En la estela de sus predecesores, Francisco, el Papa, clama para que no se apague en las conciencias el sueño de la Paz, para que el mundo no se acostumbre a esta trágica quiebra de humanidad. Posibilitar el final de una guerra que trae consigo la muerte de miles de personas, un número sin fin de desplazados, familias destrozadas y personas que pierden todo lo que tienen, es una tarea prioritaria para el Papa y para toda la Iglesia, que no deja de rezar incesantemente por el milagro de la paz.
Al cumplirse el primer aniversario de la invasión, Francisco ha dirigido un llamamiento a los líderes del mundo para que se comprometan en poner fin al conflicto, promuevan un alto el fuego y el inicio de negociaciones de paz, recordando que “nunca será una verdadera victoria la que se construya sobre las ruinas”.
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