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El color escogido por Rubalcaba no es el azul PP. Es el azul que ve un retirado Rodríguez Zapatero dedicado contemplar las nubes desde su hamaca leonesa. Así de vacua está resultando la precampaña socialista

Azul Alfredo

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Descoordinación total. Es la imagen que está transmitiendo el equipo electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien asiste impotente al espectáculo de ver cómo todos sus anuncios electorales son matizados casi inmediatamente por su propia gente.

Es lo que sucedió estos últimos días a cuenta de la promesa de imposición de paridad en los puestos directivos de las empresas (según la socialista Fundación Alternativas las mujeres, que son buena parte del voto no ideológico o neutro que vota siempre al que manda, habrían dado por primera vez en la historia la espalda al partido en el gobierno); que si adiós a las deducciones por seguros de sanidad privada a los empresarios a ver si así se le anima el cuerpo a la parroquia más radical; que si burka sí o no cuando la prohibición de la prenda propuesta por el PP en 2010 en el Congreso de los Diputados no salió adelante por la feroz oposición del PSOE… El jolgorio de los periodistas es antológico. “¿Qué vendrán a rectificar ahora?”, se preguntan al ver al miembro de prensa socialista convocar urgentemente una y otra vez a los medios.

La falta de credibilidad, de programa y hasta de ideología tanto del candidato como del resto de miembros de su formación es más que evidente. La tentación, he ahí el peligro, de echarse a la calle alentando algaradas y cercenando la convivencia entre españoles para ver si así se consigue convocar a las urnas es grande. Desde Génova 13 miran de reojo. Hay preocupación.

Significativo adiós también, cosas de la comunicación política, al color rojo histórico de la formación que fundara Pablo Iglesias. Hay que esconder las siglas PSOE como sea. Se identifican demasiado con el paro, la mentira y el despilfarro.

La tonalidad del nuevo socialismo que promete cual candidato neófito, regenerador e ilusionante el Pérez Rubalcaba de siempre y que pudimos ver este pasado fin de semana como fondo de la Conferencia Política del PSOE celebrada en Madrid (las conclusiones han sido penosas: subida de los impuestos sobre el alcohol y el tabaco y una llamada a dejar de ahorrar) es muy similar al azul del Partido Popular. Todo ello al tiempo que, entre guiños a lo que queda del 15-M, desde el PSOE se promete un giro a la izquierda. Cosas de unas encuestas que, pese a comunicados de ETA y apaños con Bryan Currin, dan la espalda a la izquierda.

Dicen los más cachondos que el color escogido por Rubalcaba no es el azul PP. Es el azul que ve un retirado Rodríguez Zapatero dedicado contemplar las nubes desde su hamaca leonesa. Así de vacua está resultando la precampaña socialista. Van a tener razón.

Azul Alfredo

El color escogido por Rubalcaba no es el azul PP. Es el azul que ve un retirado Rodríguez Zapatero dedicado contemplar las nubes desde su hamaca leonesa. Así de vacua está resultando la precampaña socialista
Almudena Negro
lunes, 3 de octubre de 2011, 07:26 h (CET)
Descoordinación total. Es la imagen que está transmitiendo el equipo electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien asiste impotente al espectáculo de ver cómo todos sus anuncios electorales son matizados casi inmediatamente por su propia gente.

Es lo que sucedió estos últimos días a cuenta de la promesa de imposición de paridad en los puestos directivos de las empresas (según la socialista Fundación Alternativas las mujeres, que son buena parte del voto no ideológico o neutro que vota siempre al que manda, habrían dado por primera vez en la historia la espalda al partido en el gobierno); que si adiós a las deducciones por seguros de sanidad privada a los empresarios a ver si así se le anima el cuerpo a la parroquia más radical; que si burka sí o no cuando la prohibición de la prenda propuesta por el PP en 2010 en el Congreso de los Diputados no salió adelante por la feroz oposición del PSOE… El jolgorio de los periodistas es antológico. “¿Qué vendrán a rectificar ahora?”, se preguntan al ver al miembro de prensa socialista convocar urgentemente una y otra vez a los medios.

La falta de credibilidad, de programa y hasta de ideología tanto del candidato como del resto de miembros de su formación es más que evidente. La tentación, he ahí el peligro, de echarse a la calle alentando algaradas y cercenando la convivencia entre españoles para ver si así se consigue convocar a las urnas es grande. Desde Génova 13 miran de reojo. Hay preocupación.

Significativo adiós también, cosas de la comunicación política, al color rojo histórico de la formación que fundara Pablo Iglesias. Hay que esconder las siglas PSOE como sea. Se identifican demasiado con el paro, la mentira y el despilfarro.

La tonalidad del nuevo socialismo que promete cual candidato neófito, regenerador e ilusionante el Pérez Rubalcaba de siempre y que pudimos ver este pasado fin de semana como fondo de la Conferencia Política del PSOE celebrada en Madrid (las conclusiones han sido penosas: subida de los impuestos sobre el alcohol y el tabaco y una llamada a dejar de ahorrar) es muy similar al azul del Partido Popular. Todo ello al tiempo que, entre guiños a lo que queda del 15-M, desde el PSOE se promete un giro a la izquierda. Cosas de unas encuestas que, pese a comunicados de ETA y apaños con Bryan Currin, dan la espalda a la izquierda.

Dicen los más cachondos que el color escogido por Rubalcaba no es el azul PP. Es el azul que ve un retirado Rodríguez Zapatero dedicado contemplar las nubes desde su hamaca leonesa. Así de vacua está resultando la precampaña socialista. Van a tener razón.

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