- Buenos días vengo a darme de alta de nuevo en la búsqueda de empleo- dijo el joven en una oficina andaluza.
- ¿Cuánto tiempo has trabajo al final?- le preguntó el trabajador.
- Quince días.

Sin conocernos, sin detenernos a charlar, sin quererlo ambos teníamos algo en común. Por unos minutos compartimos tiempo y espacio, quizá hasta pensamientos sin saberlo. ¿Qué estamos viviendo las y los jóvenes españoles en esta sociedad postmoderna? ¿Cómo gestionamos la incertidumbre? ¿Cómo nos sentimos? ¿Para que nos preparan? ¿Tenemos oportunidades laborales? ¿Qué intereses tiene el extranjero en captar profesionales bien formados? No pude evitar pensar y emitir un silencioso puff al escucharle afirmar esos quince días. No era mi intención herir su sensibilidad, también estaba allí para actualizar la demanda de búsqueda de empleo mas, en mi caso, no había trabajado.

Y es que ahora con quince días de trabajo, hay que dar gracias. Al igual que con cualquier otro trabajo que se presenta en el camino con condiciones laborales cuestionables (en calidad, sueldo y seguridad), también hay que dar gracias por ello no lo olviden. No se debe declinar este tipo de oportunidades porque según algunas personas, decir NO, es inadecuado a día de hoy:

¿Estás loco? ¿Cómo dejas esa oportunidad?; Trabaja en lo que sea, tanto estudiar durante tantos años y mira ahora, ¿qué vas a hacer con tu vida?; Tienes que sentar la cabeza de una vez que tienes una edad; Piensa en tu pensión ¿qué va a ser de ti si no cotizas?
¿Qué nos hace el dinero? ¿Qué nos produce cuando no hay cierta sensibilidad en su disfrute y consumo? Monstruosas las redes de corrupción destapadas que abundan por doquier. Mientras tanto trabajadoras y trabajadores deseosos de llevar una nómina a casa para llenar neveras, cubrir facturas, ataviar de ropa y recursos las habituales necesidades familiares. No pude evitar repasar el elenco de clase política que nos representa, de todos los colores e ideologías. Nadie queda exento. No digo que todos sean de la misma pasta, no dudo que haya gente honrada en política. Una clase de valores impartida por niñas y niños podría venirles bien. Sigo preguntándome ¿qué hicimos mal quienes pedimos un trabajo digno y de calidad en nuestro territorio nacional? Seguimos sin creer en la institución porque esta no nos escucha aunque nos movilicemos, estamos petrificados porque no se valora nuestra aportación más allá de una votación cada cuatro años. ¿Qué tipo de sistema hemos creado?

Allí sentada petrificada veía como el funcionario terminaba de registrar algunos de los títulos que había llevado. Pensé en el libro que él podría escribir, desde su experiencia con las personas que van a buscar trabajo sobre sus vidas, miedos, aspiraciones y sueños. Pensaba más en el libro que estaba a punto de acabar que el trámite burocrático en el que estaba inmersa. Creo que ayer fue la única ocasión que no me marché alterada o refunfuñando acerca del panorama del mundo laboral, el fin de El Alquimista me esperaba y no quería leerlo enfadada. Aprendí que si aquí no encuentro el tesoro laboral habrá que buscarlo en otro lugar ¿no?