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Cualquier conato de entusiasmo nace viciado

Ilusionados..., pese a la realidad

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O bien, la realidad es una ilusión como otra cualquiera. Al tiempo, la ilusión confirma su presencia, es real, aquí las tenemos, reclamando su sitio, ante la desmesura de las inclemencias. Podemos afirmar sin amagos de duda lo siguiente: Si no fuera por los gramos de ILUSIÓN, caeríamos aplastados por las toneladas de residuos tóxicos. No me olvido, no, aunque no pesen, del simple abandono de los menos favorecidos, de las inmundicias psicológicas o de los malos tratos; ejemplos notorios de basura incontrolada. ¡Albricias! Cuando descubrimos esas pepitas de oro contenidas en las pequeñas partículas ilusionantes. Su hallazgo moverá obstáculos que parecieran insalvables; no debiéramos descuidarlas.

Como sucede con cierta frecuencia, buscamos desaforados por fuera, mientras la magia de las soluciones emana desde los interiores de cada persona. Uno de esos manantiales ubérrimos radica en la cualidad de percibir el GUSTO por ciertas actuaciones. Detectamos el bueno y el mal gusto, asentados ambos en las personas, de forma cambiante, en determinados momentos; no siempre actuamos con buen gusto. Aunque habrá quienes no tengan remedio, la gente de muy mal gusto. El gusto nos aboca a la tesitura de esmerarnos en el aprovechamiento de las vertientes satisfactorias, surgen desde las salpicaduras ocasionales de buen gusto y gente habituada al mismo.

El gusto es una de las aristas de la LIBERTAD personal, generadora de anhelos, evocadora de las mejores sensaciones, siempre que sean las elegidas, claro. Es lo propio de la opción entre dos propuestas. En el ámbito de los gustos, nos abren a los espacios venturosos y a las desventuras deleznables; desde una liberación personal intransferible. Es lo que va del deleite al enfangamiento. Las demás circunstancias influyen, pero el mar de fondo del gusto, marca con su oleaje la presencia de cada ciudadano. Luego vendrá la valoración de si fuera posible la educación entorno a sus bondades; o por el contrario, si lo consideramos inmodificable. Siempre bajo el prisma de la personalidad, fraguada con un sin fin de condicionantes.

Cualquier conato de entusiasmo nace viciado, cuando parte desprovisto de un mínimo de EMPATÍA hacia el resto de seres humanos. Ante las dificultades abrumadoras, porqué abrazaremos la desidia a la hora de sentirnos participantes de la existencia en común. No parece suficiente argumento el de considerarse autosuficientes, dada la evidencia de las carencias arrastradas. Desbarran quienes asumen la creencia en la autonomía plena de cada individuo distanciado de los demás; les contradicen la física, la biología, la psicología. La auténtica ilusión sólo adquirirá prestancia , sólo será real, cuando las personas autónomas se convenzan de su implicación en el seno del conjunto, pleno a su vez de conexiones.

Podemos elegir la muerte, con decisión, resulta fácil llegar a su presencia. La opción de arriesgar la vida es patente; en ocasiones, convencidos u obligados por ideas o intereses ajenos, Aunque es más subyugante la posibilidad de asumir la libertad propia en las decisiones cruciales, como un DON PROYECTIVO, de cara a mejorar las aportaciones existenciales, en las vertientes personal y comunitaria. El campo de acción es muy amplio, desde los niños de la familia a los del ancho mundo, allegados o gente desconocida; en la multitud de sectores en los cuales se esparce la vida. Este sería un egoismo radical, el de un ejercicio responsable, comprometido con los mejores proyectos. La ilusión lanzada desde la libertad personal al entorno inmenso.

Semejante aventura provoca vibraciones incomparables, la emoción temblorosa de lo sublime; alejados de los subterfugios e indecisiones; encaminados a la felicidad. En este nivel de compromiso sobran las palabras, son más expresivos los silencios y las actuaciones; abordados por preguntas acuciantes, dudas, luces y sombras; porque la INCERTIDUMBRE es una compañera pertinaz. Las intenciones apenas sobrepasan la intuición. Dichas dificultades operan en cada movimiento, al tiempo de convertir a la ilusión en la mayor aventura personal. Visto nuestro poco trato con la seguridad, las decisiones adoptadas son temerarias por naturaleza; pero las más gratificantes tras el esfuerzo realizado. Cualquiera de los empeños es arriesgado, viajamos con ese sino.

La amplificación existencial a través de la empatía, de las ilusiones, del decisivo don aventurado en los proyectos; no sólo tropezará con obstáculos naturales, también con el conflicto dinámico de la convivencia. Discurrimos en los LÍMITES diversos, a los cuales nos vemos sometidos. Como dijo Eugenio Trías, somos seres limítrofes, por lo insatisfactorio y por la apertura hacia los horizontes. El nacimiento, la muerte, el conocimiento, el alcance de los sentidos; están forjados a base de limitaciones; toda una cura de humildad, si aún hubiera sitio para este sentimiento en el siglo XXI. Pero, como hecho curioso, el misterio global con sus múltiples ramas, estimula las averiguaciones y los sentimientos; con la ilusión puesta en avances consistentes.

Desde los impedimentos naturales, pronto percibimos la incapacidades llevadas a cuestas, sólo alcanzamos a ciertos objetivos. También es cierto, desconocemos en gran manera el verdadero potencial propio; porque de manera simultánea, rondamos por el caos interno, expuestos al extenso caos exterior. Supuestos ámbitos caóticos, dado el progresivo descubrimiento de las reglas subyacentes en lo que creíamos un desarreglo azaroso universal, Tenemos la posibilidad de subir peldaños en una CONQUISTA interminable; cumpliendo obligaciones, atendiendo a los deseos, laborando por el plan de vida adaptado a las características propias. Dicho en verso puede quedar así:

Cotas de libertad
Este cuerpo aquí se queda
El alma va de escapada
El cuerpo desaparece
El alma se desvanece

Con cuerpo y alma en alzada
Del yo no sabemos nada
Peregrinamos sin más
Al borde de las veredas

El alma nos lleva al trote
En busca de algún disfrute

Somos muy libres en eso
La elección del embeleso.

Cuando los condicionantes apabullan, en una sucesión imparable de circunstancias externas; puede parecernos intransitable el trayecto personal, no vislumbramos opciones. En ese punto ciego resultan cruciales los mencionados gramos de ilusión, nos introducen en situaciones de riesgo permanente; en la DISYUNTIVA entre el mal radical cuando las decisiones no toman en cuenta al resto de las personas y la fascinante intervención en un ejercicio de integridad, sin omisiones ominosas. Toda una exhibición ilusionada de natación contra la corriente.

Ilusionados..., pese a la realidad

Cualquier conato de entusiasmo nace viciado
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 3 de junio de 2016, 01:20 h (CET)
O bien, la realidad es una ilusión como otra cualquiera. Al tiempo, la ilusión confirma su presencia, es real, aquí las tenemos, reclamando su sitio, ante la desmesura de las inclemencias. Podemos afirmar sin amagos de duda lo siguiente: Si no fuera por los gramos de ILUSIÓN, caeríamos aplastados por las toneladas de residuos tóxicos. No me olvido, no, aunque no pesen, del simple abandono de los menos favorecidos, de las inmundicias psicológicas o de los malos tratos; ejemplos notorios de basura incontrolada. ¡Albricias! Cuando descubrimos esas pepitas de oro contenidas en las pequeñas partículas ilusionantes. Su hallazgo moverá obstáculos que parecieran insalvables; no debiéramos descuidarlas.

Como sucede con cierta frecuencia, buscamos desaforados por fuera, mientras la magia de las soluciones emana desde los interiores de cada persona. Uno de esos manantiales ubérrimos radica en la cualidad de percibir el GUSTO por ciertas actuaciones. Detectamos el bueno y el mal gusto, asentados ambos en las personas, de forma cambiante, en determinados momentos; no siempre actuamos con buen gusto. Aunque habrá quienes no tengan remedio, la gente de muy mal gusto. El gusto nos aboca a la tesitura de esmerarnos en el aprovechamiento de las vertientes satisfactorias, surgen desde las salpicaduras ocasionales de buen gusto y gente habituada al mismo.

El gusto es una de las aristas de la LIBERTAD personal, generadora de anhelos, evocadora de las mejores sensaciones, siempre que sean las elegidas, claro. Es lo propio de la opción entre dos propuestas. En el ámbito de los gustos, nos abren a los espacios venturosos y a las desventuras deleznables; desde una liberación personal intransferible. Es lo que va del deleite al enfangamiento. Las demás circunstancias influyen, pero el mar de fondo del gusto, marca con su oleaje la presencia de cada ciudadano. Luego vendrá la valoración de si fuera posible la educación entorno a sus bondades; o por el contrario, si lo consideramos inmodificable. Siempre bajo el prisma de la personalidad, fraguada con un sin fin de condicionantes.

Cualquier conato de entusiasmo nace viciado, cuando parte desprovisto de un mínimo de EMPATÍA hacia el resto de seres humanos. Ante las dificultades abrumadoras, porqué abrazaremos la desidia a la hora de sentirnos participantes de la existencia en común. No parece suficiente argumento el de considerarse autosuficientes, dada la evidencia de las carencias arrastradas. Desbarran quienes asumen la creencia en la autonomía plena de cada individuo distanciado de los demás; les contradicen la física, la biología, la psicología. La auténtica ilusión sólo adquirirá prestancia , sólo será real, cuando las personas autónomas se convenzan de su implicación en el seno del conjunto, pleno a su vez de conexiones.

Podemos elegir la muerte, con decisión, resulta fácil llegar a su presencia. La opción de arriesgar la vida es patente; en ocasiones, convencidos u obligados por ideas o intereses ajenos, Aunque es más subyugante la posibilidad de asumir la libertad propia en las decisiones cruciales, como un DON PROYECTIVO, de cara a mejorar las aportaciones existenciales, en las vertientes personal y comunitaria. El campo de acción es muy amplio, desde los niños de la familia a los del ancho mundo, allegados o gente desconocida; en la multitud de sectores en los cuales se esparce la vida. Este sería un egoismo radical, el de un ejercicio responsable, comprometido con los mejores proyectos. La ilusión lanzada desde la libertad personal al entorno inmenso.

Semejante aventura provoca vibraciones incomparables, la emoción temblorosa de lo sublime; alejados de los subterfugios e indecisiones; encaminados a la felicidad. En este nivel de compromiso sobran las palabras, son más expresivos los silencios y las actuaciones; abordados por preguntas acuciantes, dudas, luces y sombras; porque la INCERTIDUMBRE es una compañera pertinaz. Las intenciones apenas sobrepasan la intuición. Dichas dificultades operan en cada movimiento, al tiempo de convertir a la ilusión en la mayor aventura personal. Visto nuestro poco trato con la seguridad, las decisiones adoptadas son temerarias por naturaleza; pero las más gratificantes tras el esfuerzo realizado. Cualquiera de los empeños es arriesgado, viajamos con ese sino.

La amplificación existencial a través de la empatía, de las ilusiones, del decisivo don aventurado en los proyectos; no sólo tropezará con obstáculos naturales, también con el conflicto dinámico de la convivencia. Discurrimos en los LÍMITES diversos, a los cuales nos vemos sometidos. Como dijo Eugenio Trías, somos seres limítrofes, por lo insatisfactorio y por la apertura hacia los horizontes. El nacimiento, la muerte, el conocimiento, el alcance de los sentidos; están forjados a base de limitaciones; toda una cura de humildad, si aún hubiera sitio para este sentimiento en el siglo XXI. Pero, como hecho curioso, el misterio global con sus múltiples ramas, estimula las averiguaciones y los sentimientos; con la ilusión puesta en avances consistentes.

Desde los impedimentos naturales, pronto percibimos la incapacidades llevadas a cuestas, sólo alcanzamos a ciertos objetivos. También es cierto, desconocemos en gran manera el verdadero potencial propio; porque de manera simultánea, rondamos por el caos interno, expuestos al extenso caos exterior. Supuestos ámbitos caóticos, dado el progresivo descubrimiento de las reglas subyacentes en lo que creíamos un desarreglo azaroso universal, Tenemos la posibilidad de subir peldaños en una CONQUISTA interminable; cumpliendo obligaciones, atendiendo a los deseos, laborando por el plan de vida adaptado a las características propias. Dicho en verso puede quedar así:

Cotas de libertad
Este cuerpo aquí se queda
El alma va de escapada
El cuerpo desaparece
El alma se desvanece

Con cuerpo y alma en alzada
Del yo no sabemos nada
Peregrinamos sin más
Al borde de las veredas

El alma nos lleva al trote
En busca de algún disfrute

Somos muy libres en eso
La elección del embeleso.

Cuando los condicionantes apabullan, en una sucesión imparable de circunstancias externas; puede parecernos intransitable el trayecto personal, no vislumbramos opciones. En ese punto ciego resultan cruciales los mencionados gramos de ilusión, nos introducen en situaciones de riesgo permanente; en la DISYUNTIVA entre el mal radical cuando las decisiones no toman en cuenta al resto de las personas y la fascinante intervención en un ejercicio de integridad, sin omisiones ominosas. Toda una exhibición ilusionada de natación contra la corriente.

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