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Etiquetas | Política | Elecciones Andaluzas | Javier Arenas
La debilidad de las fuerzas contestarías es tan exigua, que ya los poderes no se molestan en esconder sus cartas

Poker descubierto

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La desfachatez política no es que ya sea exagerada, sino que roza el insulto. El PP, por boca de su aparentemente fracasado postulante a presidir la Junta Andaluza, comprendiendo que una alianza entre el indultado PSOE y la anacrónica IU le dejaría fuera del poder –y de los dineros que se reparten y dilapidan-, le ha propuesto al teóricamente su acerbo enemigo, al PSOE, un gobierno de alianza, concentración o como se le quiera llamar, que no es sino una manera de entrar al meollo de la cuestión de distribuir el queque. Vamos, que todo eso de la honestidad, de la persecución de delitos, de las demonizaciones de los socialistas como seres corruptísimos que gobernaban como en un cortijo, eran un digo pero no, un guiño a su electorado, una estrategia para arramplar con votos, un invento, un modo de socavar la credibilidad de los que tenían la sartén por el mango, porque ahora que han perdido ganando, pues como que parece que ya son dignos como aliados y… pelillos a la mar.

Efectivamente, al PP ya no le importa tener como socios de gobierno –siempre que ellos puedan tener también acceso a la caja- a quienes tanto han denostado, evidenciándose lo que algunos hemos sostenido en todo tiempo y lugar como una camarilla que, coordinándose, eran en realidad camaradas de andadura, brazos de la misma bestia o hermanos de logia. A la vista están los efectos finales, ahora que ponen las cartas boca arriba, no sólo porque les interesa ir domeñando los pareceres de sus bases, sino porque la fuerza de los votantes, una vez ejercido su derecho democrático a señalar a los dictadores de turno por el próximo periodo legislativo, es tan mínima como ridícula, y este movimiento no hace sino reverberar una sonora carcajada en la cara de lelos que se les deben haber quedado a los que votaron PP creyendo que así remediaban –o podía remediar- el desmadre en que había dado Andalucía después de treinta años de señoritos cortijeros.

Pues no, ya lo ven. Una vez elegidos los “representantes del pueblo”, éstos se ciscan en las intenciones de voto de sus bases o simpatizantes, se lían la manta a la cabeza y, con una desvergüenza insultante, le proponen al enemigo un pacto de hermanos, de tronquetes, de coleguis, de compis de trapicheo politiquero. Si este país tiene arreglo con est elenco de rostros-portland, que venga Dios y lo vea. Cosa, por otra parte, que no está nada mal, pues para quienes no militamos en las filas de los “demócratas-de-toda-la-vida”, esto es algo que estaba más que cantado, y que, gracias al Dios que hoy todo el mundo ningunea, bien le viene al populacho para que espabile y sepa de qué va todo esto, que la democracia no es sino un artificio para hacer lo mismo que en la dictadura, sólo que en voz baja, sin líos y con mucha cortesía.

Conspiranoicos, nos nombran quienes comulgan con esta misa negra del poder. Antes, es cierto, éramos unos pocos nada más, algunas personas con demasiadas lecturas que tal vez habían trastornado nuestro entendimiento, un poco como a don Quijote le afectaron los libros de caballerías; pero la cosa ha cambiado, y nuestras filas se nutren cada día de lo mejor y más granado de la sociedad: ya hay autorizadas y dignas voces que exigen el enjuiciamiento de los Vulcanos de la administración Bush; ya nace todo un movimiento universal que declara abiertamente que la Primavera Árabe es un movimiento del NWO; ya los pueblos se levantan, negándose a la guerra, como en el caso Irán-Israel; ya es apabullante el griterío que jura por lo más sagrado –y aporta pruebas- que esta crisis no existe, sino que es un invento de la elite para instalar un sistema dictatorial mundial, llevado a efecto por gobiernos guiñol; y ya en todas partes resuena el eco de todo cuanto surge del poder es simple y llana media verdad, o, dicho a la pata la llana, dura mentira. Las cartas de esta mano de poker, están quedando boca arriba.

Éste que esto escribe lleva denunciando todo esto algunas décadas ya, y por ello ha sido tildado de facha por unos durmientes y de rojo por los otros, e incluso por ello ha ingresado en todas esas listas negras que son pero que no existen, pero aquí está todavía, creando escuela, y con las pruebas de que la política no es sino una herramienta del poder. Por ejemplo, a la vista está de quien quiere verlo, que se les ha regalado a los bancos el importe equivalente a terminar con el hambre no sólo de toda la población humana de la Tierra durante toda su existencia, sino de diez poblaciones semejantes de 4500 millones de míseros y hambrientos, y sólo les ha aprovechado a quienes se han repartido esos dividendos, quedando las deudas de la parte de los pobres y los asalariados, ésos que se van a manifestar mañana en muchas ciudades de España dirigidos por los apéndices de esos mismos partidos políticos que pactan, a la tiniebla de la logias y a la luz de sus mentiras, acuerdos entre supuestos honestos y supuestos corruptos para repartirse y controlar lo que a sus amos les corresponde.

Pese a ser una pésima noticia que quienes iban de puros pacten con quienes eran tildados de delincuentes, es a la par muy buena para la población, sin embargo, porque sólo el dolor despierta y fuerza al cambio, sólo un golpe que le impacte y le llene de indignación al individuo le empuja a evolucionar y comprender, y no hay duda de que esto hará correr ríos de indignación por las venas de muchos hasta ahora durmientes que creían que todo el mundo era bueno y que cada cual decía lo que sentía y creía. Ya ven que no, de modo que en esta orilla de la realidad les esperamos: bienvenidos a la verdad, bienvenidos a la vigilia.

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos)

Poker descubierto

La debilidad de las fuerzas contestarías es tan exigua, que ya los poderes no se molestan en esconder sus cartas
Ángel Ruiz Cediel
miércoles, 28 de marzo de 2012, 08:58 h (CET)
La desfachatez política no es que ya sea exagerada, sino que roza el insulto. El PP, por boca de su aparentemente fracasado postulante a presidir la Junta Andaluza, comprendiendo que una alianza entre el indultado PSOE y la anacrónica IU le dejaría fuera del poder –y de los dineros que se reparten y dilapidan-, le ha propuesto al teóricamente su acerbo enemigo, al PSOE, un gobierno de alianza, concentración o como se le quiera llamar, que no es sino una manera de entrar al meollo de la cuestión de distribuir el queque. Vamos, que todo eso de la honestidad, de la persecución de delitos, de las demonizaciones de los socialistas como seres corruptísimos que gobernaban como en un cortijo, eran un digo pero no, un guiño a su electorado, una estrategia para arramplar con votos, un invento, un modo de socavar la credibilidad de los que tenían la sartén por el mango, porque ahora que han perdido ganando, pues como que parece que ya son dignos como aliados y… pelillos a la mar.

Efectivamente, al PP ya no le importa tener como socios de gobierno –siempre que ellos puedan tener también acceso a la caja- a quienes tanto han denostado, evidenciándose lo que algunos hemos sostenido en todo tiempo y lugar como una camarilla que, coordinándose, eran en realidad camaradas de andadura, brazos de la misma bestia o hermanos de logia. A la vista están los efectos finales, ahora que ponen las cartas boca arriba, no sólo porque les interesa ir domeñando los pareceres de sus bases, sino porque la fuerza de los votantes, una vez ejercido su derecho democrático a señalar a los dictadores de turno por el próximo periodo legislativo, es tan mínima como ridícula, y este movimiento no hace sino reverberar una sonora carcajada en la cara de lelos que se les deben haber quedado a los que votaron PP creyendo que así remediaban –o podía remediar- el desmadre en que había dado Andalucía después de treinta años de señoritos cortijeros.

Pues no, ya lo ven. Una vez elegidos los “representantes del pueblo”, éstos se ciscan en las intenciones de voto de sus bases o simpatizantes, se lían la manta a la cabeza y, con una desvergüenza insultante, le proponen al enemigo un pacto de hermanos, de tronquetes, de coleguis, de compis de trapicheo politiquero. Si este país tiene arreglo con est elenco de rostros-portland, que venga Dios y lo vea. Cosa, por otra parte, que no está nada mal, pues para quienes no militamos en las filas de los “demócratas-de-toda-la-vida”, esto es algo que estaba más que cantado, y que, gracias al Dios que hoy todo el mundo ningunea, bien le viene al populacho para que espabile y sepa de qué va todo esto, que la democracia no es sino un artificio para hacer lo mismo que en la dictadura, sólo que en voz baja, sin líos y con mucha cortesía.

Conspiranoicos, nos nombran quienes comulgan con esta misa negra del poder. Antes, es cierto, éramos unos pocos nada más, algunas personas con demasiadas lecturas que tal vez habían trastornado nuestro entendimiento, un poco como a don Quijote le afectaron los libros de caballerías; pero la cosa ha cambiado, y nuestras filas se nutren cada día de lo mejor y más granado de la sociedad: ya hay autorizadas y dignas voces que exigen el enjuiciamiento de los Vulcanos de la administración Bush; ya nace todo un movimiento universal que declara abiertamente que la Primavera Árabe es un movimiento del NWO; ya los pueblos se levantan, negándose a la guerra, como en el caso Irán-Israel; ya es apabullante el griterío que jura por lo más sagrado –y aporta pruebas- que esta crisis no existe, sino que es un invento de la elite para instalar un sistema dictatorial mundial, llevado a efecto por gobiernos guiñol; y ya en todas partes resuena el eco de todo cuanto surge del poder es simple y llana media verdad, o, dicho a la pata la llana, dura mentira. Las cartas de esta mano de poker, están quedando boca arriba.

Éste que esto escribe lleva denunciando todo esto algunas décadas ya, y por ello ha sido tildado de facha por unos durmientes y de rojo por los otros, e incluso por ello ha ingresado en todas esas listas negras que son pero que no existen, pero aquí está todavía, creando escuela, y con las pruebas de que la política no es sino una herramienta del poder. Por ejemplo, a la vista está de quien quiere verlo, que se les ha regalado a los bancos el importe equivalente a terminar con el hambre no sólo de toda la población humana de la Tierra durante toda su existencia, sino de diez poblaciones semejantes de 4500 millones de míseros y hambrientos, y sólo les ha aprovechado a quienes se han repartido esos dividendos, quedando las deudas de la parte de los pobres y los asalariados, ésos que se van a manifestar mañana en muchas ciudades de España dirigidos por los apéndices de esos mismos partidos políticos que pactan, a la tiniebla de la logias y a la luz de sus mentiras, acuerdos entre supuestos honestos y supuestos corruptos para repartirse y controlar lo que a sus amos les corresponde.

Pese a ser una pésima noticia que quienes iban de puros pacten con quienes eran tildados de delincuentes, es a la par muy buena para la población, sin embargo, porque sólo el dolor despierta y fuerza al cambio, sólo un golpe que le impacte y le llene de indignación al individuo le empuja a evolucionar y comprender, y no hay duda de que esto hará correr ríos de indignación por las venas de muchos hasta ahora durmientes que creían que todo el mundo era bueno y que cada cual decía lo que sentía y creía. Ya ven que no, de modo que en esta orilla de la realidad les esperamos: bienvenidos a la verdad, bienvenidos a la vigilia.

Puedes conocer toda la obra de Ángel Ruiz Cediel: Un autor que no escribe para todos (Sólo para los muy entendidos)

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

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