Me gustaría hablar del Real Madrid y empezar rindiendo homenaje a tres personas: Poli Díaz, Mickey Rourke y Manolo Escobar. El que me esté leyendo dirá, a este tío se le ha ido la olla o ha perdido el carro definitivamente. ¿Qué tendrán que ver estas personas con el fútbol y con el Madrid? Pues todo tiene su miga. Yo creo que habrán pasado ya veinte años de aquél programa televisivo de la naciente Tele 5 que se llamaba ‘Y es que goles son amores, un programa de televisión’, cantado y contado por el mítico Manolo Escobar.
Bueno, aquello fue espectacular en plena era de las ‘mama chicho’, chicas explosivas que salían con un cartel indicando el número de la jornada y con los colores de los equipos de fútbol para más inri. Un día, su presentador, Manolo Escobar, invitó al plató a dos boxeadores de moda en aquellos tiempos: el español Policarpo Díaz y el estadounidense Mickey Rourke.
Fue verles a los dos y caerme al suelo de la risa. Poli y Mickey abrazados, con dos abrigos granate que se habían comprado en Galerías Preciados –reconocido por ellos mismos en directo-, abranzándose con Manolo Escobar: “¡Hombre, Poli! ¡Qué pasa Mickey!” Aquello fue tan surrealista para comentar una jornada de domingo de fútbol que pido públicamente que Tele 5 rescate aquella joya televisiva con un Escobar magnífico, un Rourke grandioso –desgastado eso sí tras sus nueve semanas y media de picos pardos con la Basinger- y un Poli Díaz colosal, diciendo todo el rato: “es mi amigo, Mickey, mi anfitrión”.
Bueno, y a lo que iba realmente, que el título del programa de marras me viene que ni pintado para hablar del Real Madrid del siglo XXI Año 10, este de Pellegrini que va como una moto con nada menos que 64 goles marcados. Cuando Florentino, Valdano y ¿Pardeza? diseñaron el nuevo proyecto dijeron: “una defensa apañada, pero alegría arriba, eh”. Y ahora mismo los goles son más que amores en este Real de los CR9, Kaká, Xabi y compañía que aspira a todo. Si hasta se matan por tirar los penalties…
Cierto es que el Barcelona, aún en su bache, le está aguantando los asaltos al Madrid, pero éste está ganando a los puntos claramente cuando se acerca el gran asalto del Bernebéu, ese que te da la vida o te manda a la lona definitivamente. Madrid-Barça, Cristiano-Messi, Guardiola-Pellegrini,… muchos retos para dos grandes objetivos: La Liga y la Champions, ambas con boleto ganador en Concha Espina.
El 2-6 del Barça el año pasado fue una afrenta muy grande al madridismo –yo lo viví en casa de madridistas y soy testigo directo de la tragedia griega que padecieron aquellas gentes- que sólo los blancos pueden borrar haciendo doblete ante el propio Barcelona, aspirante a ambos trofeos.
En la Liga todavía existirían posibilidades matemáticas de cambiar las cosas, pero una final de Champions entre ambos en Madrid podría ser algo así como el Partido del Siglo, ¡qué digo yo! La Guerra de las Galaxias, el no va más del deporte mundial. En fin, los periódicos deportivos escribirían en el canto, Amenábar podría volver a grabar en una Gan Vía siniestra, no saldrían ni los zombies de noche, se agotarían las existencias de cervezas, pizzas y demás comestibles en toda la ciudad, no habría taxis, ni nada que se moviese 7 horas antes del choque, sería, sería…
¡¡¡Riiiiiiiiiiing!!!!! Vaya, es lunes y he soñado que Madrid y Barça jugaban la final de la Champions y la ganaba… ¿Quién la ganaba? Bueno, eso lo dejaremos para otra columna allá por el mes de abril, que los sueños, sueños son. Grande Mickey.
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