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La izquierda ya no disimula sus simpatías por la ETA

La Farándula de ETA

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Y no sólo porque Rubalcaba diga que la derrota de ETA es un empeño de la derecha, sino porque Willy Toledo, el gurú espiritual de los indignados -cuyo silencio sobre el tema resulta cuando menos sospechoso-, se deja fotografiar con el número de recluso de un terrorista y presenta su libro de la mano del hijo de Otegui y del ínclito alcalde bilduetarra de San Sebastián, Juan Carlos Izaguirre. Menudo elenco paradigma de la ilustración.

Pero ya sabemos de las simpatías de cierta izquierda excéntrica que se deja fotografiar con filoetarras y apoya a caudillos como Hugo Chávez mientras humillan a las víctimas del terrorismo y denigran al estado de derecho. Sin duda, estas simpatías son motivo más que suficiente para ingresar en un frenopático si no fuera porque la lista de espera, sobre todo en ciertas regiones, es interminable. La cosa sería de risa si exceptuáramos que esta casta que nos desgobierna, y que se ha arrodillado ante la ETA, se cree que somos idiotas y que toda la sociedad va a tragar con las ruedas de molino de su hoja de ruta. Un gobierno, huelga decir, que quiere dejar el poder, cerrando su rendición ante una banda de asesinos, bajo el síndrome del miedo reverencial al nacionalismo vasco.

La última representación de esta farándula terrorista se llama Conferencia para la Paz. Un teatrillo que ya produce arcadas tan sólo con reparar en su semántica. ¿Paz? ¿Pero acaso estamos en una guerra? En todo caso deberíamos hablar de una rendición absoluta ante unos asesinos liberticidas que han causado mil muertos. Y lo único cierto en esta tragicomedia, de la que no hay adjetivos suficientes para calificar toda su ignominia, es que subyace otra demostración de lo que eufemísticamente se ha dado en denominar el entorno social de la ETA y que no es otra cosa que la ETA. Pero la guinda que faltaba para bochornoso pastel era la presencia de los socialistas vascos – con la excusa de comprobar si semejante farándula es propaganda abertzale- con la excepcional compañía de UGT y CCOO. Todo para perpetrar un atentado moral a la dignidad de las víctimas. Luego, ¿dónde estaban los sindicatos en las marchas de la rebelión cívica que convocaron las víctimas del terrorismo y Francisco José Alcaraz? Desde luego, esta izquierda sindicalista cuya único remedio para llevar a la gente a las manifestaciones parece tenerla Rodolfo Chiquilicuatre, al que se han encomendado como Dios laico, levita entre la esquizofrenia y la indigencia intelectual y moral. No en vano, ya sabemos del exquisito gusto de este sindicalismo por los titiriteros y por los cruceros de lujo.

Sin embargo, lo más deleznable es que este gobierno nacional-socialista de Patxi López, está apoyado por el Partido Popular, que se proclama contrario a la farándula y apaño abertzale-socialista. A la sazón, ¿alguien nos puede explicar por qué Basagoiti apoya a un lehandakari que está de rodillas ante la ETA y que aboga por el acercamiento de los presos vascos? ¿Alguien nos puede explicar por qué no se rompe el pacto de gobierno firmado? Y es que aunque el señor Basagoiti no nos quiera aclarar nada, mendigar un papelito o esperar un vídeo folclórico de la ETA con pañuelos de alta costura con objeto de arañar unos cuantos votos es, a todos los efectos, miserable. Pero es más miserable siquiera que tenga el aval por omisión del Partido Popular. Aunque sea tan sólo por la peccata minuta de que lo que se está representando ad hoc es una farándula cuyo guión ya está escrito y al que sólo le falta poner en letras mayúsculas en el epitafio la fecha de defunción del estado de derecho.

La Farándula de ETA

La izquierda ya no disimula sus simpatías por la ETA
Javier Montilla
lunes, 17 de octubre de 2011, 08:42 h (CET)
Y no sólo porque Rubalcaba diga que la derrota de ETA es un empeño de la derecha, sino porque Willy Toledo, el gurú espiritual de los indignados -cuyo silencio sobre el tema resulta cuando menos sospechoso-, se deja fotografiar con el número de recluso de un terrorista y presenta su libro de la mano del hijo de Otegui y del ínclito alcalde bilduetarra de San Sebastián, Juan Carlos Izaguirre. Menudo elenco paradigma de la ilustración.

Pero ya sabemos de las simpatías de cierta izquierda excéntrica que se deja fotografiar con filoetarras y apoya a caudillos como Hugo Chávez mientras humillan a las víctimas del terrorismo y denigran al estado de derecho. Sin duda, estas simpatías son motivo más que suficiente para ingresar en un frenopático si no fuera porque la lista de espera, sobre todo en ciertas regiones, es interminable. La cosa sería de risa si exceptuáramos que esta casta que nos desgobierna, y que se ha arrodillado ante la ETA, se cree que somos idiotas y que toda la sociedad va a tragar con las ruedas de molino de su hoja de ruta. Un gobierno, huelga decir, que quiere dejar el poder, cerrando su rendición ante una banda de asesinos, bajo el síndrome del miedo reverencial al nacionalismo vasco.

La última representación de esta farándula terrorista se llama Conferencia para la Paz. Un teatrillo que ya produce arcadas tan sólo con reparar en su semántica. ¿Paz? ¿Pero acaso estamos en una guerra? En todo caso deberíamos hablar de una rendición absoluta ante unos asesinos liberticidas que han causado mil muertos. Y lo único cierto en esta tragicomedia, de la que no hay adjetivos suficientes para calificar toda su ignominia, es que subyace otra demostración de lo que eufemísticamente se ha dado en denominar el entorno social de la ETA y que no es otra cosa que la ETA. Pero la guinda que faltaba para bochornoso pastel era la presencia de los socialistas vascos – con la excusa de comprobar si semejante farándula es propaganda abertzale- con la excepcional compañía de UGT y CCOO. Todo para perpetrar un atentado moral a la dignidad de las víctimas. Luego, ¿dónde estaban los sindicatos en las marchas de la rebelión cívica que convocaron las víctimas del terrorismo y Francisco José Alcaraz? Desde luego, esta izquierda sindicalista cuya único remedio para llevar a la gente a las manifestaciones parece tenerla Rodolfo Chiquilicuatre, al que se han encomendado como Dios laico, levita entre la esquizofrenia y la indigencia intelectual y moral. No en vano, ya sabemos del exquisito gusto de este sindicalismo por los titiriteros y por los cruceros de lujo.

Sin embargo, lo más deleznable es que este gobierno nacional-socialista de Patxi López, está apoyado por el Partido Popular, que se proclama contrario a la farándula y apaño abertzale-socialista. A la sazón, ¿alguien nos puede explicar por qué Basagoiti apoya a un lehandakari que está de rodillas ante la ETA y que aboga por el acercamiento de los presos vascos? ¿Alguien nos puede explicar por qué no se rompe el pacto de gobierno firmado? Y es que aunque el señor Basagoiti no nos quiera aclarar nada, mendigar un papelito o esperar un vídeo folclórico de la ETA con pañuelos de alta costura con objeto de arañar unos cuantos votos es, a todos los efectos, miserable. Pero es más miserable siquiera que tenga el aval por omisión del Partido Popular. Aunque sea tan sólo por la peccata minuta de que lo que se está representando ad hoc es una farándula cuyo guión ya está escrito y al que sólo le falta poner en letras mayúsculas en el epitafio la fecha de defunción del estado de derecho.

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