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“Actuar sin pensar es como disparar sin apuntar” B.C. Forbes

Un 12 de octubre con luces y sombras

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Es cierto que, el día de la Hispanidad, ha tenido lugar en un contexto especial, en un momento en el que la inseguridad que se ha apoderado de los españoles quizá no tenga parangón con aquella que parece que nos viene acompañando desde aquella fecha fatal en que, la gran crisis mundial, empezó a cebarse con nosotros, demostrando que: no es posible fiarse, en esta vida, de que la felicidad y el trabajo sigan siendo un bien que se nos vaya a dar indefinidamente.

Si empezamos por el tradicional desfile de las FF.AA que, cada año, se viene celebrando en esta fecha, deberemos confesar que esperábamos más, que nos ilusionábamos pensando en que, precisamente este año, debido a las especiales circunstancias en las que, el desafío catalanista, ha hecho que la amenaza de secesión se presentara en torno a esta tan señalada fecha; hubiéramos deseado que, en lugar de esta parada militar, descafeinada y menos brillante que en ocasiones anteriores, en las que, a pesar de los recortes presupuestarios que, incomprensiblemente, han colocado la Defensa de España en el último lugar en cuanto a la partida presupuestaria que se le asigna; hubiéramos podido contar con la presencia de unidades acorazadas, cañones, misiles etc.

En realidad, descontando los actos preliminares, del izado de la bandera; del recuerdo para los muertos y las víctimas del terrorismo y la pasada, por encima de la tribuna de las autoridades e invitados, de algunos aviones ( con la presencia de aviones destinados a rescates, apagar incendios, etc.) sin la espectacularidad que han tenido en otras ocasiones; podríamos decir que, la sensación que nos ha dado en líneas generales el desfile de esta mañana ha sido, más bien, la de una demostración que hubieran podido hacer unas ONG´s, con sus medios para desempeñar sus funciones de apoyo y ayuda a víctimas de fenómenos naturales; en lugar de una parada militar en la que, el Ejército, hubiera desfilado bien conjuntado ( hemos visto demasiados casos de paso cambiado, incluido el caso del gigante abanderado del Líbano que, aparte de parecer que iba excesivamente embalado, llevaba también. el paso cambiado), bien pertrechado y con los medios adecuados para, si no con los de los que disfrutan naciones mejor armadas, al menos dando la impresión de estar suficientemente dotados para hacer frente, dentro del territorio nacional, con una acción rápida y contundente, en el caso de que fuera preciso, para restablecer el orden en donde fuera preciso hacerlo.

No sabemos si ha sido una más de estas concesiones a los separatistas catalanes, que ven en nuestras FF. AA, un peligro para sus ambiciones de independentismo o es que ha llegado tal momento de descapitalización de nuestros ejércitos, que no les queda combustible para que las tanques de que disponemos puedan salir a desfilar. Hubiéramos pensado que una ocasión, como la del día de la Hispanidad, hubiera sido el momento adecuado para que los engreídos y sobrados catalanes independentistas hubieran tomado conciencia de lo que les esperaba si tensaban demasiado la cuerda con sus amenazas de separarse de España. No ha sido así.

Algo que nos ha llamado la atención está relacionada con la familia Real. Tenemos la impresión de que, el acomodarse en el palco que presidía la ceremonia, ha tenido sus dificultades debido a que la princesa y la infanta han estado muy ocupadas con sus asientos y la reina, estirada como un uso, daba la sensación de que, aparte de ajustarse con frecuencia la chaqueta de su traje, parecía mostrarse incómoda por el sol que le daba en los ojos y la expresión hierática de su rostro hacía pensar que se encontraba allí con el mismo entusiasmo que hubiera podido tener porque alguien le leyera el Corán de arriba abajo. Ya que la palabra “complicidad” se ha puesto de moda y no hay crónica del corazón o relación de pareja famosa que, el presentador correspondiente o la reportera de turno, no la utilice para dar a entender que, ambos personajes, se entienden a la perfección; hoy la utilizaré para exponer mi opinión respecto a que, en la relación del Rey con su pareja, a la vista de los gestos y silencios que han intercambiado durante la ceremonia militar, no da la sensación de que, entre ambos, quede el más mínimo rastro de esta famosa complicidad que parece que tanto se prodiga.

Volviendo a lo importante. ¿Qué sucede si, según se dice, la propuesta de los fiscales de iniciar el “impeachment” contra los principales personajes de la revolución catalana, ha sido detenida en las alturas del mando de la fiscalía? No nos extrañaría que se estén tramitando, bajo cuerda, en las cavernas de la política, posibles indultos, supuestos mangoneos que, llegado el momento, permitieran a todos los cargos que se han sublevado en contra del Estado de Derecho español, se salieran de rositas, si es que se avienen a dejar aplazadas sus ansias independentistas o se comprometen a convocar unas elecciones municipales, algo que parece que, partidos políticos como Ciudadanos y los propios socialistas de Pedro Sánchez, estarían encantados de que tuviera lugar.

Es obvio que, si para los propios separatistas que han organizado semejante confusión y son los responsables del grado de apoyo que tendría, para una parte de los catalanes; la mentada declaración de independencia, ahora significa un freno para volverse atrás y pactar una solución con el Gobierno español que, con toda probabilidad, es lo que desearían. Para el señor Rajoy y su gobierno, por otra parte, el ceder en lo más mínimo, incluso en el aspecto de financiación o acuerdo fiscal con los catalanes, los situaría al borde del precipicio en cuanto a las posibilidades de volver a repetir una victoria electoral debido a que, los votantes de siempre que los han estado apoyando, incluso en circunstancias adversas, dejarían de hacerlo por haber dejado de confiar en aquellos que, desgraciadamente, se vienen olvidando con demasiada frecuencia de quienes los votaron, en lo que piensan y en los valores que les pidieron que defendieran. No es posible que el gobierno de Rajoy siga pensando que puede, de alguna manera, “recompensar” a quienes han estado atacando, desde todos los aspectos de la política, al Estado de Derecho, injuriando, insultando, declarando a los españoles como delincuentes que les roban, proscribiendo la lengua española, como si estuviera apestada, en Cataluña e impidiendo que, en una parte de España, se enseñe en castellano o se pueda rotular en el mismo idioma y, no obstante, se pueda hacerlo en ruso o inglés.

El peligro de que, una vez más y ya no sabemos cuentas veces ha ocurrido, se pueda seguirles el juego, se les den nuevas oportunidades para volver a las andadas dentro de unos años o se les permita, a los mismos que han actuado a la cabeza de esta rebelión contra el Estado que, simplemente, renunciando a la república catalana que han acabado de promulgar, ya pueda todo seguir como si nada hubiera pasado o sigan manteniendo los puestos de los que fueron inhabilitados o se impida a la Justicia que los juzgue por todos los delitos que cometieron; no es más que un engaño a todos los españoles que pusimos nuestras esperanzas en que, los que vivimos en Cataluña, cuando llegara este momento de la declaración de la independencia de Cataluña, tendríamos la protección, del Estado y, a partir de la restauración de la vigencia de la Constitución y el resto de leyes que no se vienen cumpliendo en Cataluña, esta región volvería a ser como cualquier otra autonomía de nuestra nación, con los mismos derechos, obligaciones y sometidos a los mismos deberes, como si el ser catalanes no significase ninguna diferencia respecto a los ciudadanos del resto de España.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos llegado a la convicción de que, en ocasiones, desde nuestra limitada posibilidad de conocer lo que verdaderamente se cuece en esta monumental olla de los comadreos en la política, estamos en un momento en el que ya no nos fiamos de nadie y, en consecuencia, tenemos la intención de que, en unas próximas elecciones, vamos a contemplar con exquisita prudencia, con meticulosa precisión y con inteligente desconfianza, a quien le vamos a dar nuestro voto que, a la vista de lo que hemos estando viendo en los últimos años, no quiere decir que, aparte de los partidos de izquierdas con los que nunca vamos a poder entendernos, si es posible, que entre el resto de ellos, debamos tomarnos nuestro tiempo antes de decidir cuál de todos ellos es el que menos nos mienta, el más honrado y, en especial, aquel que sea más práctico y posibilista dos circunstancias que, a través de los años que venimos votando, hemos llegado a la conclusión de que es muy difícil encontrar, entre los que conocemos, a ninguno que reúna dichas cualidades. Deberemos esperar a que surjan nuevas propuestas para elegir, será lo más prudente y seguro.

Un 12 de octubre con luces y sombras

“Actuar sin pensar es como disparar sin apuntar” B.C. Forbes
Miguel Massanet
viernes, 13 de octubre de 2017, 07:34 h (CET)
Es cierto que, el día de la Hispanidad, ha tenido lugar en un contexto especial, en un momento en el que la inseguridad que se ha apoderado de los españoles quizá no tenga parangón con aquella que parece que nos viene acompañando desde aquella fecha fatal en que, la gran crisis mundial, empezó a cebarse con nosotros, demostrando que: no es posible fiarse, en esta vida, de que la felicidad y el trabajo sigan siendo un bien que se nos vaya a dar indefinidamente.

Si empezamos por el tradicional desfile de las FF.AA que, cada año, se viene celebrando en esta fecha, deberemos confesar que esperábamos más, que nos ilusionábamos pensando en que, precisamente este año, debido a las especiales circunstancias en las que, el desafío catalanista, ha hecho que la amenaza de secesión se presentara en torno a esta tan señalada fecha; hubiéramos deseado que, en lugar de esta parada militar, descafeinada y menos brillante que en ocasiones anteriores, en las que, a pesar de los recortes presupuestarios que, incomprensiblemente, han colocado la Defensa de España en el último lugar en cuanto a la partida presupuestaria que se le asigna; hubiéramos podido contar con la presencia de unidades acorazadas, cañones, misiles etc.

En realidad, descontando los actos preliminares, del izado de la bandera; del recuerdo para los muertos y las víctimas del terrorismo y la pasada, por encima de la tribuna de las autoridades e invitados, de algunos aviones ( con la presencia de aviones destinados a rescates, apagar incendios, etc.) sin la espectacularidad que han tenido en otras ocasiones; podríamos decir que, la sensación que nos ha dado en líneas generales el desfile de esta mañana ha sido, más bien, la de una demostración que hubieran podido hacer unas ONG´s, con sus medios para desempeñar sus funciones de apoyo y ayuda a víctimas de fenómenos naturales; en lugar de una parada militar en la que, el Ejército, hubiera desfilado bien conjuntado ( hemos visto demasiados casos de paso cambiado, incluido el caso del gigante abanderado del Líbano que, aparte de parecer que iba excesivamente embalado, llevaba también. el paso cambiado), bien pertrechado y con los medios adecuados para, si no con los de los que disfrutan naciones mejor armadas, al menos dando la impresión de estar suficientemente dotados para hacer frente, dentro del territorio nacional, con una acción rápida y contundente, en el caso de que fuera preciso, para restablecer el orden en donde fuera preciso hacerlo.

No sabemos si ha sido una más de estas concesiones a los separatistas catalanes, que ven en nuestras FF. AA, un peligro para sus ambiciones de independentismo o es que ha llegado tal momento de descapitalización de nuestros ejércitos, que no les queda combustible para que las tanques de que disponemos puedan salir a desfilar. Hubiéramos pensado que una ocasión, como la del día de la Hispanidad, hubiera sido el momento adecuado para que los engreídos y sobrados catalanes independentistas hubieran tomado conciencia de lo que les esperaba si tensaban demasiado la cuerda con sus amenazas de separarse de España. No ha sido así.

Algo que nos ha llamado la atención está relacionada con la familia Real. Tenemos la impresión de que, el acomodarse en el palco que presidía la ceremonia, ha tenido sus dificultades debido a que la princesa y la infanta han estado muy ocupadas con sus asientos y la reina, estirada como un uso, daba la sensación de que, aparte de ajustarse con frecuencia la chaqueta de su traje, parecía mostrarse incómoda por el sol que le daba en los ojos y la expresión hierática de su rostro hacía pensar que se encontraba allí con el mismo entusiasmo que hubiera podido tener porque alguien le leyera el Corán de arriba abajo. Ya que la palabra “complicidad” se ha puesto de moda y no hay crónica del corazón o relación de pareja famosa que, el presentador correspondiente o la reportera de turno, no la utilice para dar a entender que, ambos personajes, se entienden a la perfección; hoy la utilizaré para exponer mi opinión respecto a que, en la relación del Rey con su pareja, a la vista de los gestos y silencios que han intercambiado durante la ceremonia militar, no da la sensación de que, entre ambos, quede el más mínimo rastro de esta famosa complicidad que parece que tanto se prodiga.

Volviendo a lo importante. ¿Qué sucede si, según se dice, la propuesta de los fiscales de iniciar el “impeachment” contra los principales personajes de la revolución catalana, ha sido detenida en las alturas del mando de la fiscalía? No nos extrañaría que se estén tramitando, bajo cuerda, en las cavernas de la política, posibles indultos, supuestos mangoneos que, llegado el momento, permitieran a todos los cargos que se han sublevado en contra del Estado de Derecho español, se salieran de rositas, si es que se avienen a dejar aplazadas sus ansias independentistas o se comprometen a convocar unas elecciones municipales, algo que parece que, partidos políticos como Ciudadanos y los propios socialistas de Pedro Sánchez, estarían encantados de que tuviera lugar.

Es obvio que, si para los propios separatistas que han organizado semejante confusión y son los responsables del grado de apoyo que tendría, para una parte de los catalanes; la mentada declaración de independencia, ahora significa un freno para volverse atrás y pactar una solución con el Gobierno español que, con toda probabilidad, es lo que desearían. Para el señor Rajoy y su gobierno, por otra parte, el ceder en lo más mínimo, incluso en el aspecto de financiación o acuerdo fiscal con los catalanes, los situaría al borde del precipicio en cuanto a las posibilidades de volver a repetir una victoria electoral debido a que, los votantes de siempre que los han estado apoyando, incluso en circunstancias adversas, dejarían de hacerlo por haber dejado de confiar en aquellos que, desgraciadamente, se vienen olvidando con demasiada frecuencia de quienes los votaron, en lo que piensan y en los valores que les pidieron que defendieran. No es posible que el gobierno de Rajoy siga pensando que puede, de alguna manera, “recompensar” a quienes han estado atacando, desde todos los aspectos de la política, al Estado de Derecho, injuriando, insultando, declarando a los españoles como delincuentes que les roban, proscribiendo la lengua española, como si estuviera apestada, en Cataluña e impidiendo que, en una parte de España, se enseñe en castellano o se pueda rotular en el mismo idioma y, no obstante, se pueda hacerlo en ruso o inglés.

El peligro de que, una vez más y ya no sabemos cuentas veces ha ocurrido, se pueda seguirles el juego, se les den nuevas oportunidades para volver a las andadas dentro de unos años o se les permita, a los mismos que han actuado a la cabeza de esta rebelión contra el Estado que, simplemente, renunciando a la república catalana que han acabado de promulgar, ya pueda todo seguir como si nada hubiera pasado o sigan manteniendo los puestos de los que fueron inhabilitados o se impida a la Justicia que los juzgue por todos los delitos que cometieron; no es más que un engaño a todos los españoles que pusimos nuestras esperanzas en que, los que vivimos en Cataluña, cuando llegara este momento de la declaración de la independencia de Cataluña, tendríamos la protección, del Estado y, a partir de la restauración de la vigencia de la Constitución y el resto de leyes que no se vienen cumpliendo en Cataluña, esta región volvería a ser como cualquier otra autonomía de nuestra nación, con los mismos derechos, obligaciones y sometidos a los mismos deberes, como si el ser catalanes no significase ninguna diferencia respecto a los ciudadanos del resto de España.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos llegado a la convicción de que, en ocasiones, desde nuestra limitada posibilidad de conocer lo que verdaderamente se cuece en esta monumental olla de los comadreos en la política, estamos en un momento en el que ya no nos fiamos de nadie y, en consecuencia, tenemos la intención de que, en unas próximas elecciones, vamos a contemplar con exquisita prudencia, con meticulosa precisión y con inteligente desconfianza, a quien le vamos a dar nuestro voto que, a la vista de lo que hemos estando viendo en los últimos años, no quiere decir que, aparte de los partidos de izquierdas con los que nunca vamos a poder entendernos, si es posible, que entre el resto de ellos, debamos tomarnos nuestro tiempo antes de decidir cuál de todos ellos es el que menos nos mienta, el más honrado y, en especial, aquel que sea más práctico y posibilista dos circunstancias que, a través de los años que venimos votando, hemos llegado a la conclusión de que es muy difícil encontrar, entre los que conocemos, a ninguno que reúna dichas cualidades. Deberemos esperar a que surjan nuevas propuestas para elegir, será lo más prudente y seguro.

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