Una niña, sin duda una de esas excrecencias sociales que suelen secretar las guerras -y nuestra Guerra Civil produjo muchas-, llega a Lubitana y brujulea por las calles, limosnea y rebusca en la basura. Pareciera una etapa más de su itinerancia hacia ninguna parte; pero ello es que se queda en el pueblo y, poco a poco, va haciéndose familiar entre los habitantes de la pequeña villa.
Nadie, sin embargo, se conmoverá de ella, e incluso la chiquillería la tomará por blanco de sus barrabasadas. Nadie..., excepto Lola, una meretriz que tratará de darla cobijo, estableciéndose entrambas singular relación que, contra todo pronóstico, reabrirá las heridas nunca cerradas de la guerra, dividiéndose sus habitantes entre partidarios y detractores.
Una novela intimista, con abundancia de recursos de prosa poética, que trata de tocar las aldabas del corazón del lector. Una novela, en fin, inolvidable, que refiere con crudeza las sombras y las luces de la condición humana.