De colores, de colores se visten los campos en la primavera…de colores. Siempre han representado en el lenguaje poético, o lo que sea: el rojo, el amor, el vede la esperanza, el blanco la pureza, el negro pienso que será el luto o a desgracia. Dicen. que el amarillo trae mala suerte.
La esperanza es una virtud, o si quieren una forma de ver la vida con optimismo, y el optimismo lleva, generalmente, a la felicidad. Entiéndase que me refiero a un optimismo que no es alocamiento. El que pierde la esperanza, lo pierde casi todo porque carece de fe, y al ser el amor “el que todo lo espera”…pues se queda sin amor. Se autodestruye.
Y por desgracia hay gentes sin esperanza. Hay un refrán que dice que la esperanza es lo último que se pierde. Pues no puedo estar de acuerdo; la esperanza y su pérdida es precedida por la falta de fe y escasez de amor. Pero todos los dichos tienen su parte de verdad, avalados por la experiencia.
Pero de ahí a que los colores nos pueden proporcionar una especie de “horóscopo” que nos va a dirigir la vida, es tan ilusorio como el mismo horóscopo en sí. Y siguiendo con los colores, decíamos que el verde estaba ligado a la esperanza, se lo han apropiado los ecologistas y no sé porque. Será por el verde de los campos, que como todo fue credo por Dios. Pienso que es el primer ecologista en sentido estricto. Pero los “verdes” no parecen muy afines con el Creador.
Me gusta que la gente se preocupe por la Naturaleza y todo lo ello conlleva, hoy día hay una preocupación por el Medio Ambiente, de que antes adolecíamos. No hay más que ver la cantidad de basuras que retiran continuamente de playas y canales...
La Naturaleza es un regalo que lo apreciamos simplemente ante el brote de una flor y su belleza. Un valle, los ríos o los lagos. La grandiosidad de las montañas… y es doloroso ver suciedad por quien, como persona, debiera estar agradecido ante tanta belleza.
No colores ni preferencias ligadas a comportamientos, mejor sería que los comportamientos fueran de “color de rosa “y todos seríamos más felices en una convivencia acorde con nuestra condición de personas