No solo en España, a nivel mundial, e impulsada con convicción por los últimos papas, existe hoy un fecundo diálogo entre cristianos y musulmanes que resulta de vital importancia para la cohesión de sociedades crecientemente plurales. Por otro lado, previene la perversa instrumentalización del nombre de Dios para justificar cierta violencia.
Lo que subrayamos es que el sacristán asesinado en Algeciras, murió confesando al “Dios de la vida, de la compasión y del amor”, como dijo en el funeral monseñor Zornoza, obispo de Cádiz. El mismo Dios de la vida y la alegría que seguirá anunciando en Algeciras el salesiano Antonio Rodríguez, herido y felizmente repuesto para la celebración, el pasado día 31 de enero, en la celebración de la fiesta de San Juan Bosco.
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