimonio de amplias fortunas (Palacete de Pedralbes). No cabe duda, son verdades notorias que adornan su entidad personal. Después surgen las informaciones sobre sus actividades y acopio irregular de capitales, con muchos implicaciones de políticos y conocidos capitalistas. Huelen a maquinaciones turbias, apoyadas en la imagen brillante de que disfrutaba. En esta ocasión comprobamos el efecto ENCUBRIDOR, muy aprovechado maliciosamente. Unos detalles de buen ver, encubren los excesos de la codicia y el desprecio al común de los ciudadanos.

La trama organizada en torno a Urdangarín adquiere enormes proporciones. Los etcéteras forman un conjunto inseparable. Queda patente, el olvido natural no es lo mismo que la utilización de los caracteres de manera fraudulenta. ¿Qué pasaba por la mente del susodicho cuando utilizaba sus etcéteras atractivos? La vorágine judicial está abierta, pero afecta a círculos sociales complejos, por lo que su ejemplaridad está puesta en cuestión. La gente intuye CONCESIONES por las relaciones del implicado. La dimensión de sus ganancias, contrasta con la aparente desconexión de su esposa. Las mentiras y ocultamientos quedan descubiertos con cuentagotas. Los secretos y patrañas pasan a ser verdades. Muchos ilustres personajes participaron de alguna manera en los trapicheos de Urdangarín. ¿Manejando el dinero de quién? ¿Todo es una falsedad? Cuánto más tarde la verificación de estas definiciones, aumentará la duda, la desconfianza de los ciudadanos en la justicia. No podemos menospreciar los numerosos etcéteras de este individuo.

El baúl de los etcéteras olvidados, también es imprescindible para el logro de una buena armonía en los personal y en lo colectivo. Lo contrario, el recuerdo permanente, abruma. En el relato de Borges, el memorioso padece los inconvenientes de tenerlo todo presente. Sin embargo, casi siempre ocurre lo mismo, es la UTILIZACIÓN de las cualidades lo que confiere la bondad o malicia de las mismas. Las mejores características de una persona, son utilizadas con frecuencia para proyectos desastrosos; incluso, las peores, también pueden ser adecuadas para las buenas causas. Dichas prácticas, requieren de la responsabilidad de cada protagonista; quedando este retratado a la luz de sus actuaciones. Si falla esa responsabilidad, son los recursos sociales los que deben andar listos para la réplica.

¿Quieren una de agrupaciones? Acerquémonos al centro del poder LEGISLATIVO y a tantos próceres como pasaron por sus cámaras. Les escucharan frases ampulosas referidas al pluralismo, diversidad, democracia, ciudadanía, representación… En ese ámbito los etcéteras son personales o de contenidos. Por el gran número de palabras altisonantes que ocuparon sus intervenciones. Y por la larga serie de ciudadanos que ocuparon dichos sillones representativos. Pues bien, la realidad no ofrece parecido alguno con aquellas intervenciones públicas. Elaboraron imposiciones con un frenesí inaudito, dogmatismos absurdos y promovieron la uniformidad servil de los comportamientos ciudadanos en todo cuanto pudieron. Vean si no lo ocurrido en las diversas facetas de la enseñanza. Asignaturas de adoctrinamiento global por parte del partido dominante. Leyes determinantes de la distribución de los alumnos por aulas según el sexo (No se admiten otras tendencias). O bien, esa obligación dispositiva para el trato con los signos religiosos. La atención al pluralismo, desapareció. Los etcéteras están en los sillones y despachos; mientras, a los ciudadanos intentan conducirlos con reglamentos uniformes. Ya no escucharles, eso no; les dictan los procedimientos. Es la inversión de las buenas teorias. ¿O no?

Ya nos lo advertía Gracián, el discernimiento de la verdadera importancia de esos etcéteras, no es asunto baladí. Primero, por el gran número de circunstancias influyentes en la vida de cada persona, quizá infinitas. A continuación, nos convendría la delimitación de los contenidos y los detalles de cada aportación. Pero, son tantos los puntos de vista, que la conclusión uniforme no se vislumbra por ningún horizonte. Lo que no es de recibo, sería la atención exclusiva a las apariencias. El mar de fondo enseña pistas nuevas a cada momento y estas resultan cruciales para la tolerancia y la convivencia. A la TENSIÓN VALORATIVA no le sientan bien los monopolios informativos, las imposiciones o el secretismo. La toma de posiciones enérgicas por parte de la ciudadanía, resulta primordial para evitar la manipulación de tantos datos.

Las PERSPECTIVAS de cada caso son amplias y la capacidad valorativa es limitada, pero no podemos abdicar en lo de acercarnos a su conocimiento y buena aplicación. Desde la renuncia de unos pocos o de la mayoría, surgirán otros voluntarios para explicarnos y exigirnos los caminos y las condiciones a tener en cuenta.

Etcétera

“Casi todo el mundo es un etcétera”. El criticón. Baltasar Gracián
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 21 de septiembre de 2012, 07:08 h (CET)
Creo que todos podemos considerarnos un etcétera. ¡Son tantas nuestras características y actuaciones! Describirlas, supondría una tarea sin fin; una vez vistas las recientes o las valoradas como preferentes, las demás amplían cada día el abultado etcétera personal. Algo similar vislumbramos al observar a los grupos o asociaciones; aún con mayor carga de consideraciones dejadas en la RECÁMARA. Y si nos trasladamos a los ambientes comunitarios, estas situaciones degeneran con frecuencia, cuando a las personas se las considera como meros etcéteras, como apenas unos números escuetos; dejados de lado y vistos como un fardo a disposición de quienes manejen el cotarro. El etcétera acoge como nadie el desdén y el olvido.

La amplitud y complejidad de estos contenidos almacenados en la recámara, nos hace fijarnos en sus aspectos peculiares. Como ocurre con la memoria, muchos de esos datos acaban ubicados en el olvido manifiesto, unas veces recuperables y otras no; perdemos el control sobre ese funcionamiento, tanto por parte del sujeto protagonista, como de los agentes foráneos que quisieran conocerlos. Con respecto a la calidad de lo apartado, quedan confundidas las bondades y maldades, en una cesión INDISCRIMINADA. Habría que considerar los posibles engaños y ocultamientos, al servicio de los más variados intereses; introducen en el remanente “olvidado” sucesivos grados de perversidad. La selección de datos, natural o artificiosa, bien intencionada o malévola, repercute directamente con el panorama resultante.

El cuadrado de la verificación de A.J. Greimas, nos ayuda en la aclaración de las acciones inmediatas y de los etcéteras correspondientes a cada persona o agrupación. Serán “verdaderos”, si parecen lo que son. “Mentiras”, si parecen lo que no son. “Secretos”, cuando lo que son, no aparece. “Falsedad completa”, si no son ciertos y tampoco lo parecen. Son CRITERIOS importantes, por que es difícil discernir una cosa de otra, y conviene llamar a cada entidad con un nombre adecuado; sean verdad, mentira, secreto o falsedad. De tal manera, el exámen de las manifestaciones públicas de diversos personajillos, las entenderíamos mejor si fueran ajustadas a la realidad. Nunca habrá una conclusión al completo, pero sí, unas aproximaciones curiosas.

Citaré un ejemplo ilustrativo, un caso que considero deplorable, el de Urdangarín y su entorno, incluída su esposa. Abundan los caracteres prestigiosos. En lo más alto como jugador de balonmano, yerno del Rey, con ingresos copiosos y un patrimonio de amplias fortunas (Palacete de Pedralbes). No cabe duda, son verdades notorias que adornan su entidad personal. Después surgen las informaciones sobre sus actividades y acopio irregular de capitales, con muchos implicaciones de políticos y conocidos capitalistas. Huelen a maquinaciones turbias, apoyadas en la imagen brillante de que disfrutaba. En esta ocasión comprobamos el efecto ENCUBRIDOR, muy aprovechado maliciosamente. Unos detalles de buen ver, encubren los excesos de la codicia y el desprecio al común de los ciudadanos.

La trama organizada en torno a Urdangarín adquiere enormes proporciones. Los etcéteras forman un conjunto inseparable. Queda patente, el olvido natural no es lo mismo que la utilización de los caracteres de manera fraudulenta. ¿Qué pasaba por la mente del susodicho cuando utilizaba sus etcéteras atractivos? La vorágine judicial está abierta, pero afecta a círculos sociales complejos, por lo que su ejemplaridad está puesta en cuestión. La gente intuye CONCESIONES por las relaciones del implicado. La dimensión de sus ganancias, contrasta con la aparente desconexión de su esposa. Las mentiras y ocultamientos quedan descubiertos con cuentagotas. Los secretos y patrañas pasan a ser verdades. Muchos ilustres personajes participaron de alguna manera en los trapicheos de Urdangarín. ¿Manejando el dinero de quién? ¿Todo es una falsedad? Cuánto más tarde la verificación de estas definiciones, aumentará la duda, la desconfianza de los ciudadanos en la justicia. No podemos menospreciar los numerosos etcéteras de este individuo.

El baúl de los etcéteras olvidados, también es imprescindible para el logro de una buena armonía en los personal y en lo colectivo. Lo contrario, el recuerdo permanente, abruma. En el relato de Borges, el memorioso padece los inconvenientes de tenerlo todo presente. Sin embargo, casi siempre ocurre lo mismo, es la UTILIZACIÓN de las cualidades lo que confiere la bondad o malicia de las mismas. Las mejores características de una persona, son utilizadas con frecuencia para proyectos desastrosos; incluso, las peores, también pueden ser adecuadas para las buenas causas. Dichas prácticas, requieren de la responsabilidad de cada protagonista; quedando este retratado a la luz de sus actuaciones. Si falla esa responsabilidad, son los recursos sociales los que deben andar listos para la réplica.

¿Quieren una de agrupaciones? Acerquémonos al centro del poder LEGISLATIVO y a tantos próceres como pasaron por sus cámaras. Les escucharan frases ampulosas referidas al pluralismo, diversidad, democracia, ciudadanía, representación… En ese ámbito los etcéteras son personales o de contenidos. Por el gran número de palabras altisonantes que ocuparon sus intervenciones. Y por la larga serie de ciudadanos que ocuparon dichos sillones representativos. Pues bien, la realidad no ofrece parecido alguno con aquellas intervenciones públicas. Elaboraron imposiciones con un frenesí inaudito, dogmatismos absurdos y promovieron la uniformidad servil de los comportamientos ciudadanos en todo cuanto pudieron. Vean si no lo ocurrido en las diversas facetas de la enseñanza. Asignaturas de adoctrinamiento global por parte del partido dominante. Leyes determinantes de la distribución de los alumnos por aulas según el sexo (No se admiten otras tendencias). O bien, esa obligación dispositiva para el trato con los signos religiosos. La atención al pluralismo, desapareció. Los etcéteras están en los sillones y despachos; mientras, a los ciudadanos intentan conducirlos con reglamentos uniformes. Ya no escucharles, eso no; les dictan los procedimientos. Es la inversión de las buenas teorias. ¿O no?

Ya nos lo advertía Gracián, el discernimiento de la verdadera importancia de esos etcéteras, no es asunto baladí. Primero, por el gran número de circunstancias influyentes en la vida de cada persona, quizá infinitas. A continuación, nos convendría la delimitación de los contenidos y los detalles de cada aportación. Pero, son tantos los puntos de vista, que la conclusión uniforme no se vislumbra por ningún horizonte. Lo que no es de recibo, sería la atención exclusiva a las apariencias. El mar de fondo enseña pistas nuevas a cada momento y estas resultan cruciales para la tolerancia y la convivencia. A la TENSIÓN VALORATIVA no le sientan bien los monopolios informativos, las imposiciones o el secretismo. La toma de posiciones enérgicas por parte de la ciudadanía, resulta primordial para evitar la manipulación de tantos datos.

Las PERSPECTIVAS de cada caso son amplias y la capacidad valorativa es limitada, pero no podemos abdicar en lo de acercarnos a su conocimiento y buena aplicación. Desde la renuncia de unos pocos o de la mayoría, surgirán otros voluntarios para explicarnos y exigirnos los caminos y las condiciones a tener en cuenta.

Noticias relacionadas

La llegada del Partido Popular y de Vox a las instituciones valencianas está suponiendo un arrinconamiento de muchas de las cosas que se habían logrado en las dos legislaturas que PSOE y Compromís estuvieron al frente de la Generalitat y, especialmente, del Ayuntamiento  de València, la capital del País.

¿Qué grupo social podemos considerar como el más elemental? La familia. En la familia, el ser humano “desde su nacimiento se encuentra inmerso en él y es ahí donde vive y desarrolla las experiencias y habilidades que servirán como base para la vida en todos los ámbitos de su existencia”.

En las páginas de la vida, a menudo nos encontramos con momentos de soledad, confusión y desesperación. Pero en esos momentos oscuros, podemos recordar las palabras de Jesús y encontrar consuelo en su promesa de estar siempre a nuestro lado, llevándonos en sus brazos cuando más lo necesitamos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto