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En Catalunya parecen decididos a volver a sus intrigas nacionalistas, esta vez de la mano del joven Oriol Pujol

¿Lara un Largo Caballero y O.Pujol un nuevo Companys?

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Dicen que Karl Marx y Engels, en su famoso Manifiesto, querían  apoyar a las fuerzas burguesas más progresistas, para conseguir arrastrarlas a la revolución. “Sin dejarse frenar por ellas” El objetivo final era, sin duda, la “destrucción del sistema burgués” Los medios los dejó claros el mismo Marx en una de sus frases lapidarias: “La violencia es la partera de la Historia”  Dios me libre de pretender establecer un paralelismo, ni siquiera aproximado, entre la figura de Largo Caballero ( quien, por cierto, colaboró con el golpista general Primo de Rivera,  en cuya Dictadura llegó a alcanzar el cargo de Consejero de Estado) y la del actual dirigente de IU, Cayo Lara, salvo en su espíritu revolucionario. Recordemos que Largo participó en la famosa huelga revolucionaria de 1.917, de carácter jacobino–socialista, y que fue un señor que se supo ganar a pulso el apelativo de “Lenín español”, como llamado a dirigir, en España, una revolución a imagen y semejanza de la rusa del 1.917. El señor Lara, a menor nivel, pero con idénticas ideas revolucionarias; estos días nos ha obsequiado con los viejos tics comunistas (poco adecuados a la época en la que vivimos), proponiendo unas ideas descabelladas y unos planes de gobierno del más puro estilo estalinista, que debieran de poner en guardia al propio señor Griñán, si es que pretenden pactar un gobierno conjunto para la nueva legislatura. ¡Le auguro más de un problema!

Lo curioso es que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, en Catalunya parecen decididos a volver a sus intrigas nacionalistas, esta vez de la mano del joven Oriol Pujol que, al parecer, se ha constituido en la saga de la familia y que está dispuesto a emular a su padre, si no en inteligencia, en preparación  y en veteranía sí, al menos, en su nacionalismo contumaz, en su reclamación pertinaz y agria de la utópica reivindicación de independencia de Catalunya, y en su empeño de presentarse como el gran salvador de los catalanes cuando en Catalunya, por lo menos, existe un 50% de la población que no quiere oír hablar de separase de España. Ahora sí, deberemos reconocer, en el delfín de los Pujol-Ferrusola, unas innovaciones respecto a su modo de expresarse y comportamiento, que han superado con creces aquellos de los que hizo gala don Jordi Pujol senior. De médico a veterinario, de veterano en la política y de pragmático en moverse por la sinuosas aguas de la negociación, la cesión y el cambalacheo, al clásico “hijo de papá” burgués,.que ha escalado puestos en la formación CIU, mediante el apoyo constante de su padre y, por tanto, como a muchos otros que, durante mi prolongada vida he tenido ocasión de conocer, lo suficientemente irresponsables para pontificar sobre cuestiones en las que está verde y demostrar su falta de rodaje político con expresiones de tan baja estofa y fuste como el comparar a España  con "aguas podridas" de las que hay que alejarse. ¡Y esto, en su primer discurso como el nuevo Secretario General de Convergencia de Catalunya! Lo que nos espera.

¿Cómo se puede entender que, estos señores de CDCyU, se aprovechen del apoyo del PP catalán, para aprobar sus PG; que luego, con la mayor desfachatez, exijan de España un Pacto  Fiscal bilateral a su medida;  a lo que, no lo duden, –cuando hayan conseguido esquilmar a los españoles con sus exigencias económicas ¬– va a seguir, porque ya lo han anunciado, en forma de amenaza de chantaje que, si no se les concede el famoso Pacto Fiscal; van a pedir la independencia; lo que pudiera comenzar, como ya está ocurriendo en Girona, estableciendo la recaudación de todos los tributos en la Generalitat, incluso de aquellos impuestos que corresponden al Estado; en un paso más hacia la insumisión fiscal. Lo preocupante es que parece que se están dando de nuevo ciertos paralelismos, adaptados a los tiempos, por supuesto, con situaciones que tuvieron lugar en aquellos tiempos del irascible y extremista Companys y del no menos sectorizado Largo Caballero. Comunismo soviético por una parte y nacionalismo independentista por la otra, un cóctel muy peligroso si no se consigue poner los medios para atajar la metástasis de este cáncer, antes de que sea tarde para ponerle remedio.

Escuchar estos día a un, hiperventilado, Cayo Lara, incapaz de creerse su éxito en las urnas de la comunidad andaluza y obviando que, lo único que le ha permitido sumar más escaños, ha sido el evidente descontento de la izquierda socialista con los casos de corrupción registrados en Andalucía (curiosamente de los 9 cargos elegibles que ha perdido el PSOE, da la casualidad que 6 de ellos han ido a las filas de IU y los otros tres a las del PP andaluz) hacer declaraciones extemporáneas respecto a la política que va a imponer en Andalucía y, por extensión, a la propia España; como si, en lugar de tener los 12 escaños que tiene en la autonomía andaluza, contara con mayoría absoluta en las Cortes de la nación. Aparte de causar risa, resulta de lo más ridículo que se pueda sacar pecho un partido minoritario, que vive de rentas de los desastres del PSOE, y que está condenado a no gobernar durante muchos años, si es que lo consiguiere alguna vez.

Pero hay algo que el PP no debería perder de vista, precisamente en estos momentos de principio de legislatura. El partido de Rajoy, pese al pequeño chasco de Andalucía (sigue contando con mayoría en las principales ciudades de la autonomía) se ha labrado una sólida posición en el gobierno, avalada por una mayoría absoluta. Haría mal si se dejase influir por las voces interesadas, entre ellas la del señor Rubalcaba, empeñadas en sacar consecuencias prematuras sobre si han perdido 200 mil o cuatrocientos mil respecto a las legislativas de 20N. Esto sucede con todos los partidos cuando, de verdad, están decididos a gobernar. Las medias que ha tenido que adoptar el Ejecutivo han sido, de necesidad, duras y, poco o mucho, afectan al bolsillo de los ciudadanos lo que, evidentemente no es algo agradable. Sin duda la sorpresa de que, el déficit, haya sido del 8’5% en lugar del que habían sostenido que sería los del gobierno del PSOE, el 6%; ha provocado un cambio inevitable de estrategia lo que ha dado lugar a que hayan tenido que acudir a la subida de impuestos, ya que estamos hablando de una cantidad cercana a los 50.000 millones de euros los que hay que amortizar para cumplir con el 5’3 del PIB el tope que nos ha impuesto la CE.

Aunque las oscilaciones electorales cambiarán mil veces, durante los próximos años, es preciso que el PP asuma este riesgo, así como el de soportar la presión sindical de unos Sindicatos, absolutamente inoperantes e incapaces de equipararse a sus colegas europeos, que pretenden hacerle la tenaza al Gobierno usando para ello Catalunya, Andalucía y, al propio País Vasco; en el que, el señor Patxi López, juguetea con los del PNV y, quién sabe, si los propios de BILDU, de cara a posibles alianzas postelectorales

Es el momento oportuno, por duro que sea, para poner sobre la mesa todas las reformas precisas para salvar a España. El señor Rajoy debe  aguantar las presiones sindicales, de la oposición socialista y las de los comunistas, amparándose en la amplia mayoría que el PP tiene en el Parlamento y Senado, para apuntalar su política destinada a sanear nuestra economía, poner al día nuestra legislación laboral y acabar con la corrupción generalizada de años de incompetencia y despilfarros, en manos del torpe gobierno del señor Rodríguez Zapatero. Ahora toca resistir, sin desmayo, hasta que los efectos del buen gobierno se produzcan. Será en las nuevas legislativas, donde el PP tendrá ocasión de demostrar sus aciertos, si consigue sacar a delante España. O así es, señores, como veo la situación actual.

¿Lara un Largo Caballero y O.Pujol un nuevo Companys?

En Catalunya parecen decididos a volver a sus intrigas nacionalistas, esta vez de la mano del joven Oriol Pujol
Miguel Massanet
miércoles, 28 de marzo de 2012, 07:23 h (CET)
Dicen que Karl Marx y Engels, en su famoso Manifiesto, querían  apoyar a las fuerzas burguesas más progresistas, para conseguir arrastrarlas a la revolución. “Sin dejarse frenar por ellas” El objetivo final era, sin duda, la “destrucción del sistema burgués” Los medios los dejó claros el mismo Marx en una de sus frases lapidarias: “La violencia es la partera de la Historia”  Dios me libre de pretender establecer un paralelismo, ni siquiera aproximado, entre la figura de Largo Caballero ( quien, por cierto, colaboró con el golpista general Primo de Rivera,  en cuya Dictadura llegó a alcanzar el cargo de Consejero de Estado) y la del actual dirigente de IU, Cayo Lara, salvo en su espíritu revolucionario. Recordemos que Largo participó en la famosa huelga revolucionaria de 1.917, de carácter jacobino–socialista, y que fue un señor que se supo ganar a pulso el apelativo de “Lenín español”, como llamado a dirigir, en España, una revolución a imagen y semejanza de la rusa del 1.917. El señor Lara, a menor nivel, pero con idénticas ideas revolucionarias; estos días nos ha obsequiado con los viejos tics comunistas (poco adecuados a la época en la que vivimos), proponiendo unas ideas descabelladas y unos planes de gobierno del más puro estilo estalinista, que debieran de poner en guardia al propio señor Griñán, si es que pretenden pactar un gobierno conjunto para la nueva legislatura. ¡Le auguro más de un problema!

Lo curioso es que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, en Catalunya parecen decididos a volver a sus intrigas nacionalistas, esta vez de la mano del joven Oriol Pujol que, al parecer, se ha constituido en la saga de la familia y que está dispuesto a emular a su padre, si no en inteligencia, en preparación  y en veteranía sí, al menos, en su nacionalismo contumaz, en su reclamación pertinaz y agria de la utópica reivindicación de independencia de Catalunya, y en su empeño de presentarse como el gran salvador de los catalanes cuando en Catalunya, por lo menos, existe un 50% de la población que no quiere oír hablar de separase de España. Ahora sí, deberemos reconocer, en el delfín de los Pujol-Ferrusola, unas innovaciones respecto a su modo de expresarse y comportamiento, que han superado con creces aquellos de los que hizo gala don Jordi Pujol senior. De médico a veterinario, de veterano en la política y de pragmático en moverse por la sinuosas aguas de la negociación, la cesión y el cambalacheo, al clásico “hijo de papá” burgués,.que ha escalado puestos en la formación CIU, mediante el apoyo constante de su padre y, por tanto, como a muchos otros que, durante mi prolongada vida he tenido ocasión de conocer, lo suficientemente irresponsables para pontificar sobre cuestiones en las que está verde y demostrar su falta de rodaje político con expresiones de tan baja estofa y fuste como el comparar a España  con "aguas podridas" de las que hay que alejarse. ¡Y esto, en su primer discurso como el nuevo Secretario General de Convergencia de Catalunya! Lo que nos espera.

¿Cómo se puede entender que, estos señores de CDCyU, se aprovechen del apoyo del PP catalán, para aprobar sus PG; que luego, con la mayor desfachatez, exijan de España un Pacto  Fiscal bilateral a su medida;  a lo que, no lo duden, –cuando hayan conseguido esquilmar a los españoles con sus exigencias económicas ¬– va a seguir, porque ya lo han anunciado, en forma de amenaza de chantaje que, si no se les concede el famoso Pacto Fiscal; van a pedir la independencia; lo que pudiera comenzar, como ya está ocurriendo en Girona, estableciendo la recaudación de todos los tributos en la Generalitat, incluso de aquellos impuestos que corresponden al Estado; en un paso más hacia la insumisión fiscal. Lo preocupante es que parece que se están dando de nuevo ciertos paralelismos, adaptados a los tiempos, por supuesto, con situaciones que tuvieron lugar en aquellos tiempos del irascible y extremista Companys y del no menos sectorizado Largo Caballero. Comunismo soviético por una parte y nacionalismo independentista por la otra, un cóctel muy peligroso si no se consigue poner los medios para atajar la metástasis de este cáncer, antes de que sea tarde para ponerle remedio.

Escuchar estos día a un, hiperventilado, Cayo Lara, incapaz de creerse su éxito en las urnas de la comunidad andaluza y obviando que, lo único que le ha permitido sumar más escaños, ha sido el evidente descontento de la izquierda socialista con los casos de corrupción registrados en Andalucía (curiosamente de los 9 cargos elegibles que ha perdido el PSOE, da la casualidad que 6 de ellos han ido a las filas de IU y los otros tres a las del PP andaluz) hacer declaraciones extemporáneas respecto a la política que va a imponer en Andalucía y, por extensión, a la propia España; como si, en lugar de tener los 12 escaños que tiene en la autonomía andaluza, contara con mayoría absoluta en las Cortes de la nación. Aparte de causar risa, resulta de lo más ridículo que se pueda sacar pecho un partido minoritario, que vive de rentas de los desastres del PSOE, y que está condenado a no gobernar durante muchos años, si es que lo consiguiere alguna vez.

Pero hay algo que el PP no debería perder de vista, precisamente en estos momentos de principio de legislatura. El partido de Rajoy, pese al pequeño chasco de Andalucía (sigue contando con mayoría en las principales ciudades de la autonomía) se ha labrado una sólida posición en el gobierno, avalada por una mayoría absoluta. Haría mal si se dejase influir por las voces interesadas, entre ellas la del señor Rubalcaba, empeñadas en sacar consecuencias prematuras sobre si han perdido 200 mil o cuatrocientos mil respecto a las legislativas de 20N. Esto sucede con todos los partidos cuando, de verdad, están decididos a gobernar. Las medias que ha tenido que adoptar el Ejecutivo han sido, de necesidad, duras y, poco o mucho, afectan al bolsillo de los ciudadanos lo que, evidentemente no es algo agradable. Sin duda la sorpresa de que, el déficit, haya sido del 8’5% en lugar del que habían sostenido que sería los del gobierno del PSOE, el 6%; ha provocado un cambio inevitable de estrategia lo que ha dado lugar a que hayan tenido que acudir a la subida de impuestos, ya que estamos hablando de una cantidad cercana a los 50.000 millones de euros los que hay que amortizar para cumplir con el 5’3 del PIB el tope que nos ha impuesto la CE.

Aunque las oscilaciones electorales cambiarán mil veces, durante los próximos años, es preciso que el PP asuma este riesgo, así como el de soportar la presión sindical de unos Sindicatos, absolutamente inoperantes e incapaces de equipararse a sus colegas europeos, que pretenden hacerle la tenaza al Gobierno usando para ello Catalunya, Andalucía y, al propio País Vasco; en el que, el señor Patxi López, juguetea con los del PNV y, quién sabe, si los propios de BILDU, de cara a posibles alianzas postelectorales

Es el momento oportuno, por duro que sea, para poner sobre la mesa todas las reformas precisas para salvar a España. El señor Rajoy debe  aguantar las presiones sindicales, de la oposición socialista y las de los comunistas, amparándose en la amplia mayoría que el PP tiene en el Parlamento y Senado, para apuntalar su política destinada a sanear nuestra economía, poner al día nuestra legislación laboral y acabar con la corrupción generalizada de años de incompetencia y despilfarros, en manos del torpe gobierno del señor Rodríguez Zapatero. Ahora toca resistir, sin desmayo, hasta que los efectos del buen gobierno se produzcan. Será en las nuevas legislativas, donde el PP tendrá ocasión de demostrar sus aciertos, si consigue sacar a delante España. O así es, señores, como veo la situación actual.

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