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¿Dónde situamos la responsabilidad de lo que nos sucede en cada momento?

¿El vaso está lleno?

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Si hiciésemos una encuesta para conocer: ¿Cómo define cada uno de nosotros y nosotras las diferentes situaciones problemáticas por las que atravesamos en nuestra vida? ¿O simplemente dónde situamos la responsabilidad de lo que nos sucede en cada momento?

Seguramente coincidirás conmigo que nos moveríamos recorriendo dos polos de lo que parece ser un continuo, es decir, algunas personas pensarán que son ellas las únicas responsables de todo aquello negativo que sucede en el universo y que total la vida es una serie de acontecimiento negativos que te suceden y que simplemente te acostumbras más o menos a irlos gestionando. Por el contrario, seguramente nos encontraremos a otro grupo de personas que entenderán que simplemente la vida es maravillosa y que las cosas que les suceden en la vida simplemente hay que abordarlas como elementos de aprendizaje y que la vida solo tres brinda cosas buenas y bonitas.

Gracias a Dios la vida es más compleja y la realidad no se distribuye siguiendo un continuo, sino que más bien lo negativo y lo positivo comparten un mismo universo de situaciones, es decir, es posible que estés pasando un momento bajo debido a que has tenido un problema de pareja, pero al mismo tiempo te sientas bien ya que a nivel laboral estás atravesando por unos momentos óptimos.

Ambas situaciones no son incompatibles, ni contradictorias, por mucho que algunos gurus vendedores de la felicidad suprema insistan en convencerte de ello. Lo que sucede es que vivimos en una realidad compleja y si echas la vista a atrás te darás cuenta que cada unos de tus días confluyen diferentes situaciones tanto positivas, como negativas que influyen en tu estado de ánimo de una manera o de otra. Pero no es menos cierto que lo que depende de ti es la gestión que hagas de esas vivencias y como tanto las emociones, como tu actitud ante la vida y el cómo has decidido enfocar tu realidad, es decir el grado de optimismo o de pesimismo con el que has decidido valorar cada situación, van a incidir sobre tu salud y tu bienestar.

Las diferentes investigaciones nos muestran un universo de vivencias a las que respondemos de una forma o de otra, o incluso no respondemos. Existen personas que describen la vida como un sufrimiento constante al que han de acostumbrarse, donde se agolpan momentos negativos que debemos de afrontar, observar o simplemente evitar. Para estas personas vivir sería como lanzar una pelota contra una pared de manera aleatoria y sin ningún fin. Es decir, la vida es un cumulo de circunstancias que se van sucediendo y simplemente en función de la madre naturaleza y de la suerte de las situaciones que me vengan seré más o menos feliz.

Es curioso observar como cada vez más los datos parecen corroborar que al final somos cada uno de nosotros y nosotras los responsables de transformar nuestra realidad, entendiendo que existen situaciones vitales que pueden ser más estables, ya sean buenas o malas. Por ejemplo el vivir una ruptura de pareja o la perdida de un ser querido incidirá, sin duda sobre nuestro bienestar de manera negativa además de tener una incidencia de mayor duración en el tiempo. La gestión personal que yo realice de dicha situación hará que esta situación incida más o menos tiempo y con mayor o menor intensidad sobre mi estado de ánimo e incluso que en algún momento la personas pudiese entender que es incapaz por mi misma de solucionar dicha situación.

De la misma manera existen situaciones positivas que puedo propiciar que aparezcan en mi vida que van a tener mayor o menor incidencia sobre mi bienestar y con una duración variable, por ejemplo el salir de fiesta tiene una repercusión sobre mi bienestar intensa pero de corta duración, sin embargo el encontrar una actividad con la que me identifique tendrá una incidencia de mayor duración e intensidad.

Por esa razón es tan importante que aprendamos, y la felicidad se puede aprender según demuestran los estudios, a conocer qué herramientas debo de poner en mi vida que tengan una repercusión sobre mi felicidad haciéndola más perdurable. Entendiendo que la mayor parte de nosotros y nosotras dibujamos una realidad lo más positiva posible de nuestra vida, y que sin duda respondemos al mismo objetivo, ser felices.

¿El vaso está lleno?

¿Dónde situamos la responsabilidad de lo que nos sucede en cada momento?
José J. Rivero
miércoles, 14 de septiembre de 2016, 08:33 h (CET)
Si hiciésemos una encuesta para conocer: ¿Cómo define cada uno de nosotros y nosotras las diferentes situaciones problemáticas por las que atravesamos en nuestra vida? ¿O simplemente dónde situamos la responsabilidad de lo que nos sucede en cada momento?

Seguramente coincidirás conmigo que nos moveríamos recorriendo dos polos de lo que parece ser un continuo, es decir, algunas personas pensarán que son ellas las únicas responsables de todo aquello negativo que sucede en el universo y que total la vida es una serie de acontecimiento negativos que te suceden y que simplemente te acostumbras más o menos a irlos gestionando. Por el contrario, seguramente nos encontraremos a otro grupo de personas que entenderán que simplemente la vida es maravillosa y que las cosas que les suceden en la vida simplemente hay que abordarlas como elementos de aprendizaje y que la vida solo tres brinda cosas buenas y bonitas.

Gracias a Dios la vida es más compleja y la realidad no se distribuye siguiendo un continuo, sino que más bien lo negativo y lo positivo comparten un mismo universo de situaciones, es decir, es posible que estés pasando un momento bajo debido a que has tenido un problema de pareja, pero al mismo tiempo te sientas bien ya que a nivel laboral estás atravesando por unos momentos óptimos.

Ambas situaciones no son incompatibles, ni contradictorias, por mucho que algunos gurus vendedores de la felicidad suprema insistan en convencerte de ello. Lo que sucede es que vivimos en una realidad compleja y si echas la vista a atrás te darás cuenta que cada unos de tus días confluyen diferentes situaciones tanto positivas, como negativas que influyen en tu estado de ánimo de una manera o de otra. Pero no es menos cierto que lo que depende de ti es la gestión que hagas de esas vivencias y como tanto las emociones, como tu actitud ante la vida y el cómo has decidido enfocar tu realidad, es decir el grado de optimismo o de pesimismo con el que has decidido valorar cada situación, van a incidir sobre tu salud y tu bienestar.

Las diferentes investigaciones nos muestran un universo de vivencias a las que respondemos de una forma o de otra, o incluso no respondemos. Existen personas que describen la vida como un sufrimiento constante al que han de acostumbrarse, donde se agolpan momentos negativos que debemos de afrontar, observar o simplemente evitar. Para estas personas vivir sería como lanzar una pelota contra una pared de manera aleatoria y sin ningún fin. Es decir, la vida es un cumulo de circunstancias que se van sucediendo y simplemente en función de la madre naturaleza y de la suerte de las situaciones que me vengan seré más o menos feliz.

Es curioso observar como cada vez más los datos parecen corroborar que al final somos cada uno de nosotros y nosotras los responsables de transformar nuestra realidad, entendiendo que existen situaciones vitales que pueden ser más estables, ya sean buenas o malas. Por ejemplo el vivir una ruptura de pareja o la perdida de un ser querido incidirá, sin duda sobre nuestro bienestar de manera negativa además de tener una incidencia de mayor duración en el tiempo. La gestión personal que yo realice de dicha situación hará que esta situación incida más o menos tiempo y con mayor o menor intensidad sobre mi estado de ánimo e incluso que en algún momento la personas pudiese entender que es incapaz por mi misma de solucionar dicha situación.

De la misma manera existen situaciones positivas que puedo propiciar que aparezcan en mi vida que van a tener mayor o menor incidencia sobre mi bienestar y con una duración variable, por ejemplo el salir de fiesta tiene una repercusión sobre mi bienestar intensa pero de corta duración, sin embargo el encontrar una actividad con la que me identifique tendrá una incidencia de mayor duración e intensidad.

Por esa razón es tan importante que aprendamos, y la felicidad se puede aprender según demuestran los estudios, a conocer qué herramientas debo de poner en mi vida que tengan una repercusión sobre mi felicidad haciéndola más perdurable. Entendiendo que la mayor parte de nosotros y nosotras dibujamos una realidad lo más positiva posible de nuestra vida, y que sin duda respondemos al mismo objetivo, ser felices.

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