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Soñando realidades

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Si es verdad que soñamos por donde los límites desaparecen y todas las compuertas permanecen abiertas; estamos en contacto con los infinitos, pero alejados de los detalles y de las conclusiones. ¿Será verdad que son simples excursiones de las moléculas a lo largo de las vías neuronales? Asombra la complejidad de los mecanismo, intuídos a la vista del resultado final, de lo soñado; aunque apenas detectemos las apariciones superficiales. Constituyen una invitación a penetrar en las profundidades, cortada de raíz por nuestra falta de recursos.

Miren por donde, esto de los sueños tiene su aquel, en ellos reinan a ultranza el capricho y la aparente casualidad; o vayan ustedes a saber si convendrá denominarlos de otra manera si llegaramos a conocer sus intringulis. Soñaba la presencia de una molesta realidad de la cual todos huyen, mientras inflaman sus discursos con ella, con una ironía duradera a través de los siglos y protagonista en la mayoría de las reformas sociales. ¿Acaso el PLURALISMO no representa la molestia de una participación odiada por los promotores sociales, aunque todos hablen de practicarlo? El subconsciente nos aporta una directriz poco respetada por los razonamientos posteriores de las gentes; los diferentes pálpitos individuales, en su participación conjunta, definirían una pluralidad bien fundamentada. Por el contrario, observamos, y nos azuza, el pluralismo tramposo de salón o de oficinas crípticas; con el cual, el consenso de los jerarcas, que no pocas veces es el consenso de un solo líder; pretenden marcar la pauta de lo que debe ser la pluralidad. Justo al revés de la directriz del subconsciente onírico. No sé si utilizamos mal las palabras o trabucamos el sentido con alevosía.

A veces elucubramos, dormidos o despiertos, sin saber a ciencia cierta en que fase estamos. Tampoco parece ser muy importante la distinción. Si dormidos, por el descontrol manifiesto de las evoluciones mentales, si despiertos, por que a las imprudencias propias, hemos de sumar las influencias y presiones ajenas; el resultado nos conduce por veredas incontroladas. Eso intensifica la importancia de las cualidades personales, de la SOBERANÍA atribuíble a cada sujeto. Discutible a todas luces, con diferentes grados de afectación y una serie de influencias de sinos contrapuestos. Comprobamos que todo radica en el núcleo dinámico y exclusivo de cada uno, con altibajos y circuitos de conexiones variables. Una vez más, enredados entre mil posibilidades. Más que soberanía, serán aportaciones múltiples y sucesivas; deletrean a cada paso el funcionamiento individual de ese momento. Ante tamaña complejidad con un solo participante, a uno le cuesta entrender las soberanías de mayor amplitud, todavía más complejas y vociferantes. Es evidente, que si esas otras soberanías (Jerarquías, naciones, instituciones, empresas) relegan a los individuos, hablaremos de totalitarismos en su funcionamiento. La dinámica soberana es la que es y enlaza con el pluralismo bien alimentado desde las bases.

Somos muy dados a la crítica facilona y descalificadora; de características un tanto frívolas, desprovista de argumentos y sin ánimos creativos, ni por asomo, su colaboración constructiva perdió enteros progresivamente. Vivimos una tendencia basada en la recriminación y el desgaste; destruyendo así los pilares de apoyo para convivencia. Lease en términos económicos, democráticos, de la ciencia o de las religiones, del pensamiento o del racionalismo, de la organización del trabajo o de las universidades; liquidamos sucesivamente los grandes conceptos o entidades, sin pararnos a pensar que su validez permanecía todavía intacta, si bien fueron utilizados malamente por los protagonistas de cada tramo histórico. En consecuencia, uno puede soñar despierto con la recuperación de la EXCELENCIA aplicada a las diversas ocupaciones. Al menos, si no fuera excelencia, la labor bien hecha debiera constituir el objetivo prioritario. Sería el único camino para que los grandes conceptos influyeran con su buen tino. No sobrevenido desde fuera, sino recreado por el imperativo de un vuelco en las actitudes personales. No importa la diversidad de trabajos, importa el renovado impulso para el logro de unas labores excelentes en los diversos sectores. Tampoco es cuestión de leyes o decretos. Si yo no me ocupo de mi parcela y con esa dedicación, ¿De quién y de dónde provendrá dicha excelencia?

La niebla espesa nos separa un tanto de la realidad inmediata, transforma en fantasmagóricos los alrededores y suele poner en guardia a los viandantes. El alivio de la tensión acumulada sobreviene con el arribo a los espacios despejados. Pues bien, nos envuelve una neblina progresiva. En la cual las palabras transmiten significados turbios y los ambientes desangelados proliferan por  pérdida de sustancia. Crece el anhelo de encontrar una salida digna y espaciosa. La perseguimos, pero no sé si con la suficiente confianza y energía. La imprecisión y la desconfianza planean con sus desatinos. No bastará con levantar la voz o con las denuncias, la vaporosa realidad lo desdibuja todo; si al menos quitara del medio las actitudes improcedentes, aún cabría la satisfacción. Añoramos la pronta sustitución de la nebulosa por un panorama dominado por la nitidez, con la CLARIDAD oportuna para esquivar los impedimentos y llamar a cada cosa por su nombre; sin subterfugios ni medias verdades, sin mentiras ni tergiversaciones. La distinción justa entre los aspectos individuales y los comunes nos va en ello. La complejidad no equivale a la indiferencia del indolente, exige una mayor atención para valorar las circunstancias con responsabilidad. La confusión de los términos empleados nos hunde en un pringue demoledor, desarticula a las personas y a sus plataformas de funcionamiento en común (Leyes, requisitos, conceptos). ¿Encontraremos las salidas?

No es verdad que la complejidad lleve aparejada la confusión y el desastre. Siempre hay facetas nuevas a considerar, surgen contactos desde diferentes procedencias, las influencias intercanmbian contenidos e incluso los mecanismos poco conocidos; son componentes de la nebulosa ambiental que se abre a unas INMENSAS POSIBILIDADES. Ahora bien, para la apertura real hacia unos horizontes nítidos y para no equivocar los caminos, es imprescindible la implicación personal a fondo, Justo lo contrario del ánimo decaído, del pasotismo o la delegación incauta de funciones; actitudes que nos abrasan a traición. El obstáculo no reside en la complejidad, lo imponen con férrea disciplina los caciques del momento; aunque cambien de aspecto, no cesan en sus cacicadas. Por lo tanto, nos conviene no confundir la niebla natural con la fabricación de cadenas, también de muchos colores y apariencias, sin olvidar las de carácter virtual. Pese a los ahogos, los horizontes ofrecen resquicios para las iniciativas regeneradoras.

Empleamos con profusión las referencias a los recursos, palabra de anchas espaldas,  que da cobijo a diversos contenidos. Acoge a los efectos disponibles, espacios, maquinaria, energía, conocimientos; y alcanza a los resursos humanos en inapropiada cosificación. Pero hay también recursos desaparecidos, agotados, robados y destrozados. Desde lo psicológico a lo material, componen una amplia gama. El acopio de medios presiona a la IMAGINACIÓN creativa para su encauzamiento aceptable y al alcance de cada persona. Al fin, la vida es personal, no es delegable ni transferible. El intento de sacarla de su quicio natural acaba en desatinos nefastos, una nebulosa permanente; aspiramos al encuentro de zonas con una mayor claridad.

Soñando realidades

Rafael Pérez Ortolá
viernes, 14 de septiembre de 2012, 15:04 h (CET)
Si es verdad que soñamos por donde los límites desaparecen y todas las compuertas permanecen abiertas; estamos en contacto con los infinitos, pero alejados de los detalles y de las conclusiones. ¿Será verdad que son simples excursiones de las moléculas a lo largo de las vías neuronales? Asombra la complejidad de los mecanismo, intuídos a la vista del resultado final, de lo soñado; aunque apenas detectemos las apariciones superficiales. Constituyen una invitación a penetrar en las profundidades, cortada de raíz por nuestra falta de recursos.

Miren por donde, esto de los sueños tiene su aquel, en ellos reinan a ultranza el capricho y la aparente casualidad; o vayan ustedes a saber si convendrá denominarlos de otra manera si llegaramos a conocer sus intringulis. Soñaba la presencia de una molesta realidad de la cual todos huyen, mientras inflaman sus discursos con ella, con una ironía duradera a través de los siglos y protagonista en la mayoría de las reformas sociales. ¿Acaso el PLURALISMO no representa la molestia de una participación odiada por los promotores sociales, aunque todos hablen de practicarlo? El subconsciente nos aporta una directriz poco respetada por los razonamientos posteriores de las gentes; los diferentes pálpitos individuales, en su participación conjunta, definirían una pluralidad bien fundamentada. Por el contrario, observamos, y nos azuza, el pluralismo tramposo de salón o de oficinas crípticas; con el cual, el consenso de los jerarcas, que no pocas veces es el consenso de un solo líder; pretenden marcar la pauta de lo que debe ser la pluralidad. Justo al revés de la directriz del subconsciente onírico. No sé si utilizamos mal las palabras o trabucamos el sentido con alevosía.

A veces elucubramos, dormidos o despiertos, sin saber a ciencia cierta en que fase estamos. Tampoco parece ser muy importante la distinción. Si dormidos, por el descontrol manifiesto de las evoluciones mentales, si despiertos, por que a las imprudencias propias, hemos de sumar las influencias y presiones ajenas; el resultado nos conduce por veredas incontroladas. Eso intensifica la importancia de las cualidades personales, de la SOBERANÍA atribuíble a cada sujeto. Discutible a todas luces, con diferentes grados de afectación y una serie de influencias de sinos contrapuestos. Comprobamos que todo radica en el núcleo dinámico y exclusivo de cada uno, con altibajos y circuitos de conexiones variables. Una vez más, enredados entre mil posibilidades. Más que soberanía, serán aportaciones múltiples y sucesivas; deletrean a cada paso el funcionamiento individual de ese momento. Ante tamaña complejidad con un solo participante, a uno le cuesta entrender las soberanías de mayor amplitud, todavía más complejas y vociferantes. Es evidente, que si esas otras soberanías (Jerarquías, naciones, instituciones, empresas) relegan a los individuos, hablaremos de totalitarismos en su funcionamiento. La dinámica soberana es la que es y enlaza con el pluralismo bien alimentado desde las bases.

Somos muy dados a la crítica facilona y descalificadora; de características un tanto frívolas, desprovista de argumentos y sin ánimos creativos, ni por asomo, su colaboración constructiva perdió enteros progresivamente. Vivimos una tendencia basada en la recriminación y el desgaste; destruyendo así los pilares de apoyo para convivencia. Lease en términos económicos, democráticos, de la ciencia o de las religiones, del pensamiento o del racionalismo, de la organización del trabajo o de las universidades; liquidamos sucesivamente los grandes conceptos o entidades, sin pararnos a pensar que su validez permanecía todavía intacta, si bien fueron utilizados malamente por los protagonistas de cada tramo histórico. En consecuencia, uno puede soñar despierto con la recuperación de la EXCELENCIA aplicada a las diversas ocupaciones. Al menos, si no fuera excelencia, la labor bien hecha debiera constituir el objetivo prioritario. Sería el único camino para que los grandes conceptos influyeran con su buen tino. No sobrevenido desde fuera, sino recreado por el imperativo de un vuelco en las actitudes personales. No importa la diversidad de trabajos, importa el renovado impulso para el logro de unas labores excelentes en los diversos sectores. Tampoco es cuestión de leyes o decretos. Si yo no me ocupo de mi parcela y con esa dedicación, ¿De quién y de dónde provendrá dicha excelencia?

La niebla espesa nos separa un tanto de la realidad inmediata, transforma en fantasmagóricos los alrededores y suele poner en guardia a los viandantes. El alivio de la tensión acumulada sobreviene con el arribo a los espacios despejados. Pues bien, nos envuelve una neblina progresiva. En la cual las palabras transmiten significados turbios y los ambientes desangelados proliferan por  pérdida de sustancia. Crece el anhelo de encontrar una salida digna y espaciosa. La perseguimos, pero no sé si con la suficiente confianza y energía. La imprecisión y la desconfianza planean con sus desatinos. No bastará con levantar la voz o con las denuncias, la vaporosa realidad lo desdibuja todo; si al menos quitara del medio las actitudes improcedentes, aún cabría la satisfacción. Añoramos la pronta sustitución de la nebulosa por un panorama dominado por la nitidez, con la CLARIDAD oportuna para esquivar los impedimentos y llamar a cada cosa por su nombre; sin subterfugios ni medias verdades, sin mentiras ni tergiversaciones. La distinción justa entre los aspectos individuales y los comunes nos va en ello. La complejidad no equivale a la indiferencia del indolente, exige una mayor atención para valorar las circunstancias con responsabilidad. La confusión de los términos empleados nos hunde en un pringue demoledor, desarticula a las personas y a sus plataformas de funcionamiento en común (Leyes, requisitos, conceptos). ¿Encontraremos las salidas?

No es verdad que la complejidad lleve aparejada la confusión y el desastre. Siempre hay facetas nuevas a considerar, surgen contactos desde diferentes procedencias, las influencias intercanmbian contenidos e incluso los mecanismos poco conocidos; son componentes de la nebulosa ambiental que se abre a unas INMENSAS POSIBILIDADES. Ahora bien, para la apertura real hacia unos horizontes nítidos y para no equivocar los caminos, es imprescindible la implicación personal a fondo, Justo lo contrario del ánimo decaído, del pasotismo o la delegación incauta de funciones; actitudes que nos abrasan a traición. El obstáculo no reside en la complejidad, lo imponen con férrea disciplina los caciques del momento; aunque cambien de aspecto, no cesan en sus cacicadas. Por lo tanto, nos conviene no confundir la niebla natural con la fabricación de cadenas, también de muchos colores y apariencias, sin olvidar las de carácter virtual. Pese a los ahogos, los horizontes ofrecen resquicios para las iniciativas regeneradoras.

Empleamos con profusión las referencias a los recursos, palabra de anchas espaldas,  que da cobijo a diversos contenidos. Acoge a los efectos disponibles, espacios, maquinaria, energía, conocimientos; y alcanza a los resursos humanos en inapropiada cosificación. Pero hay también recursos desaparecidos, agotados, robados y destrozados. Desde lo psicológico a lo material, componen una amplia gama. El acopio de medios presiona a la IMAGINACIÓN creativa para su encauzamiento aceptable y al alcance de cada persona. Al fin, la vida es personal, no es delegable ni transferible. El intento de sacarla de su quicio natural acaba en desatinos nefastos, una nebulosa permanente; aspiramos al encuentro de zonas con una mayor claridad.

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