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Volvieron a fallar las encuestas

En el casino de España gana la banca

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El pasado domingo más de uno pasó de la euforia del momento del cierre de los colegios electorales a no saber explicarse qué había pasado cuando el escrutinio electoral, superado el 60 %, dejaba claro que las expectativas del voto de izquierdas para lanzar a Mariano Rajoy a las cuevas del olvido simplemente había sido un espejismo. El Partido Popular, única fuerza política que había estado seis meses tocándose las narices y cuya única actividad mientras estaba en funciones era enviar cada semana las leyes catalanas al Tribunal Constitucional, había vuelto a ganar las elecciones y en esta ocasión con más votos y escaños que el pasado mes de Diciembre.

Las “israelitas”, por este nombre se conoce a las encuetas hechas a pie de urna, habían vuelto a fallar. Unos no quieren contestar a los encuestadores que les esperan a las puertas de los colegios electorales y otros mienten descaradamente al indicar cuál ha sido la papeleta introducida en la urna. Tal vez para una próxima ocasión quienes encargan estas encuestas sin valor alguno, las televisiones públicas, deberían evitar este dispendio a los contribuyentes. Algunos partidos políticos creyeron que los números que al cierre de los colegios electorales se manejaban seguirían siendo los mismos a la hora del cierre del recuento, así pensaban aquellos que se veían ya triunfadores de la noche, y para ellos fue un mazazo que, en algún caso, les dejó groguis y sin saber desde donde les había llegado aquella debacle que nadie había previsto durante toda la campaña.

Y el Partido Popular, un partido en sus horas más bajas, un partido plagado de corruptos, un partido con ladrones encerrados desde hace tiempo en los centros penitenciaros, incluso en algún caso inaugurados por ellos, un partido que durante los últimos años en lugar de dedicarse a gobernar se ha dedicado a dejar que centenares de sus dirigentes se dedicaran a expoliar y vaciar las cajas de dinero público, un partido con unos dirigentes indignos, un partido con un Ministro del Interior que en lugar de hacer su trabajo defendiendo a los ciudadanos de los delincuentes, se dedica desde su sillón del Ministerio a conspirar contra Catalunya y sus políticos lanzando mediante la prensa afín, la conocida como “Brunete mediática”, insidias y falsedades contra sus rivales políticos sin que le tiemble para nada ni la voz ni el brazo ejecutor y sin vergüenza de ningún tipo a la hora de intentar ganar votos mintiendo y dando carnaza a sus periodistas de cámara. Pues bien, un partido así, un partido podrido por la corrupción, no ha sido castigado por los electores, al contrario ha recibido el premio de millones de votos que, en unos casos venían de la mano de anteriores votantes de Ciudadanos que han decidido volver a la casa del padre, y de otros ciudadanos a los que el miedo les ha lanzado en brazos de la indignidad de votar a una formación política donde, ha quedado demostrado de manera más que suficiente, la ética y la verdad brillan por su ausencia.

Catalunya ha estado muy presente en estas elecciones entre los votantes españoles. La estrategia del unionismo, del nacionalismo español, representado tanto por el PP como por el PSOE y Ciudadanos ha dado sus frutos. Muchos de los votos recogidos por estas formaciones eran para dar fe del unionismo españolizante presente en muchos lugares de España. El nacionalismo español lleva meses agitando el espantajo del separatismo sin darse cuenta que su nacionalismo lleva siglos ejerciendo de separador. Día a día van creando más y más independentistas entre los catalanes que ven cómo desde los poderes públicos españoles se les quiere uniformizar, como quería hacer el Ministro Wert con los niños catalanes, y aquí el PP siempre ha contado con la inestimable ayuda y colaboración tanto del PSOE como de Ciudadanos, los socialdemócratas hace tiempo que perdieron el norte ideológico, se les desplomó la S de socialista y la O de obrero y se han quedado tan sólo con la P de partido y la E de español, y el partido de Albert Ribera nació en Catalunya precisamente para ir contra Catalunya, su lengua, su historia y sus leyes.

Mariano Rajoy no cuenta, en estos momentos, con los apoyos suficientes para formar Gobierno y seguir cuatro años más calentando con sus posaderas los mullidos sillones de Moncloa, pero pronto los tendrá pese a las negativas, dichas con la boca pequeña, de Rivera y Pedro Sánchez de dejarle llegar a la Presidencia del Gobierno. Y las tendrá porque quien realmente ha ganado las elecciones no han sido los de la muchachada de la gaviota carroñera, los que la noche del 26-J se frotaban las manos de contento eran los que, gane quien gane, ganan siempre. Los integrantes del Ibex 35 y la Banca son los verdaderos triunfadores en estas elecciones, y, naturalmente, ahora pasaran factura a quienes ayudaron, Albert Ribera tendrá que devolver los favores que ha recibido del gran capital y las grandes empresas, y una manera de hacerlo será no impedir que Rajoy siga en Moncloa, y a Pedro Sánchez algunos de los “barones” de su partido ya le están lanzado mensajes para que se deje, si es que tiene alguna, de veleidades izquierdosas y pase a la oposición dejando, con su abstención, que gobierne el PP.

De Podemos y sus confluencias escribiré un día de estos, creo que ellos han sido los grandes perdedores, deben analizar el porqué del batacazo electoral que se han dado, mi opinión es que, tal como está España, han tocado techo electoral y tan sólo en Catalunya han obtenido un triunfo, por cierto los catalanes, una vez más, han votado diferente, el PP y Ciudadanos en tierras catalanas tienen poco que hacer, tal vez por ello el Ministro del Interior dedica su trabajo, por el que le pagamos, a intrigar y lanzar falsedades y mentiras con el fin de eliminar a sus contendientes. España es un casino donde, como siempre, gana la banca con la ayuda de algunos partidos y con los votos de unos ciudadanos que todavía no se han enterado que lo son y creen que son, y tal vez, quieren seguir siendo súbditos. Franco hace años que murió pero sus herederos ideológicos y el franquismo sociológico siguen bien vivos entre nosotros.

En el casino de España gana la banca

Volvieron a fallar las encuestas
Rafa Esteve-Casanova
jueves, 30 de junio de 2016, 08:14 h (CET)
El pasado domingo más de uno pasó de la euforia del momento del cierre de los colegios electorales a no saber explicarse qué había pasado cuando el escrutinio electoral, superado el 60 %, dejaba claro que las expectativas del voto de izquierdas para lanzar a Mariano Rajoy a las cuevas del olvido simplemente había sido un espejismo. El Partido Popular, única fuerza política que había estado seis meses tocándose las narices y cuya única actividad mientras estaba en funciones era enviar cada semana las leyes catalanas al Tribunal Constitucional, había vuelto a ganar las elecciones y en esta ocasión con más votos y escaños que el pasado mes de Diciembre.

Las “israelitas”, por este nombre se conoce a las encuetas hechas a pie de urna, habían vuelto a fallar. Unos no quieren contestar a los encuestadores que les esperan a las puertas de los colegios electorales y otros mienten descaradamente al indicar cuál ha sido la papeleta introducida en la urna. Tal vez para una próxima ocasión quienes encargan estas encuestas sin valor alguno, las televisiones públicas, deberían evitar este dispendio a los contribuyentes. Algunos partidos políticos creyeron que los números que al cierre de los colegios electorales se manejaban seguirían siendo los mismos a la hora del cierre del recuento, así pensaban aquellos que se veían ya triunfadores de la noche, y para ellos fue un mazazo que, en algún caso, les dejó groguis y sin saber desde donde les había llegado aquella debacle que nadie había previsto durante toda la campaña.

Y el Partido Popular, un partido en sus horas más bajas, un partido plagado de corruptos, un partido con ladrones encerrados desde hace tiempo en los centros penitenciaros, incluso en algún caso inaugurados por ellos, un partido que durante los últimos años en lugar de dedicarse a gobernar se ha dedicado a dejar que centenares de sus dirigentes se dedicaran a expoliar y vaciar las cajas de dinero público, un partido con unos dirigentes indignos, un partido con un Ministro del Interior que en lugar de hacer su trabajo defendiendo a los ciudadanos de los delincuentes, se dedica desde su sillón del Ministerio a conspirar contra Catalunya y sus políticos lanzando mediante la prensa afín, la conocida como “Brunete mediática”, insidias y falsedades contra sus rivales políticos sin que le tiemble para nada ni la voz ni el brazo ejecutor y sin vergüenza de ningún tipo a la hora de intentar ganar votos mintiendo y dando carnaza a sus periodistas de cámara. Pues bien, un partido así, un partido podrido por la corrupción, no ha sido castigado por los electores, al contrario ha recibido el premio de millones de votos que, en unos casos venían de la mano de anteriores votantes de Ciudadanos que han decidido volver a la casa del padre, y de otros ciudadanos a los que el miedo les ha lanzado en brazos de la indignidad de votar a una formación política donde, ha quedado demostrado de manera más que suficiente, la ética y la verdad brillan por su ausencia.

Catalunya ha estado muy presente en estas elecciones entre los votantes españoles. La estrategia del unionismo, del nacionalismo español, representado tanto por el PP como por el PSOE y Ciudadanos ha dado sus frutos. Muchos de los votos recogidos por estas formaciones eran para dar fe del unionismo españolizante presente en muchos lugares de España. El nacionalismo español lleva meses agitando el espantajo del separatismo sin darse cuenta que su nacionalismo lleva siglos ejerciendo de separador. Día a día van creando más y más independentistas entre los catalanes que ven cómo desde los poderes públicos españoles se les quiere uniformizar, como quería hacer el Ministro Wert con los niños catalanes, y aquí el PP siempre ha contado con la inestimable ayuda y colaboración tanto del PSOE como de Ciudadanos, los socialdemócratas hace tiempo que perdieron el norte ideológico, se les desplomó la S de socialista y la O de obrero y se han quedado tan sólo con la P de partido y la E de español, y el partido de Albert Ribera nació en Catalunya precisamente para ir contra Catalunya, su lengua, su historia y sus leyes.

Mariano Rajoy no cuenta, en estos momentos, con los apoyos suficientes para formar Gobierno y seguir cuatro años más calentando con sus posaderas los mullidos sillones de Moncloa, pero pronto los tendrá pese a las negativas, dichas con la boca pequeña, de Rivera y Pedro Sánchez de dejarle llegar a la Presidencia del Gobierno. Y las tendrá porque quien realmente ha ganado las elecciones no han sido los de la muchachada de la gaviota carroñera, los que la noche del 26-J se frotaban las manos de contento eran los que, gane quien gane, ganan siempre. Los integrantes del Ibex 35 y la Banca son los verdaderos triunfadores en estas elecciones, y, naturalmente, ahora pasaran factura a quienes ayudaron, Albert Ribera tendrá que devolver los favores que ha recibido del gran capital y las grandes empresas, y una manera de hacerlo será no impedir que Rajoy siga en Moncloa, y a Pedro Sánchez algunos de los “barones” de su partido ya le están lanzado mensajes para que se deje, si es que tiene alguna, de veleidades izquierdosas y pase a la oposición dejando, con su abstención, que gobierne el PP.

De Podemos y sus confluencias escribiré un día de estos, creo que ellos han sido los grandes perdedores, deben analizar el porqué del batacazo electoral que se han dado, mi opinión es que, tal como está España, han tocado techo electoral y tan sólo en Catalunya han obtenido un triunfo, por cierto los catalanes, una vez más, han votado diferente, el PP y Ciudadanos en tierras catalanas tienen poco que hacer, tal vez por ello el Ministro del Interior dedica su trabajo, por el que le pagamos, a intrigar y lanzar falsedades y mentiras con el fin de eliminar a sus contendientes. España es un casino donde, como siempre, gana la banca con la ayuda de algunos partidos y con los votos de unos ciudadanos que todavía no se han enterado que lo son y creen que son, y tal vez, quieren seguir siendo súbditos. Franco hace años que murió pero sus herederos ideológicos y el franquismo sociológico siguen bien vivos entre nosotros.

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