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¿Qué Odisea escribiría Homero si viviera en este tiempo?

La odisea en tiempos tuiteros

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El itinerario de Ulises y su gente una vez expulsados de Troya por los obuses de Al-Asad o de Daesh (la traducción griega no lo deja claro), pasaba necesariamente por el reino del ciclope Erdogan, uno de esos tiranos útiles cuya misión era ahorrarle continuamente trabajos a sus superiores. La comitiva de Ulises permaneció empantanada varios meses en un lugar donde no eran bienvenidos pero que a la vez tenían prohibido abandonar, hacinados a la espera que alguien tomara alguna decisión sobre su suerte. Las enfermedades (la desesperación la más grave de ellas) movieron a esta gente a buscar alternativas que pasaban por cruzar el estrecho que les llevaba al continente prometido. Bebedores de sangre humana profesionales surgieron entonces de todos los puntos cardinales para ayudar a estas almas en pena a burlar los servicios de seguridad del ciclope, y a cegar sus cámaras de vigilancia a cambio de esquilmarlos. En esquifes podridos les invitaron a cruzar el Egeo, dejando muchos la piel en el intento. Los que alcanzaron Grecia descubrieron que desobedecer a aquel gendarme de un solo ojo les ocasionaría muchos problemas.

Poseidón, reunido de urgencia en sus instituciones de Bruselas, fue parco en palabras pero no así en instrucciones. La odisea de Ulises y los suyos en busca de un lugar donde asentarse fue convirtiéndose en una tortura lenta, aderezada por todas las trabas burocráticas imaginables. Circe la maga, conocida en otros ámbitos como “La opinión pública”, pasó de horrorizarse con la multitud descontrolada que atravesaba sus territorios, a empatizar con su desgracia e incluso mostrar algún apoyo, moral en cualquier caso. Según cruzaban estados hacia el corazón de Europa, los llamados “refugiados” fueron sucesivamente “comprendidos”, “solidarizados”, “acusados”, “temidos”, estigmatizados”, “condenados”, “admirados”, “recordados” y finalmente “frenados” en un punto donde las naciones teóricamente más avanzadas decidieron pintar un “Hasta aquí”. Sus voceros oficiales comenzaron seguidamente una programación compuesta casi exclusivamente de cantos de sirena, mediante los cuales trataban de convencer a familias que habían cruzado a pie más de 2000 km de presunta civilización, que contarían con toda su simpatía y solidaridad si aceptaban dar marcha atrás y asentarse en las inhóspitas tierras de Erdogan, donde como informaron puntualmente al propio Ulises, tenían información fidedigna que les estaba esperando una nueva Penélope.

La odisea en tiempos tuiteros

¿Qué Odisea escribiría Homero si viviera en este tiempo?
Ángel Pontones Moreno
lunes, 14 de marzo de 2016, 09:50 h (CET)
El itinerario de Ulises y su gente una vez expulsados de Troya por los obuses de Al-Asad o de Daesh (la traducción griega no lo deja claro), pasaba necesariamente por el reino del ciclope Erdogan, uno de esos tiranos útiles cuya misión era ahorrarle continuamente trabajos a sus superiores. La comitiva de Ulises permaneció empantanada varios meses en un lugar donde no eran bienvenidos pero que a la vez tenían prohibido abandonar, hacinados a la espera que alguien tomara alguna decisión sobre su suerte. Las enfermedades (la desesperación la más grave de ellas) movieron a esta gente a buscar alternativas que pasaban por cruzar el estrecho que les llevaba al continente prometido. Bebedores de sangre humana profesionales surgieron entonces de todos los puntos cardinales para ayudar a estas almas en pena a burlar los servicios de seguridad del ciclope, y a cegar sus cámaras de vigilancia a cambio de esquilmarlos. En esquifes podridos les invitaron a cruzar el Egeo, dejando muchos la piel en el intento. Los que alcanzaron Grecia descubrieron que desobedecer a aquel gendarme de un solo ojo les ocasionaría muchos problemas.

Poseidón, reunido de urgencia en sus instituciones de Bruselas, fue parco en palabras pero no así en instrucciones. La odisea de Ulises y los suyos en busca de un lugar donde asentarse fue convirtiéndose en una tortura lenta, aderezada por todas las trabas burocráticas imaginables. Circe la maga, conocida en otros ámbitos como “La opinión pública”, pasó de horrorizarse con la multitud descontrolada que atravesaba sus territorios, a empatizar con su desgracia e incluso mostrar algún apoyo, moral en cualquier caso. Según cruzaban estados hacia el corazón de Europa, los llamados “refugiados” fueron sucesivamente “comprendidos”, “solidarizados”, “acusados”, “temidos”, estigmatizados”, “condenados”, “admirados”, “recordados” y finalmente “frenados” en un punto donde las naciones teóricamente más avanzadas decidieron pintar un “Hasta aquí”. Sus voceros oficiales comenzaron seguidamente una programación compuesta casi exclusivamente de cantos de sirena, mediante los cuales trataban de convencer a familias que habían cruzado a pie más de 2000 km de presunta civilización, que contarían con toda su simpatía y solidaridad si aceptaban dar marcha atrás y asentarse en las inhóspitas tierras de Erdogan, donde como informaron puntualmente al propio Ulises, tenían información fidedigna que les estaba esperando una nueva Penélope.

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